Los vecinos de Retortillo se han volcado con la reparación de unos de los retablos de su iglesia parroquial. No se trata del principal del templo pero sí es el que más dañado estaba después de sucesivas intervenciones en el resto del patrimonio. El pasado mes de agosto se lanzó la llamada de atención sobre el estado del retablo y la necesidad de que los hijos del pueblo colaboraran con su reparación. Rufina Andrés es una vecina que afirma que «casi todo el mundo ha contribuido con lo que ha podido».
A la buena disposición de los vecinos se suma el hecho de que se venían años ahorrando los donativos que los ofrecen para alzar de los banzos durante las fiestas. Se llegan a dar entre 200 y 500 euros para cumplir con una promesa o simplemente seguir participando de la tradición. También han contado con la recaudación de la venta de estampas con la imagen y la oración a la Virgen del Prado que se agotaron en poco tiempo. Gracias a esos ahorros ahora se puede afrontar con garantías la puesta a punto de un retablo que a punto estaba de venirse abajo.
El párroco, Alberto de Miguel, reconoce que «había que hacer un esfuerzo que supone más de 32.000 euros, la respuesta de los vecinos ha sido muy buena y parece que llegaremos a poder pagarlo». Esperan que la puesta a punto finalice antes de la Semana Santa para que la parroquia luzca en todo su esplendor mientras que los vecinos están contentos viendo el fruto de su colaboración. «La parroquia de Retortillo también está sufriendo la despoblación pero merecen ser cuidados y atendidos», afirma.
El trabajo en el retablo, de seis metros de altura, comenzó a finales de noviembre y algún quedan aproximadamente otros dos meses de intervención, en la parroquia esperan que para la Semana Santa se pueda disfrutar. El equipo formado por los restauradores Paqui Diestro y Alejandro Pajares con los que realizan las labores tanto en la propia parroquia como en el taller.
El de Retortillo es un retablo barroco de la segunda mitad del siglo XVII dedicado en su hornacina central a un Cristo Crucificado y en elementos decorativos de la pieza se encuentran referencias a la Pasión que era un tema frecuente en ese tiempo. Paqui Diestro considera que este Cristo pudo tener un uso procesional pese a que ahora prácticamente ya no se saca de la hornacina. Además también consta de otras tres imágenes como son un San José, una que podría ser una Santa Teresa de Jesús y otro Santo Domingo de Guzmán pero «en un caso ha perdido los atributos y en el otro caso no hay nada que nos pueda orientar en este sentido, está pendiente del estudio histórico .
Según la restauradora, está intervención se lleva a cabo por necesidad puesto que el retablo está en muy mal estado con un ataque agudo de insectos xilófagos que «estaba destrozando la estructura interna de la madera, lo que hace que se debilite, se empiecen a desprender zonas y peligre por desprendimiento el propio retablo en sí». Cuenta Diestro que los amarres al muro se habían soltado por la parte posterior y «en uno de los extremos ya estaba consiguiendo que el retablo se fuera ladeando». Si no se paran esos problemas que sufre el retablo este hubiera acabado en el suelo. El retablo mayor y los dos laterales ya están restaurados. «Hay que reconocer el esfuerzo de pueblo con una población muy disminuida para querer mantener los elementos de patrimonio artístico que tienen en la iglesia, hay que alabar eso», afirma Diestro.