Una iglesia del S.V en Vildé

Diego Díez Corral
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La lápida funeraria fue recortada para usarse de dintel de una ventana

Una iglesia del S.V en Vildé

Esta lápida funeraria encontrada en Vildé que había sido recortada para servir de dintel de una ventana antes de ingresar en el Museo para su conservación e investigación, hoy ocupa un lugar destacado dentro de la exposición permanente. Su importancia es grande ya que se conservan muy pocos documentos epigráficos en la península ibérica del cristianismo primitivo en Hispania y su implantación en pugna con el paganismo romano.

En origen estuvo situada, probablemente, en la iglesia en donde fue enterrada Anduires, mujer poderosa dentro de su familia y su comunidad en algun momento de los siglos V, VI o VII d.C. quien junto a su marido, cuyo nombre también es de ascendencia germánica, construyó o constituyó esa eclesia. La estela ofrece importantes datos: se les titula inlustres lo que hace referencia a importantes valores morales reconocidos socialmente, se indica que tuvieron un longevo matrimonio, de más de treinta años, y tuvieron hijos. El marido es también vir inlustres, una clasificación moral claramente romana que aparece desde la época de Valentiniano I cuando éste estableció una jerarquía dentro del ordo senatorial. Las mujeres comenzaron a ser tratadas como clarissimae o inlustres feminae a partir de Marco Aurelio, cuando el ordo senatorial, hasta entonces restringido a los hombres, se abrió también a las mujeres. 

Así, Anduires era una mujer que había seguido una vida cristiana y que, por ello, alcanzaría la salvación eterna; la afirmación y propagación del credo cristiano al pretender inculcar, en aquellos que leen las inscripciones, una visión sencilla de los principales dogmas y valores de la Iglesia cristiana, tiene la singularidad de que proceda de una persona no eclesiástica. Con casi total seguridad era una mujer de familia poderosa, con antecedentes germanos pero hispanoromana. Ello permitiría fechar la estela en el s.V d.C. 

Por la calidad de la epigrafía, sabemos que debieron pertenecer a la aristocracia terrateniente, latifundista, de alto nivel socioeconómico, tal vez posesora junto a su marido de una villa en el actual término de Vildé. En fechas similares se conocen nombres de ascendencia germánica no necesariamente visigodos. En cualquier caso es uno de los testimonios más antiguos conocidos de la constitución de una iglesia. Se han manejado varias hipótesis al respecto: que se tratara de la construcción de una iglesia en donde más tarde sería enterrada o que se refiriera a la constitución de una iglesia entendida esta como la reunión de fieles con fines de celebración litúrgica y oración, en cuyo caso podría tratarse de la asignación de una habitación de la propia vivienda, probablemente una villa, dedicada a ello. Creemos en la primera interpretación en cuyo caso nos hallaríamos ante el testimonio más antiguo de una iglesia construida en la provincia aunque no haya sido localizada.

Sea cual sea la fecha entre esos siglos, que en el estado actual de la investigación no podrá corroborarse atendiendo tan solo a la estela y su escritura, se asiste en esos momentos a

transformaciones muy profundas en la Hispania tardoantigua con la instauración de un reino visigodo y el cambio de mentalidad religiosa que ahora será cristiana, olvidándose el antiguo politeísmo de la religión romana. 

En el 313 Constantino el Grande y Licinio, como emperadores romanos del imperio de Occidente y de Oriente, respectivamente, habían firmado el Edicto de Milán mediante el cual se promulgaba la libertad de culto y la tolerancia del cristianismo. Sin embargo esta nueva religión tardó en convertirse en la única pese a que en ese momento existieran aproximadamente 1500 sedes episcopales semiocultas y de los 45 millones de habitantes que se han calculado para el imperio romano, casi cinco millones podrían haber sido ya cristianos de un modo silencioso y oculto, cristianos que ya rendían culto a numerosos mártires.

En el interior de Hispania, como en otras áreas no centrales del imperio romano, el paganismo se fortaleció ante la amenaza percibida del cristianismo. Y este encontró su refugio en el entorno familiar, propietarios, siervos y esclavos, de algunos terratenientes. Como sabemos, el cristianismo desterró a la religión romana al olvido y la cultura visigoda será ya plenamente cristiana creando las bases de la Edad Media y más tarde del estado moderno y la cultura occidental.

La estela mide 140 cm de altura y en ella pude leerse con dificultad, por su fractura en el lado derecho y por la pérdida de algunos renglones inferiores, la siguiente leyenda: 

[ + ] in nomine Domin[i, 

loc]us Anduires, inlis

[femina]e, qui hanc ecle

[siam] cum uiro suo 

[And]uiro, inluste. 

[....], fecerunt. 

[fue]runt par

[ticipes an]nos XXXV; 

[quat]er nutri

[uera]nt filios. re

[cessit] supradicta

matrona in pace

et in summa ca[s]

titate cum cert[ol...].

El mensaje epigráfico funerario está impregnado del sentimiento cristiano que desde los comienzos del siglo III d.C. se había extendido a los mensajes escritos con intención publicitaria. Desde sus primeras manifestaciones en las catacumbas romanas, la epigrafía cristiana se enriqueció con de palabras y expresiones de fe, creando un lenguaje propio de conceptos, signos y símbolos cuya mejor materialidad puede verse en los epitafios. La idea esencial era transmitir que el camino cristiano, su vida, llevaba a la eternidad tras la muerte. Esta certeza hizo que en ocasiones figurara domo dia natalis el día de la muerte es decir, considerar la fecha del óbito el verdadero nacimiento.