A la búsqueda de vida

Javier Villahizán (SPC)
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La misión Mars 2020 de la NASA encabeza la carrera por la conquista de Marte con el envío del rover Perseverance y el helicóptero Ingenuity al planeta rojo, por delante de la ExoMars de Rusia y la UE, prevista para 2022, y de la china Tianwen

A la búsqueda de vida

Suena a ciencia ficción, pero el ser humano vuelve a la carrera espacial con toda la intensidad para conquistar el Universo, como ya lo hiciera en pleno siglo XX. Aunque ahora el objetivo es mucho más ambicioso: buscar vida en Marte, realizar viajes humanos a la Luna, hacer turismo espacial e incluso llevar a cabo viajes interestelares.

Ahora, la competencia se centra en quién es el primero que llega al planeta rojo y logra encontrar vida. Por el momento hay hasta cuatro proyectos diferentes para estudiar Marte, aunque es el de la NASA (EEUU) el más destacado, al que se unen las misiones de China, Emiratos Árabes y Rusia junto a la Unión Europea.

La agencia estadounidense lanzó el pasado 30 de julio el rover Perseverance, dentro del proyecto Mars 2020, con destino a Marte y previsiblemente llegará a este astro el próximo febrero. 

El Perseverance completará al Curiosity, que tras ocho años de trabajo ha estudiado la posibilidad de que Marte albergase vida. Ahora es el nuevo vehículo el que se encargará de buscar señales de que el planeta rojo tuvo las condiciones apropiadas en el pasado para poseer vida, al tiempo que buscará señalas de existencia microbiana.

Para lograr estas respuestas, la misión de Estados Unidos está equipada con tecnología pionera, desde instrumentos para medir la composición molecular de las rocas marcianas hasta un helicóptero que se llama Ingenuity.

Este explorador es el vehículo más grande, pesado y sofisticado que ha enviado Washington en una misión de estas características y se espera que el Perseverance descienda en un cráter de 45 kilómetros de diámetro al norte del ecuador del planeta para que investigue allí la tierra y las moléculas que puedan haber del pasado. Lo científicos saben que el rover se posará sobre lo que fue un lago hace 4.000 millones de años, por lo que la posibilidad de encontrar huellas de vida pretérita no es tan remota.

Además, la NASA espera que las misiones futuras puedan recolectar las muestras que encuentre el explorador para traerlas de vuelta a la Tierra. Se prevé que el Perseverance recorra el suelo del planeta rojo por lo menos durante un año marciano, unos 687 días terrestres. 

Este vehículo será el quinto enviado por la NASA a Marte. En 1997, Sojourner aterrizó en el astro como parte de la misión Mars Pathfinder y envió datos e imágenes durante unos tres meses. En 2004 llegaron los vehículos Spirit y Opportunity, que por primera vez recorrieron grandes distancias hasta que en 2007 y 2018, respectivamente, dejaron de estar operativos. Curiosity es el único que permanece activo desde 2012 en el cráter Gale. Hace solo dos años aterrizó el modulo InSight, un laboratorio geofísico encargado de explorar el interior del planeta. Para ello, el robot ya ha logrado enterrarse por completo en la arena con la finalidad de tomar la temperatura del terreno y llegar así a una profundidad de tres metros.

Vuelos en otros mundos

El Perseverance lleva incorporado algo inédito, como es un pequeño helicóptero o dron de 1,8 kilos, Ingenuity, que será el primero que vuele en los cielos del planeta rojo. Se trata de una prueba de alto riesgo que prevé demostrar si es posible realizar un vuelo propulsado en la atmósfera de Marte, 100 veces menos densa que la de la Tierra. Si se consigue, la NASA podría abrir una nueva era de exploración aérea en otros mundos conocidos.

A este equipo se unen los instrumentos con los que cuenta el rover. Entre ellos está el MEDA, que es una estación meteorológica capaz de realizar mediciones como la velocidad del viento, su dirección, el nivel de humedad y la temperatura, o la cámara Mastcam-Z, que cuenta con un sistema de objetivos con los que puede captar imágenes panorámicas a color y tridemensionales de la superficie. Igualmente, el Moxie logra producir oxígeno a partir de la atmósfera marciana compuesta de dióxido de carbono. Además, el PIXL mide la composición química de las rocas; las ondas del Rimfax permite conocer las características geológicas de la tierra que se encuentra por debajo de la capa externa; y el Sherloc, que detecta minerales y moléculas orgánicas por medio del uso de láseres y cámaras.

Programa europeo

Además de la misión estadounidense, el programa de mayor envergadura es el conjunto de la Agencia Espacial Europea (ESA) y la rusa Roscosmos ExoMars, que se sumará a la búsqueda de vida microbiana en Marte en 2022 a través del rover Rosalind Franklin. El objetivo de esta misión es que el vehículo extraiga muestras de hasta dos metros de profundidad con la idea de que la existencia pudo mantenerse allí mejor protegida de las radiaciones marcianas.

Sin embargo, la primera misión que se envió al planeta rojo fue la de Emiratos Árabes. El pasado 19 de julio, el país lanzó con éxito su primera sonda. Esta pequeña, pero ambiciosa maquinaria llamada Hope, despegó desde el centro Tanegashima en Japón y pretende llegar a órbita en febrero de 2021, después de un viaje de 500 millones de kilómetros.

En solo seis años este conjunto de emiratos ha logrado lanzar un aparato que en el mejor de los casos suele demorarse cerca del doble, debido a la gran envergadura y coste del proyecto.

Se espera que Hope estudie el clima de Marte, orbitando durante todo un año marciano. Para lograr esta misión, se utilizarán lentes integradas que capturan imágenes de la superficie del cuerpo celeste.

Tan solo tres días después de que Emiratos Árabes Unidos enviara la sonda Hope, China también se lanzó a la conquista del planeta rojo con su primer proyecto independiente: la misión Tianwen-1.

El gigante asiático aumenta así la apuesta de exploración espacial, puesto que su plan consta de tres objetivos: orbitar, descender y explorar la superficie marciana. Para ello, dispondrán de un orbitador que estudiará la superficie del astro, como también de un rover que realizará la investigación en el suelo marciano.

El vehículo chino tiene media docena de instrumentos científicos, paneles solares y dos cámaras. Se prevé que explorará lugares de interés de la superficie del planeta. Su objetivo último es realizar investigaciones científicas sobre el suelo, la estructura geológica, el medio ambiente, la atmósfera y el agua.