A Antoine Griezmann le gusta reír el último y mejor. Mientras varios candidatos a consagrarse como grandes estrellas de Rusia 2018 cayeron uno tras otro, el delantero francés fue de menos a más en el Mundial y terminó de brillar el pasado viernes ante Uruguay para meter a los galos en semifinales. El jugador del Atlético Madrid, presionado por su condición de líder del equipo, y al principio condicionado por la incertidumbre que generó en torno a su futuro, ha terminado por asentarse en la competición. Y justo en el momento decisivo para su escuadra. Ocurrió ya hace dos años en la Eurocopa 2016: el ‘Principito’ despertó a partir de octavos de final y marcó cinco de sus seis goles en la fase eliminatoria, lo que le valió ser elegido mejor jugador del torneo, pese quedarse sin título ni gol en la final frente a la Portugal de Cristiano Ronaldo. También en Rusia tuvo un despegue gradual. En la fase de grupos anotó solo un tanto de penalti y, realmente, fue más noticia por la difusión del vídeo con estética de documental en el que anunció de un modo algo pomposo su decisión de seguir en el combinado colchonero.