El Aula Magna Tirso de Molina acoge desde hoy dos jornadas de un encuentro que aborda los retos del relato del pasado terrorista que ha vivido nuestro país en las últimas décadas. Prestigiosos pensadores, historiadores, politólogos y víctimas hablan sobre cómo contar ese periodo de nuestra historia reciente a las nuevas generaciones, y el papel que juega también la Universidad.

En este primer día ha participado Ana Aizpiri, quien perdió a su hermano comerciante hace ahora 30 años. Es una de las 853 víctimas mortales de ETA. "Hubo una reacción social en contra y para mí fue el momento en el que definitivamente empiezo a mirar a mi alrededor. A ser plenamente consciente de la pasividad en la que vivíamos contra ETA", recuerda.

Ocurrió en 1988. En el año 2000, ETA ponía un coche bomba contra la casa cuartel de la Guardia Civil de Ágreda. Y en 2009 se producía el último atentado de la banda antes de su disolución nueve años después. "Una historia del terrorismo que hemos padecido en España, y el que padecemos en ocasiones con el yihadismo, con el que se contribuya a deslegitimar  el uso de la violencia con pretensiones políticas", explica Florencio Domínguez, director del Centro Memorial de las Víctimas del Terrorismo, que organiza este encuentro junto con el Centro Internacional Antonio Machado.

Una cita que busca profundizar en la narrativa con la que se cuenta a los más jóvenes el pasado terrorista de las últimas décadas. Su directora, la profesora de la Universidad de Navarra María Jiménez Ramos, destaca "el boom de los productos culturales en torno a ETA". "Series de televisión, podcasts, documentales, creo que tienen que ver con el interés que despierta ese tema y es una oportunidad histórica porque hasta hace unos años hablar de este asunto de forma abierta y con libertad no era sencillo", concluye.