Ali Radjel pisa ahora el estadio del Numancia con normalidad, es su casa, pero cuando nació vivía en un ambiente muy diferente, lo hizo en Argelia, en un campamento de refugiados saharauis. Allí comenzó a jugar al fútbol antes de viajar a España, "formábamos dos porterías con piedras o mochilas", recuerda el canterano, "y hacíamos balonces como podíamos porque había días que teníamos suerte y teníamos pelota y otros no".

Su familia, como muchas otras del Sáhara, decidían buscar un futuro mejor cuando él tenía 11 años, "la gente busca una salida para venir a Europa a trabajar, mayoritariamente en España y nosotros hicimos lo mismo para buscar una vida mejor". Su adaptación no fue sencilla, "te encuentras con casas grandes, mucha gente y muchos coches, alguien que viene del desierto no está acostumbrado a esto".

Ali encontró en el fútbol su mejor salida para integrarse, "haces amigos en el parque y en la escuela, eso me ayudó a integrarme y a aprender el español". Su progresión en el Numancia va en aumento y ya ha disputado sus primeros minutos en liga ante el Real Valladolid B, "era mi sueño cuando era pequeño, poder dedicarme al fútbol en Euro0pa". Su objetivo es seguir mejorando para ayudar a su familia, "quiero hacer todo lo posible para ayudar a mis padres y amigos".

Ali Radjel, del desierto a Los Pajaritos

Con 22 años, Alí es parte del futuro del Numancia, una historia que ahora quiere escribir en las páginas de la entidad rojilla.