El doctorando Félix Gonzalo dedica su tesis a investigar los beneficios de las microalgas con el objetivo de saber hasta qué punto pueden ser capaces de depurar aguas residuales, agropecuarias o industriales. Una de las ventajas de estas algas es que sirven como sumideros de dióxido de carbono: lo captan y producen oxígeno, de forma que puede evitarse el efecto invernadero.

Para esta investigación se han utilizado muestras de cepas autóctonas de Soria, recogidas en el río Duero, puesto que el objetivo final es aplicar una depuración con estos tratamientos en entornos como los de la provincia. Además, una planta depuradora a base de microalgas podría ser hasta un 25 por ciento más económica que una depuración convencional, por lo que los costes son más asumibles en zonas de población reducida.

Este proyecto de investigación, que se lleva a cabo en la Escuela de Ingenierías Agrarias de Soria, comenzará a dar sus primeros frutos dentro de cuatro o cinco años. Es una de las diez líneas de investigación que están abiertas en el Campus de Soria. Las ventajas de hacer ciencia en un Campus como el de la capital radican en la cercanía con el personal docente y la motivación del mismo. Además, los profesionales destacan el alto nivel y la buena calidad de los resultados de todos y cada uno de los proyectos. 

Las últimas cifras publicadas por el ministerio de Educación muestran que la mitad del profesorado universitario invierte poco o nada en investigación. Desde la Escuela de Ingenerías Agrarias de Soria, sin embargo, reconocen las buenas cifras del Campus capitalino y achacan los datos a un cambio en la metodología universitaria. Desde los años 80 y 90, los nuevos docentes no solo centraron sus esfuerzos en enseñar, sino también en investigar. Por lo tanto, a medio y largo plazo, esperan que los porcentajes vayan cambiando.