"Para lo que se vende hemos tenido mucha suerte"

N.Z.
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Repartir el Gordo en la Navidad de 2006 fue un punto de inflexión. A partir de ahí, las ventas se dispararon en esta administración que repartió 375 millones pero, también, en toda la provincia.

"Para lo que se vende hemos tenido mucha suerte" - Foto: Eugenio Gutierrez Martinez Eugenio Gutiérrez Mart

Regenta una administración con historia, más de un siglo de vida repartiendo ilusión entre sus clientes. Pero, además, es una administración con suerte. En 2006 repartió 375 millones de euros con el número 20297, el mayor premio que un sorteo especial de Navidad ha dejado hasta la fecha en la provincia de Soria. María Victoria Cid es la cuarta generación de una familia lotera que estos días vive el negocio  de forma especial, «con muchos nervios y, a la vez, con mucha ilusión.Es mucho trabajo y estrés, pero merece la pena compartir sueños con los clientes», destaca. 

Para una administración de lotería, ¿qué representa el Sorteo de Navidad en el negocio?

Representa muchísimo porque estamos vendiendo esta lotería desde julio. Trabajamos seis meses vendiendo y otros tres pagando los premios, es decir, son nueve meses de trabajo. Es mucho tiempo pero, a la vez, es muy bonito y, según van llegando los días, van entrando las mariposillas en el estómago.

"Para lo que se vende hemos tenido mucha suerte" - Foto: Eugenio Gutierrez Martinez Eugenio Gutiérrez Mart¿Se vive de forma especial este sorteo con respecto a otros?

Sí, sin duda alguna. Es la guinda del trabajo de todo el año y, cuando has repartido varios premios y tan gordos, te das cuenta de que no es ¡y si me pasa!, es que ¡sé que me puede volver a pasar porque ya lo he vivido!

Aquí saben lo que es dar el premio Gordo porque en 2006 vivieron la experiencia. ¿Cómo recuerda ese día?

La verdad es que fue un día especial, muy bonito. Yo estaba en casa y el Gordo fue muy madrugador, algo que yo no soy [risas]... Oí el número y, en ese periodo de tiempo cortito que transcurre entre que cantan el número y dicen dónde se ha repartido, pensé ¡yo lo he dado! Le dije a mi familia, ¡chicos que esta vez sí que lo tenemos! En la tele iban diciendo los lugares y Almazán lo dijeron el último, quizá porque aquí es donde más se había repartido, ¡375 millones! Era de esos números que se te quedan y sabía que lo había dado, sabía dónde lo había repartido y estaba súper feliz. 

A partir de ese momento, cuando estalla todo y Almazán se convierte en epicentro de la felicidad y en foco de todos los medios de comunicación a nivel nacional, ¿qué recuerda?

Recuerdo muchos gritos, llorar, reír, abrazarte con los hermanos... Llegué a la administración y había ya muchísima gente esperando. Abrí la puerta para que todo el mundo entrara pero no entró nadie y, como todos estaban en la calle, yo me salí con ellos a celebrar. Recuerdo que salí sin abrigo y, aunque hacía frío, yo realmente tenía calor de la emoción, hasta que por la noche me di cuenta de que me habían salido sabañones en los pies. Pero estaba felicísima,. 

Fue un premio repartido por toda la comarca que regó de millones el pequeño pueblo de Rebollo pero también Berlanga, Almazán... ¿Cómo fue después recibir el agradecimiento de la gente, de los vecinos de siempre?

Todavía hoy llama gente y te dice que no puede venir pero quiere que le mandes lotería porque le has dado suerte y confía en que se la vuelvas a dar. Fue muy bonito ese día pero, sobre todo, después. Hubo gente que ese día no vino porque le daba apuro salir en la tele pero después se acercó a la administración o llamó a casa para decir que le había tocado. Hubo gente también que, pasado el tiempo, nos trajo un regalo porque nos lo quería agradecer. El alcalde de una población vino en nombre de todo el pueblo a darnos las gracias... Todo eso me emocionó muchísimo y fue todo muy bonito.

¿Con qué anécdota se queda de lo que vivió gracias a aquel premio?

Me quedo con la alegría inmensa y, sobre todo, con el hecho de pensar que mi familia ha cumplido un sueño [se emociona]. Yo sabía que era una administración centenaria pero no sabía exactamente desde cuándo estaba operativa. Buscando entre los papeles hemos encontrado la licencia original y, también, que se han dado varios premios y que en el año 68 ya dimos el posterior al Gordo en Navidad. Ese premio de 2006 fue para mis bisabuelos, que son los que lo fundaron, y para mi padre, que se acababa de ir hacía muy poco y estoy convencida de que nos lo mandó él...

El Gordo ha sido sin duda el premio más importante que han dado, pero es una administración con suerte. ¿Tienen contabilizados los premios que han repartido?

No tenemos constancia de todos los premios repartidos porque un siglo de historia da para mucho y, por desgracia, en los inicios no teníamos ficheros, pero sabemos que el 17 de junio de 1950 (en un sorteo de la semana) repartimos el premio Gordo al número 24375. En Navidad de 1964 repartimos el posterior al Gordo. El 2 de diciembre de 1978 dimos 400.000 pesetas al décimo con el número 12936. En los años 80 las huelgas de Correos hicieron que recibiéramos el segundo premio de la Lotería Nacional después del sorteo, de modo que el número fue devuelto pues moralmente no estaba recibido correctamente. En el Sorteo del Niño de 1989 dimos el anterior al Gordo. Yel 22 de diciembre de 2006 llegó nuestro máximo premio con el 20297.  A los nueve meses, el 11 de agosto de 2007, vino hasta Almazán el 43319 (segundo premio) con 960.000 euros. Y en el sorteo de Navidad de 2011 repartimos un tercero (02184) y un quinto (03643), que también nos hizo mucha ilusión porque dar dos premios en el mismo sorteo es tremendo. Luego también hemos dado premios en los denominados juegos activos. 

Algunos premios además han venido de números abonados que dio mi abuelo y, para mí, es un deber -a la vez que una ilusión- seguir el trabajo, la lucha y el esfuerzo que mi familia ha realizado. 

Se juega pero, al final, en el 'bombo' también entra la suerte. ¿Se consideran una administración con suerte?

Para lo que se vende, hemos tenido mucha suerte, porque al final somos una administración modesta de pueblo y, aunque es verdad que hacemos mucho esfuerzo, no nos podemos comparar con una gran administración de una ciudad. 

¿Les afecta mucho el hecho de ser una administración de pueblo?

Yo creo que sí. Y, más allá de los números, cambia mucho también en cuanto al trato. Aquí hay muchas personas con las que tenemos vínculo desde hace tiempo, porque venían ya los abuelos y ahora vienen los hijos y los nietos. Aquí es un trato muy cercano, muy personalizado, y eso es precisamente lo que a mí más me gusta. 

Soria está entre las provincias donde proporcionalmente más se juega en Navidad pero ¿es por los sorianos? ¿O por los que nos visitan que disparan las ventas? ¿O de ambos?

Es todo. Es cierto que juega mucha gente local pero también viene mucha gente de fuera, sobre todo de provincias limítrofes. Y también es cierto que, como hemos dado premios importantes, mucha gente nos llama desde cualquier punto de España y nos pide que le mandemos números. 

Lleva, a través de su familia, toda una vida viviendo este sorteo especial, ¿cómo ha cambiado?

Colecciono décimos y tengo décimos de mi abuelo y, entonces, eran más grandes, más bonitos, y se cortaban con tijera de uno en uno. Ahora vienen precortados, los pasas por una máquina, puedes validar apuestas que antes no se podía, tienes también venta por internet -que aquí realmente es poco significativa porque lo que domina es la venta por ventanilla-... Ha evolucionado y cambiado todo completamente, menos ese trato personalizado y cercano del que hablaba antes. 

¿Hasta dónde llegan los décimos de Almazán?

Nos piden de Cádiz, de Barcelona, de Galicia, de las islas... Ahora mandamos a cualquier parte de España.

¿Es gente con vinculación con Soria?

Hay de todo. Hay gente que sabe que ha tocado aquí y quieren seguir jugando de aquí. Hay gente con familia de aquí. Y luego hay gente que busca números concretos y, si están aquí, te los piden. 

¿Hay un perfil claro del jugador de Lotería de Navidad?

Creo que no. La Lotería de Navidad es un acto social, un compartir con la familia, un regalar, un acordarte de los demás, una ilusión para todos, y es un soñar. Y todo eso hace que sea algo general, algo de todos. 

¿Y cambia mucho respecto al resto de sorteos del resto del año?

Sí, la verdad que cambia mucho. Es cierto que hay una serie de clientes muy fieles que juegan todo el año, pero en Navidad es el sueño general y juega más gente. De hecho, hay mucha gente que solo juega en Navidad y yo les digo, ni hay que gastarse todo en Navidad ni hay que jugar solo en Navidad, quizá es mejor repartir para tener más probabilidades. 

Tirando de matemáticas, además, ¿es cuestión de probabilidad, no?

En la Lotería Nacional tienes más probabilidad de que te toque que en apuestas de Primitiva o del Euromillón, que es la más complicada de todas. Al final, en la Nacional hay 100.000 opciones (100.000 números). Son menos opciones que en los juegos activos, por lo que es más fácil que te toque. 

Se tiende a pensar que hay números con suerte, ¿cuáles se piden este año?

Se pide de todo. La terminación en 21 se ha acabado, pero también han pedido números relacionados con La Palma, números abonados, números familiares... se pide de todo. 

¿Qué representan los abonados?

Para mí representan una trayectoria muy importante de toda la familia, porque sé que en 1950 ya dimos un Gordo y fue en uno de los abonados, con lo cual, llevamos más de 70 años vendiendo esos fijos que van pasando de generación en generación. 

¿Cuál es el abonado más antiguo que tienen?

Hay tres que son los más antiguos, el 24375, el 17459 y el 08352, que están desde antes del 50. Pero, además de estos, hay muchos más y muy antiguos que la gente sigue jugando. 

¿Cómo les ha afectado la pandemia?

El año pasado fue muy duro porque en la historia de Loterías, en sus 250 años, jamás se había cerrado, ni siquiera en la época de la Guerra Civil, cuando se llegaron a hacer incluso dos sorteos simultáneos para que no se cruzaran los bandos. En 2020 vivimos por tanto algo histórico, pero entendimos que era algo necesario y de responsabilidad, y asumimos la decisión y nos pareció lo correcto. 

Cuando se abrió fue duro porque la gente tenía miedo, el ritmo de ventas era más lento, parte de la hostelería seguía cerrada, las empresas también hicieron menos lotería... Todo eso se ha ido recuperando poco a poco pero fue muy duro. 

¿Este año ya se ha retomado totalmente la normalidad?

Aún falta un poco pero se ha recuperado bastante. 

El año pasado las asociaciones, entidades deportivas… no tenían actividad y decidieron no vender lotería. ¿El tema de las participaciones ya se ha retomado? 

No se ha retomado del todo porque hay asociaciones o pueblos que todavía no han podido realizar actividades y, por tanto, han decidido no hacer tampoco lotería; pero hay ya parte que sí se ha retomado con normalidad porque realmente ya están  haciendo cosas como antes de la pandemia;y otros que han decidido hacer la lotería aunque no estén haciendo nada y guardar la recaudación para cuando puedan realizar actos. 

Lleva toda la vida unida a este negocio... 

Toda la vida. El año que viene, en 2022, voy a hacer veinte años como titular, pero yo me he criado entre décimos de loterías. Ahora los niños no pueden acudir a una administración y comprar lotería, lo que me parece fenomenal y creo que es lo que hay que hacer por responsabilidad, pero antiguamente los hijos ayudábamos a los padres en el negocio y yo desde bien pequeña ayudaba en lo que podía. Y siempre había algo que hacer... 

¿Y qué representa para usted trabajar en este negocio al que lleva vinculada desde antes incluso de nacer, ya que sus bisabuelos fueron los fundadores de esta administración, la única de Almazán?

Por un lado es el deber de mantener el trabajo de la familia. Y, por otro, ya no solo es vender ilusión, es también compartir, porque te das cuenta de que, a través de los premios, la gente realiza proyectos que tenían en mente. Para mí fue muy bonito cuando di el Gordo y la gente te decía que con eso iba a poder poner la calefacción en casa de sus padres, que iban a mandar a sus hijos a estudiar fuera... 

De toda esta vida unida al negocio lotero, ¿qué rescataría? ¿Qué no le gustaría olvidar nunca?

Son muchas experiencias y muchas sensaciones pero para mí el Gordo fue especial porque representó poder agradecer a los clientes, a los fieles y a los que son más puntuales, el hecho de venir a mi establecimiento y poder decirles... esto es para vosotros. 

¿Marcó un punto de inflexión el Gordo en cuanto a ventas?

Sí se notó, se notó bastante justo después, aunque es verdad que poco a poco se ha ido volviendo a la normalidad. Y este año no creo que llegaremos a las cifras de prepandemia, pero poco a poco se va recuperando. 

Tiró de las ventas en el propio negocio pero también a nivel provincial. En apenas cuatro años se duplicaron las ventas de Lotería de Navidad en Soria. ¿Otros loteros han compartido con usted esta impresión?

Sí, me lo han comentado todos. «Se ha notado mucho tu premio», me dicen. Ylos datos de consignación también lo demuestran porque, a partir de repartir el Gordo, Soria pasó a ser la primera provincia de España en cuanto a consignación, algo que antes no ocurría. Es verdad que hablamos de consignación, no de ventas, y hay que tener en cuenta las devoluciones y demás, pero el dato ya es importante. 

Y la Lotería del Niño, ¿qué supone y cómo está funcionando este año?

Realmente se junta una con otra y también tiene mucho tirón porque son premios grandes, aunque siempre es menos que la de Navidad en ventas, también porque es menos tiempo. En el Niño se juega mucho los abonados. No es como Navidad porque en Navidad son seis meses vendiendo y en el Niño además hay mucha menos emisión de décimos, pero es importante también. 

El negocio ha evolucionado. Y la clientela, ¿ha cambiado?

Sí, porque ahora está todo el tema de juegos activos y ahí es verdad que es un público un poco más joven. En la Lotería Nacional es un público habitual y, quizá, un poco más mayor, aunque los jóvenes, en Navidad, también juegan, por tradición. 

Yo hice una exposición en 2014 para conmemorar los cien años de la administración y la titulé 'la cultura a través de los décimos'. La gente se sorprendía por el título pero la realidad es que las viñetas de los décimos de antes y de ahora son un reflejo de la historia. Cada año se dedica a una temática, luego hay sorteos especiales a beneficio social... y todo eso es reflejo de la realidad, de lo que ocurre. 

Ahora a nivel social hay cierta preocupación por la ludopatía...

Se intenta cuidar mucho y desde Loterías se está muy atento de no vender a menores de 18 años, de no ofrecerles... Nosotros no tenemos un registro que nos permita ver quién es ludópata y quién no y, aunque es verdad que tenemos unas pegatinas puestas donde se informa que no se puede vender a personas 'autoprohibidas', la realidad es que no disponemos de ese listado;pero se intenta cuidar al nivel que podemos. 

Una lotera, ¿juega a la lotería?

¡Claro que sí!

¿Ya los loteros también les toca?

A mí no me ha tocado. Me encantaría que me tocara y por eso juego [risas] pero si la condición de que vuelva a dar otro premio es que a mí no me toque... ¡firmo ahora mismo! 

Hay cierto mito sobre los premios que reciben de los agraciados, ¿qué hay de cierto?

Algunos clientes a veces quieren tener un detalle y lo agradecemos, pero no recibimos nada directamente.

¿Y es habitual que los agraciados se den a conocer? 

En el sorteo de Navidad es relativamente habitual porque, al final, ves que toca a tu vecino, a tu amigo... y no son cantidades excesivas y la gente se suele animar. Eso es lo bonito, que toca a tanta gente. En Euromillón es diferente porque te toca muchísimo dinero y a ti solo... y a lo mejor no lo dices. 

Si cierra los ojos, ¿cómo sueña el próximo sorteo de Navidad?

Con volver a gritar que lo hemos dado nosotros y revivir esa sensación que te embriaga. 

¿Qué mensaje daría a solo unas jornadas del gran día?

Tenemos constancia de que los últimos días  vendimos parte del Gordo, así que me gustaría animar a la gente, porque todavía hay opciones. Y darles muchísimo agradecimiento, porque si no fuera por ellos no podríam