«De la montaña palentina a El Burgo y Pinares»

A.P.Latorre
-

Para las actuaciones con los Bardos hay que cargar muchos instrumentos

«De la montaña palentina a el burgo y pinares» - Foto: Javier Ródenas Pipó

1.En verano... ¿de fiesta en fiesta como los gaiteros?  Sí, afortunadamente, recorriendo la provincia y haciendo vivir un oficio que está presente desde la noche de los tiempos. Mira que ahora hay instrumentos muy modernos, pero la gaita, tan ancestral, sigue vigente y sigue siendo la gran protagonista en nuestras fiestas a lo largo y ancho de la provincia soriana. 

2.¿Queda tiempo para descansar y desconectar? Sí queda, cada vez más... Antiguamente el verano era casi todo seguido y había trabajo casi todos los días, pero ahora se concentran las fiestas en los fines de semana y te quedan todos esos otros días de la semana para organizar el trabajo, descansar y disfrutar del verano. 

3.¿Dónde lo hace? Me escapo a la tierra de Palencia, a las montañas, de donde es mi mujer. Y me gusta muchísimo toda la zona de El Burgo de Osma y los Pinares, Molinos de Duero [su pueblo], San Leonardo...  

4.¿Aprovecha cuando sale de Soria para empaparse de música e inspirarse? Curiosamente, en Palencia me inspiro mucho y se me ocurren muchas ideas, temas, montajes... Allí es donde realmente cargo bien las pilas y me gusta mucho, sí.

5. ¿Hace feliz a los lugareños una actuación de Bardos, Druidas y otras movidas?  Sí, rotundamente sí. Está gustando mucho el espectáculo y estamos muy contentos porque nos sentimos queridos, tenemos realmente esa sensación, de que el público es especialmente muy agradecido. 

6. ¿Qué preparáis para ir a cada actuación estival? ¿Qué cargáis en el coche? Con los Bardos no cabe todo en el coche, hay que llevar una furgoneta, con equipos de sonido e iluminación y muchos, muchos, muchos instrumentos porque la magia está en la variedad de timbres sonoros que se utilizan para dar vida al espectáculo. Es más sencillo cuando hacemos ejecución de tradiciones con el dúo de dulzainas y gaitas o de gaitas  y tambor con los Gaiteros de Soria, que sigue presumiendo de mantener la banda ancestral de tocarlo así. Y llevamos mucha ilusión para con una banda escueta, primitiva y sustancial acercar el repertorio con piezas tradicionales y temas que están más de moda.

7. ¿Valoran los jóvenes el folk? Hay gente que sí, que tiene un especial respeto por las tradiciones; y otros nada, les gusta el rock’n roll y otros géneros musicales que forman parte de la banda sonora de su vida.

8. ¿Cuáles son las diferencias de los pueblos sorianos en verano e invierno?  En cada pueblo te encuentras cosas muy dispares y es muy gracioso. Respecto al invierno, quiero decir que hay que querernos más, que la gente que estamos cuidando de esta tierra no podemos pensar siempre en hacer actividades y fiestas para los que vienen de fuera. Hay que ser un poco egoístas y pensar en nosotros mismos y en hacer cosas para disfrutar los que estamos, porque nos las merecemos. 

9. ¿Qué canción de verano escogería de su repertorio?  El Despacito sigue funcionando.

10. ¿Cómo eran tus veranos de juventud?  Cuando era joven yo me dedicaba a tocar baile con conjuntos, lo recuerdo con nostalgia. Había que currar, porque eran unas sesiones muy largas, de ocho de la tarde a diez y media y desde las doce y media hasta las cuatro o cinco de la mañana. Además, era costumbre en las tradiciones que al día siguiente, como no había dulzaineros porque todavía no había pegado el boom de la restauración, los que tocábamos por la noche hacíamos lo de por la mañana. Casi no había lugar para el descanso, terminabas a las tres de la tarde, dormías un poquito y a las cinco tenías que volver a cargar instrumentos para estar a las ocho y media en el siguiente pueblo para hacer el baile de tarde y la velada de por la noche. Yo, allá por el 87, decidió cambiar el chip y dedicarme a las músicas de tradición, porque las encontraba más tranquilas y menos ajetreadas. Recuerdo muchas anécdotas y muy buenos compañeros y muy buenos músicos.