Campaña de riego garantizada

Nuria Zaragoza
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Con las reservas actuales de Cuerda del Pozo está ya asegurada la campaña que comenzará el 1 de abril y que permite regar 26.130 hectáreas en siete zonas regables, tres de ellas en Soria

Campaña de riego garantizada - Foto: Eugenio Gutiérrez MartÁ­nez

El embalse de Cuerda del Pozo regula el Duero y abastece de agua potable a los habitantes de Soria, Garray, Almazán y, parcialmente, también a los de Valladolid y algunas poblaciones burgalesas. Sirve además para regar 26.000 hectáreas hasta su confluencia con el Pisuerga, de las que 13.000 se localizan en territorio soriano. Además, regula el suministro de los caudales ecológicos en época de estiaje, la laminación de avenidas, genera energía hidroeléctrica, abastece usos industriales... Son algunos de los usos o demandas que atiende el pantano.  

Cuando apenas ha comenzado 2020, «las expectativas anuales son muy halagüeñas ya que están garantizados los diversos usos», afirman desde la Dirección Técnica de la Confederación Hidrográfica del Duero (CHD) a la vista de la situación actual, con 192 hectómetros cúbicos embalsados (el 77,4% de su capacidad), muy por encima de la media de la década, que ronda los 154,8 hectómetros cúbicos (el 62,2%).

El por qué de esta situación hay que buscarlo en las intensas precipitaciones de las últimas semanas. «Durante el último mes se han alcanzado niveles de embalse máximos históricos para estas fechas», concretan. Desde 1995, solo en enero de 2001 se superaron los promedios de este año. 

Riego asegurado. La campaña de riego comenzará el 1 de abril y se extenderá hasta el 30 de septiembre. Según especifican desde la Dirección Técnica de la CHD, «las necesidades durante la campaña son variables», en función de «cómo se hayan distribuido las precipitaciones a lo largo del año y de la cartera de cultivos». No obstante, matizan, «habitualmente» las necesidades de una campaña de riego normal «se mueven en el entorno de los 135 hectómetros cúbicos». Así las cosas, con las reservas actuales, «está garantizada la campaña de riego» de este año, sintetizan. También las necesidades de agua de consumo vinculadas al pantano, que se pueden estimar «en el entorno de los 30 hectómetros cúbicos», resumen desde laCHD, desde donde advierten además de que «gran parte de ese volumen vuelve al río tras los procesos de depuración correspondientes». 

produciendo energía. Otro de los usos del pantano es la producción de energía hidroeléctrica limpia. No obstante, esta opción es posible solo cuando se desembalsa un «caudal mínimo». Este se consigue «de manera habitual durante la campaña de riego» pero, también, en otros momentos puntuales cuando, «por cualquier otro motivo, se desembalsa por encima de ese mínimo». Es el caso «de los desembalses controlados que se producen tras episodios de avenidas». 

En estos momentos se están desembalsando cuatro metros cúbicos por segundo y, «con el desembalse actual se está turbinando», apuntan. 

Pero ¿cómo se decide cuándo, cómo y cuánto se desembalsa? El nivel de desembalse responde, según explican desde el organismo de cuenca, «al mantenimiento del nivel del embalse en el nivel de resguardo que corresponde a la época del año». Este nivel de resguardo, cabe apuntar, se refiere al «volumen libre que se debe de dejar en el embalse para poder hacer frente a posibles futuras avenidas como las acontecidas en diciembre». 

inundaciones. Precisamente para evitar esas avenidas que pueden provocar inundaciones como las sufridas las pasadas Navidades «tiene gran importancia» la «función de laminación de avenidas» que realiza Cuerda del Pozo. «Su objetivo es evitar o minimizar los daños a personas y bienes en los tramos de río aguas abajo de los embalses en periodos de crecida de los mismos. Dichas crecidas se producen durante episodios de precipitaciones o deshielos, por las aportaciones laterales de los ríos afluentes no regulados por embalses», especifican desde la dirección técnica. En el caso que nos ocupa, por ejemplo, se refiere a las aportaciones como las del río Tera que fluye al Duero en Garray, aguas abajo de la presa. También, añaden, «por la propia cuenca de aportación de los tramos aguas abajo». 

La laminación, explican de forma resumida desde el organismo de cuenca, consiste en que «los embalses retienen, en época de importantes precipitaciones, volúmenes de agua que de otra manera circularían por los ríos». Esto permite «atenuar posibles daños». Para ello, no obstante, necesitan «disponer de volúmenes libres (los denominados resguardos). Una vez que ha pasado el episodio de precipitaciones y los caudales circulantes aguas abajo de las presas vuelven a valores normales, se proceden a desembalsar de manera controlada para volver a dejar esos volúmenes libres para futuros episodios», concretan. Así las cosas, «durante la laminación, los caudales de salida del embalse (desembalse) son mucho menores que los de entrada al mismo (aportaciones). Ese diferencial a lo largo del episodio se va almacenando en el embalse a costa de ir reduciendo los resguardos», concluyen la explicación. 

Trasladada la explicación a la situación de Cuerda del Pozo este año, reparan, «este aspecto cobra mayor importante al haberse superado los resguardos al comienzo del año hidrológico con volúmenes embalsados muy por encima de lo habitual en estas épocas». Aluden a que durante el importante episodio de precipitaciones de finales de 2019, el embalse pasó de un volumen de 177 hectómetros cúbicos el día 19, a un máximo de 216 entre los días 23 y 24, «bastante por encima del resguardo fijado». «Todo este volumen retenido en el embalse fluyó por el río durante los días de mayor caudal del Duero. Posteriormente, pasadas las borrascas y descendido el nivel de los ríos, el embalse comenzó a aumentar el desembalse de manera controlada, llegando a un máximo de 60 metros cúbicos por segundo el día 27. A partir de ahí se fue reduciendo paulatinamente hasta recuperar el nivel de resguardo. Las aportaciones que se laminaron son las provenientes de la cabecera del Duero y de sus afluentes Revinuesa y Ebrillos, con puntas de entrada superiores a los 200 metros cúbicos por segundo. Sin el efecto de laminación, los caudales circulantes por el Duero durante los episodios de avenidas hubieran sido bastantes superiores, así por ejemplo el río Cega, no regulado, llegó a aportar caudales punta de 76 metros cúbicos por segundo al Duero a la altura de Garray», relatan para aclarar la situación. 

Tras las intensas precipitaciones del último trimestre (373,2 litros por metro cuadrado), «el embalse ha laminado de manera muy considerable la avenida a costa de superar los resguardos en una fecha muy temprana. Ahora, se encuentra al nivel de resguardo definido», sentencian.