Lo que el arca de Almarza esconde

N.Z.
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El arca de Almarza y San Andrés es un «tesoro sentimental» para sus vecinos pero, también, documental. Guarda más de un centenar de textos con la historia de la dehesa que el Rey Alfonso XI otorgó a los vecinos hace siete siglos

Lo que el arca de Almarza esconde - Foto: Eugenio Gutierrez Martinez

Bajo dos llaves simétricas que custodian celosamente Almarza y San Andrés de Soria (cada pueblo atesora una y son necesarias ambas para poder abrir), en una pesada arca de roble de 122 centímetros de largo por 42 de ancho y 40 de alto, se guarda la historia, la identidad y el sentimiento de un pueblo. O, mejor dicho, de cuatro. Porque la conocida como 'arca de Almarza' es en realidad el arca de Almarza,San Andrés, Cardos y Pipahón (estos dos últimos ya desaparecidos). 

Son los cuatro pueblos a los que el rey Alfonso XI concedió en 1329 el privilegio de uso exclusivo de una fértil dehesa, la de la Mata.Reconocía así la nobleza y lealtad que sus vecinos mostraron cuando le acompañaron en la batalla. Desde entonces han pasado siete siglos, cerca de 700 años de gestión y explotación de esta propiedad común, una historia compartida donde sus titulares han tenido que hacer frente a un sinfín de adversidades para poder mantener el disfrute y posesión de esta dehesa de cerca de un millar de hectáreas, así como de la ermita de los Santos Nuevos que allí se ubica. 

Pleitos con la nobleza, disputas con organismos que imponían su titularidad, pueblos colindantes reclamando su propiedad, cuatro reyes 'reforzando' este privilegio... han dado lugar a decenas de ejecutorias, sentencias y acuerdos que se guardan en el arca de roble que cada año se intercambian Almarza y San Andrés. Pero hay también inventarios, libros de cuentas... En total, un centenar de documentos que son testimonio de la historia, testigos de la identidad, la huella de la tradición.  

Este jueves los habitantes de ambos municipios se daban cita de nuevo en el paraje de Cantogordo (donde tradicionalmente se reunían los concejos de ambos pueblos) para proceder al traslado y cumplir con una tradición que ni la pandemia del coronavirus -ni las guerras, ni las crisis, ni las epidemias anteriores- han podido frenar. Pero, ¿qué esconde ese arca? ¿Y cómo se ha conseguido conservar hasta hoy en día? ¿Dónde 'duerme' este armario para asegurar su continuidad y mantenimiento?

dos cámaras de seguridad. «Es un tesoro cultural y sentimental. Cultura porque es un fondo documental importantísimo, por el contenido del continente, por los 109 documentos que guarda, el más antiguo de 1329. Y sentimental porque supone mantener nuestra seña de identidad, porque simboliza el respeto por nuestros antepasados, porque supone un orgullo, porque es la historia de nuestros pueblos, un legado transmitido de padres a hijos durante siete siglos», explica la alcaldesa de Almarza, Ascensión Pérez, al ser cuestionada sobre lo que representa este arca. Precisamente por ello, y para garantizar que este tesoro no se perderá nunca, impulsó (en 2002) el estudio de esta base documental por parte del Archivo Histórico Provincial, lo que permitió conocer y microfilmar cada uno de los documentos que guarda el arca. Además, se mandó construir «dos cámaras de seguridad contra incendios, contra robo, con las medidas climáticas necesarias...», una en Almarza y otra en San Andrés, para asegurar la conservación de este tesoro a lo largo del año. 

Los ejercicios pares es el museo etnográfico de San Andrés el que guarda el arca, mientras que los impares el testigo recae en Almarza. «El arca solo se abre una vez al año, siempre en presencia de los dos pueblos, y el resto del año permanece guardada en el pueblo que le corresponde. No molestamos al arca en todo el año», apunta de forma simpática la regidora, quien recuerda también cómo en su día se hizo un tratamiento a este peculiar armario de madera. No se ha debido de hacer tan mal porque ni la carcoma, ni la humedad (algunas leyendas dicen que los mozos tiraron el arca el río en una disputa), ni el fuego (hubo un incendio que arrasó el Ayuntamiento de San Andrés pero ese año el arca estaba en Almarza), ni el paso del tiempo han podido con este tesoro documental. 

Solo se abre una vez al año y nadie toca nada pero, gracias al estudio que se hizo en su momento, se sabe que en el arca hay exactamente 109 documentos que se distinguen en cuatro grupos: relativos a la gestión de la dehesa, relativos a la ermita, relativos al ayuntamiento y libros y otros materiales. Hay «piezas únicas» y, también, tres sellos de plomo correspondientes a los reyes que concedieron privilegios sobre la gestión de La Mata. «Uno de 1463 de la época de Enrique IV, otro de 1483 de Isabel I y Fernando V, y otro de 1520 de Carlos, unidos a pergaminos con cordones de seda», explica Pérez apoyándose en el libro que se editó en su momento -'Documentos del Arca Archivo. Almarza y San Andrés de Soria', de María Pía Senent Díez-.

La permanencia en el tiempo es una evidencia, también la originalidad de la fiesta, y su difusión ha pasado ya también los límites provinciales, por lo que la fiesta del arca luchará de nuevo por conseguir el reconocimiento de Fiesta de Interés Turístico Regional.