Con 22 años de experiencia como maestra de infantil, Pilar Menéndez se ha tenido que adaptar a una nueva forma de dar clase, "todo es muy diferente pero también me siento muy satisfecha por ver el comportamiento de los niños", comenta con orugllo. Con la mascarilla obligatoria, las dificultades para comunicarse con los más pequeños aumentan, "con niños pequeños los gestos son fundamentales, que vean tu cara tu expresión". Ahora las miradas cobran más importancia, "además no poder tener contacto también condiciona pero estamos en una evolución constante para adaptarnos".

La comunicación es más sencilla con los alumnos de Secundaria, "a la hora de mantener un diálogo no cambia demasiado", asegura Jesús Rivera. debe adaptarse a un día a día distinto tras 24 años en la enseñanza, "aun así las miradas y expresiones ahora son más difíciles de detectar". Desde sus clases de filosofía debe enfocar la enseñanza a la situación actual, "tenemos que hacer caso a sus inquietudes y esas surgen un un diálogo en clase".

Ambos coinciden en algo, nada es ya como antes, "no recuedo un año tan peculiar y tan necesitado de educación como este", afirma Jesús. Su servicio a una profesión que aman es más necesario que nunca, "nos reafirmamos en nuestra educación", recuerda Pilar, "es duro y difícil, pero nuestro fin es tener a los niños en el aula".

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Muestran su convencimiento en la importancia de que las clases sigan siendo presenciales. El Día del Docente es solo el foco que ilumina ahora a la enseñanza como un aspecto vital de nuestra sociedad.