"Creo que este año no tenemos vacuna"

Nuria Zaragoza
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Trabaja a destajo y a contrarreloj. El diagnóstico del coronavirus está en sus manos y su capacidad de respuesta es clave. La jefa del servicio reconoce que, a pesar del refuerzo de personal y técnico, siguen yendo «justos»

"Creo que este año no tenemos vacuna"

La batalla contra la COVID-19 no solo se libra en las salas de emergencia. También lo hace, y de forma muy intensa, en los laboratorios. 

En el Laboratorio de la Unidad de Microbiología del Hospital Santa Bárbara de Soria los esfuerzos no han cesado en los últimos meses. Lo sabe bien la jefa del servicio, Carmen Aldea, quien trabaja sin descanso -respaldada por un equipo integrado por 18 personas- para  avanzar en un diagnóstico más certero que permita poner freno a la enfermedad que tiene atemorizado al mundo.

En un tiempo récord han ampliado la cartera de servicios con el fin de avanzar en un diagnóstico más preciso de los pacientes con sospecha o confirmación de la COVID-19. ¿Cómo ha sido enfrentarse a esta situación? 

Ha sido muy duro y, además, con la sensación de que siempre llegábamos tarde. Cuando queríamos poner las PCR a punto ya llevábamos un mes de pandemia. Nosotros empezamos a hacer PCR aquí el 29 de marzo, con lo cual, el primer mes mandábamos a Majadahonda, al Centro Nacional de Microbiología, todas las PCR, y eso suponía un retraso de tres días.

A finales de marzo empezamos a hacerlas aquí y eso implicó formar a los técnicos, aprender nosotros la tecnología… Todo eso se ha hecho a contrarreloj. Desde principios de abril tuvimos la inestimable ayuda de dos biotecnólogos para poder sacar el trabajo y formar a los técnicos porque nosotros, los facultativos, que sería nuestra labor, no llegábamos, teníamos que estar pendientes de los resultados y de poder validarlos. Esos dos contratos han sido claves porque han desarrollado la técnica en sí misma y luego han formado a todos.

Además, los técnicos se quedaron bajo mínimos porque hubo tres bajas por contagio en marzo, con lo cual, ya partíamos con la mitad de personal técnico. No solo había que formar a la gente nueva, había que formar a todos en la nueva tecnología. Y así seguimos todavía, ya que ahora tenemos a tres personas formándose para ampliar personal. Vamos siempre justos y a contrarreloj y con muchísima carga de trabajo, porque ahora tenemos el triple de trabajo que en marzo. Esa es la realidad y esto sigue en aumento. Siempre formando, siempre con poco personal y siempre al límite.

La tecnología ha llegado cuando el virus ya había causado estragos. ¿Cree que la carencia de equipos de protección y de reactivos de laboratorio inicial impidió hacer frente a la pandemia con más eficacia y pudo agravar las consecuencias?

Puede ser que la falta de tecnología haya hecho que la pandemia se extendiese más a nivel mundial, pero es que es un virus nuevo. Nosotros pedimos a los laboratorios reactivos sensibles, específicos, y que sean fiables, con lo cual, no podían sacar cualquier cosa. El desarrollo tecnológico que han hecho los laboratorios es encomiable pero... hay que darles un tiempo. De la noche a la mañana no se crean reactivos para detectar un agente nuevo. 

La estrategia del Ministerio exige la detección precoz de los casos con capacidad de transmisión mediante pruebas de diagnóstico molecular (PCR) en las primeras 24 horas. ¿Disponemos en Soria de métodos analíticos suficientes y tenemos capacidad para una alerta temprana? 

Ahora estamos dando en menos de 24 horas los resultados. En negativos, desde que entran al laboratorio (que también es verdad que hay zonas de la provincia que tardan más) tenemos una capacidad de respuesta de cuatro horas. En el positivo, como somos tan meticulosos y queremos asegurarnos bien y queremos hacer más genes del virus, confirmamos con PCR manual y lo damos en 24 horas.

Casi a diario oímos frases como «el virus se debilita», «el virus es más virulento», «hay una nueva cepa», «el virus ha mutado». ¿Qué hay de cierto en todo este tipo de frases? 

Todo creo que es cierto, pero entre comillas. Esto es una apreciación personal, porque realmente la bibliografía se va publicando poco a poco. 

El virus no es menos virulento ahora, depende de tu sistema inmune y que ahora estamos detectando antes los casos. Desgraciadamente, la pandemia en España apareció en los últimos coletazos de la gripe y la gente aguantaba en casa pensando que era una gripe y, cuando venía al hospital, ya llevaba una semana o diez días de sintomatología y venía, como dicen los clínicos, muy pasados, con el pulmón ya muy dañado, con dificultades para que ese tejido volviese a ser funcional. Ahora lo que ocurre es que la población está más concienciada y, a cualquier síntoma, viene. Esto supone que a los sintomáticos se les hace un diagnóstico más temprano y la evolución del paciente es mejor. Ya no hay tantos casos de neumonías tan graves pero eso no quiere decir que el virus sea menos virulento, porque realmente sigue habiendo pacientes ingresados y en la UCI. 

Y hay que tener en cuenta también que, si se descontrola la transmisibilidad, es probable que se llegue otra vez a poblaciones más vulnerables y más sensibles [donde se dan generalmente los cuadros más graves, que precisan ingreso].

Certezas no hay pero quizá sí se pueden hacer estimaciones. ¿Cree que habrá una segunda oleada de la pandemia este otoño? ¿O quizá estamos ya en una segunda oleada?

Yo no sé si hay olas, pero lo que está claro es que el virus no se ha ido. No se ha ido ni con las altas temperaturas del verano ni con nada. En el momento en que se desconfinó ha habido un aumento progresivo de casos, porque ahora estamos moviéndonos y estamos más expuestos. 

Considerando que una ola es cuando no controlas la transmisión del virus, pues creo que no hemos llegado a eso, pero es que creo que esto es una meseta, una meseta alta. La transmisión y el contagio existe. Creo que no hay olas, simplemente el virus está, se mantiene en la población y, cuanto más contactos tengamos, más se va a transmitir. 

¿El SARS-CoV-2 ha venido para quedarse? ¿O hay alguna posibilidad de extinción?

Yo creo que todos los microbiólogos, epidemiólogos, clínicos… estamos esperando que sea como el  MERS, una variante del coronavirus que estuvo dos-tres años, casi cuatro en Arabia, y luego se diluyó y no volvimos a saber de él. Como la gripe H1N1 también, que fue muy importante en 2009-2010. 

Yo creo que se va a quedar con nosotros pero, en el momento en que tengamos un poco más de inmunidad a nivel de grupo, pasará a ser otro tipo de coronavirus más, otro genotipo más de entre los seis que estudiamos habitualmente todos los años.

El problema en este caso es que aún no sabemos realmente cuánto dura la inmunidad, ¿no? 

Eso es. Lo que se está viendo es que la inmunidad se va perdiendo pero, bueno, eso también pasa con los anticuerpos de la gripe, que cada año hay que revacunar porque cambia la cepa y porque tus anticuerpos no permanecen. Hay otras infecciones como la rubéola donde los anticuerpos permanecen toda la vida pero en este tipo de virus no.

Sí que se han visto diferencias genéticas en varias cepas y se están empezando a publicar los primeros casos de reinfecciones por cepas diferentes. Porque se está multiplicando mucho y eso hace que las mutaciones sean cada vez más frecuentes.

La inmunidad se va a perder en x meses. De momento, hay pacientes que con tres meses han perdido sus anticuerpos y hay otros que con cinco o seis los están manteniendo, pero lo que se supone es que se van a ir perdiendo a lo largo de los meses.

El reto entiendo que es buscar esa inmunidad de vacuna ¿no?

La vacuna es la que estamos esperando todos como agua de mayo.

La carrera científica para dar con una vacuna todavía no ha terminado pero los acuerdos para adquirir estos preparados están llegando a línea de meta. ¿Cree acertado cómo está actuando el Gobierno en las negociaciones con las farmacéuticas?  

Yo creo que se está actuando igual que se ha ido actuando con los reactivos. La experiencia que hemos tenido es: «Asegúrate de que vayas a tener reactivos porque la demanda mundial es tan enorme que quizá la fabricación no llega a cubrirla» y, al final, firmas contratos a ciegas. 

Por responsabilidad, cada gobierno quiere asegurarse de tener una vacuna para su población, porque quizá la producción de vacunas no llega a cubrir toda la demanda y, entonces, vas un poco a ciegas. Y quizá firmas un contrato con una que es menos eficaz que la que llega dos meses más tarde… pero es que no se sabe.

Los políticos dan unos plazos y la ciencia otros. Por su conocimiento, ¿cree que podremos tener una vacuna antes de que finalice el año?

No. Ahora están empezando a hacer los ensayos de la vacuna ya en humanos. Se ha visto que crea anticuerpos pero hay que ver que esos anticuerpos sean realmente bloqueantes, neutralizantes, de un virus salvaje. La vacuna al final la vamos a comprobar cuando a la persona le tosa un contagiado y no se contagie. Eso, de momento, no lo hemos visto y esos ensayos tardan. 

Yo soy un poco escéptica y creo que para diciembre no la tenemos. Y, luego, hay que fabricarla y distribuirla. Yo creo que este año no tenemos vacuna y, cruzando los dedos, espero que la tengamos para el siguiente invierno. A ver qué pasa en este otoño, dualizando con la gripe y con otros virus respiratorios. Se supone que las mascarillas nos van a quitar muchas infecciones de vías respiratorias y tendremos menos gripe, menos rinovirus…

Hemos ido a una velocidad a la que jamás se ha ido en la historia de la ciencia. Tratar de agilizar tanto con la vacuna, ¿puede ser peligroso por ‘saltarse’ procesos básicos?

No, porque está todo muy regulado y tiene que estar aprobado por las Agencias del Medicamento tanto a nivel europeo como a nivel americano. Esos controles no se van a poder saltar. Puedes correr en el desarrollo por el conocimiento tecnológico actual pero los controles los van a tener que hacer sí o sí y ahí las agencias son muy rigurosas.

Desde las autoridades sanitarias insisten en que es fundamental seguir vigilantes y rastrear los posibles rebrotes. Ir por delante de este virus, ¿es hoy posible?

No llegamos a estar por delante porque realmente detectamos la sintomatología y, a partir de ahí, es un caso positivo que rastreamos sus contactos y, entre sus contactos, sí que podemos identificar asintomáticos; pero realmente el caso índice es porque es un pacientes sintomático que acude al sistema sanitario. 

Por delante no vamos pero es verdad que ese gran esfuerzo de los rastreadores, de cercar cuanto más los contactos y hacerle una PCR lo más temprana posible, está suponiendo que esas personas no entren en contacto con nadie más y esos 15 días de confinamiento hace que la propagación se corte. Por ese lado sí que vamos por buen camino, creo, aunque es un esfuerzo ímprobo de todos. 

Estamos en plena vuelta al cole y hemos oído decir que los niños son supercontagiadores, también que son asintomáticos y no contagian.  ¿Qué papel juegan realmente los niños en la transmisión del virus? 

Los niños transmiten el coronavirus igual que los demás. Puede que haya más asintomáticos que no desarrollen tanta sintomatología como las personas de 70 años, pero contagian igual, con lo cual, la transmisión no se corta con los niños. 

Infectarse se pueden infectar. ¿Que sean más asintomáticos? Es probable. Pero se contagian. Y, luego, también, depende de la inmunidad hay niños que caen enfermos. 

¿Son vectores? Igual de vectores que los jóvenes, porque los jóvenes también salen y tienen contacto. E igual que una persona de 50 años si tiene muchos círculos sociales y no mantiene las precauciones. Transmiten igual que el resto

Ylos supercontagiadores que tanto se habla también, ¿existen?

Existen. En la provincia de Soria hubo tres pacientes a principios de marzo que contagiaron a los familiares, al personal del centro de salud, a los de Urgencias, los de planta, los de UCI… Quizá también porque era al principio de la pandemia y no había las medidas preventivas que hay hoy. 

Son pacientes que es verdad que excretan mucho virus. Está demostrados que en función del daño tisular que has tenido y la progresión de la infección se excreta más cantidad de virus. Si por ejemplo tú tienes contacto con un paciente con secreciones de tracto respiratorio inferior, como puede ser cuando intubas a un paciente en la UCI, entonces, estás más expuesto, porque la carga viral de esos tejidos es mayor que la que puedes excretar a nivel nasal o nasofaringeo. 

Los supercontagiadores no dejan de ser pacientes que excretan más tiempo el virus porque a lo mejor su infección es más grave. 

Ahora ¿por qué no tenemos esos supercontagiadores? 

Porque los pillamos y los aislamos y, entonces, no llegamos a tener esos cuadros tan graves. El paciente que está ingresado en septiembre en la UCI es igual de contagiador que el que había en marzo. Ylo que sí se sabe es que el paciente más grave excreta más el virus y tiene más carga viral, porque el virus se multiplica más en el tejido. El paciente más asintomático enseguida deja de ser contagioso, por decirlo de forma breve, porque tienes menos días de excretar virus.

Si el virus modifica algo su código genético, ¿podría darse la circunstancia de que los actuales test diagnósticos PCR no fueran lo suficientemente eficaces?

Sí, eso es otro de los grandes retos de la industria de diagnóstico, de los laboratorios que desarrollan reactivos. El gran reto es siempre estar secuenciando los virus que hay circulantes para adaptar tus reactivos. 

A lo largo de estos meses ha habido reactivos que, gracias a ellos, se ha podido hacer un diagnóstico desde marzo. Ahora en julio estamos viendo que hay otros mejores. Por eso es importante invertir en investigación y desarrollo. 

Por sus palabras, el SARS-CoV-2 ¿es un gran desconocido aún, no?

Sí, todavía nos queda mucho que aprender. Esas ‘sombras’ que teníamos en la recámara de las reinfecciones o las reactivaciones (el virus se queda dentro y a los meses, si baja la inmunidad, se puede reactivar y vuelve a multiplicarse dentro, como un tipo herpes) siguen quedando ahí. 

Empiezan a aparecer artículos y hay un caso en Hong Kong demostrado de reinfección, pero todo eso lo iremos aprendiendo a lo largo del tiempo, con más casos, más estudio.

De lo que se conoce, ¿es más contagiado y letal que la gripe?

De la gripe, aunque nos vacunemos todos los años, algo queda también, porque hemos estado en contacto con una cepa parecida cada año y algunos anticuerpos tenemos. Pero el COVID no tenemos ningún recuerdo inmunológico, nada, y empezamos de cero. ¿Es más contagioso? No sé, pero sí que es verdad que la población es nueva frente a este virus y, entonces, el virus contagia porque no tenemos ningún recuerdo, ninguna barrera inmunológica para frenarlo. 

Hasta que llegó el coronavirus apenas se hablaba de Microbiología. ¿Hemos minimizado hasta que llegó el SARS-CoV-2 la importancia de la Microbiología y las enfermedades infecciosas?

Creo que sí. Yo llevo en este laboratorio 16 años y este laboratorio lleva abierto 30 años y siempre hemos sido la ‘Cenicienta’ del hospital. Es verdad que en estos seis meses el apoyo a nivel de Dirección y de Gerencia ha sido máximo, y el compromiso con el desarrollo también; pero quizá nosotros no hubiésemos tardado un mes en poner en marcha esta técnica si hubiésemos tenido tecnología ya de biología molecular de forma rutinaria. Como no la teníamos, conseguir el aparataje y poner en marcha las técnicas nos costó un mes, y gracias que nos trajeron aparataje de Copiso que nos cedió un extractor de ácido nucleico y un amplificador para hacer PCR. Eso, si lo hubiésemos tenido aquí, hubiera sido mejor. 

No es una tendencia a nivel regional, es la tendencia a nivel nacional. Es la política de recortes, de personal, de técnicas, el contar solo la población… Pero hay que tener en cuenta que somos un hospital provincial, no hay ningún centro más de referencia y aquí hay que tener más desarrollo. 

La pandemia ha dejado en evidencia el coste de los recortes...

Me consta que mis jefes de sección antiguos han tenido una lucha constante por ampliar aparataje, para estar al día, para tener tecnología punta… porque en la clínica no puedes trabajar con cosas obsoletas. La política de recortes ha hecho mucho daño en los últimos 10-15 años y ahora viene una pandemia de este tipo y tienes que echar a correr, y el problema es que a nivel de laboratorios ya no encuentras aparatajes. De hecho, todavía hay equipos que me gustaría disponer de ellos y los comerciales me dicen que la fabricación tarda cuatro o cinco meses porque todos están colocados.

Hemos sido mucho la ‘Cenicienta’ y no se le ha dado la importancia. Desde el boom de VIH se nos ha quedado un poco todo parado….

¿Ahora sí creen que hay un compromiso por Microbiología?

Sí, a nivel de Gerencia y a nivel de Castilla y León se está poniendo a disposición de Microbiología los recursos personales y técnicos y se quiere regular todo para que los sitios con menos población no nos quedemos con menos recursos. 

¿Teme que pueda volver a dispararse todo como en marzo?

Sí. El temor está ahí. Creo que estamos más organizados y tenemos más herramientas, pero el temor de que se descontrole es máximo. Porque es verdad que ahora estamos viendo muchos asintomáticos porque estamos haciendo mucho cribado, pero puede llegar un momento en que la transmisión sea tanta que no la puedas controlar y haya más casos graves, más ingresos… y, al final, que volvamos a marzo. 

A nivel clínico también se ha aprendido mucho de cómo manejar los pacientes COVID. Esperemos que no lleguemos, pero el miedo está.

¿Todavía hay un riesgo real?

El riesgo está y el riesgo de tener un COVID grave que te lleve a la muerte está ahí. Lo hemos visto en marzo, en abril, en mayo… y sigue muriendo gente por el COVID. Hacemos un diagnóstico más temprano, procuramos acotar los contactos… sí, pero si hay una persona vulnerable que se contagia y se desarrolla, pues al final hay personas ingresadas. 

¿Venceremos a este coronavirus?

Sí, pero con matices. ¿Queremos vivir como antes? Tenemos que concienciarnos que no podemos vivir como antes, tenemos que adaptarnos a vivir conviviendo con el virus. Venceremos si logramos también aceptar el hecho de que tenemos que convivir con el virus hoy por hoy.

La mascarilla ha venido para quedarse, verdad? 

Creo que sí. Dos o tres años seguramente, y crucemos los dedos para que realmente sea como otros coronavirus y al final se diluya. Crucemos dedos y trabajemos mientras tanto.