El turismo rural acapara una de cada cuatro pernoctaciones

David Alonso
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La crisis sanitaria reduce a la mitad el número de viajeros nacionales e internacionales en el mes de julio, mientras que los alojamientos rurales ven incrementarse la estancia media

El turismo rural acapara una de cada cuatro pernoctaciones

El verano más atípico que se recuerda para el sector del turismo se ha convertido en un espaldarazo para el turismo rural de la Comunidad, que ha visto menguar ligeramente el número de viajeros, pero se han disparado las pernoctaciones en los establecimientos autonómicos hasta marcar la cifra más alta de la serie histórica para un mes de julio, con 235.465. Por el contrario, los hoteles autonómicos han vivido el peor julio que recuerdan con unas pérdidas de viajeros y pernoctaciones del cincuenta por ciento. Un cambio en el patrón turístico que venía registrando Castilla y León y que, indudablemente, se ha visto afectado de lleno por la crisis sanitaria, dejando al turismo rural como responsable del 25% de las 855.000 pernoctaciones registradas en julio en la Comunidad, cuando hace un año apenas significó el 15 por ciento del 1,3 millones de pernoctaciones, según los datos que maneja el INE.

Desde el propio sector de turismo rural de Castilla y León confirman que este verano han llegado menos viajeros a la Comunidad pero se han quedado más tiempo de estancia, uno de los grandes retos que mantiene desde hace años la Junta. En concreto, el pasado mes de julio, los alojamientos de turismo rural autonómicos anotaron una estancia media de 3,2 días por viajero, cuando en el último lustro la cifra rondaba las 2,35 jornadas. Unas jornadas que, tal y como reconoce el presidente de la Asociación de Empresarios de Turismo Rural de Valladolid, Luis Chico, no pudieron ser «aprovechadas» ya que en muchos casos el miedo a la covid-19 les animó a confinarse en las casas y no aprovechar las experiencias, actividades al aire libre, bodegas y visitas que permiten los entornos. «Ha venido gente de lunes a jueves, cuando habitualmente lo hacía dos días», asegura Chico a Ical, que destaca que, incluso, muchos usuarios «en lugar de un fin de semana han estado casi una semana». Un cambio de patrón que achaca a que las familias «se sentían más seguras en la casa», donde «han preferido estar el mayor tiempo posible y salir poco o nada». Por este mismo hecho, además, los alojamientos con piscina en este verano han sido «más prioritarias si cabe que en otras años».

Unas buenas cifras que desde la Consejería de Turismo achacan a la campaña ‘Castilla y León inspira’ puesta en marcha de cara al periodo estival por el Gobierno regional y que, según el consejero, Javier Ortega, ha sabido atraer al turista nacional, un «elemento codiciado» este verano. Ademas, no duda en poner en valor las medidas aprobadas por su Consejería para aplacar el impacto del Estado de Alarma, y se muestra «contento» con el repunte de la ocupación aunque  «no se puede lanzar las campanas al vuelo».

Elemento codiciado

Precisamente ese «elemento codiciado» del que habla el consejero, el turismo nacional, fue el protagonista del crecimiento registrado en Castilla y León, dado que del total pernoctaciones, el 97,2 por ciento (228.953) correspondieron a turistas nacionales, mientras que sólo 6.512 fueron de extranjeros. Y es que en el caso de los turistas llegadas desde fuera de nuestras fronteras, el miedo a la covid-19 y las restricciones impuestas desde algunos países de origen hundieron durante el mes de julio el número de extranjeros que visitaron la Comunidad. En concreto, la media de foráneos que ‘aterrizaron’ en Castilla y León durante julio del pasado lustro fue de 150.000, este año la cifra no alcanza los 60.000.

Este, entre otros muchos, ha sido uno de los factores que ha marcado el nefasto mes de julio de los hoteles de la Comunidad, con menos de 250.000 viajeros y 420.000 pernoctaciones frente a los 512.000 y 821.000 del pasado año, y que reflejan el miedo del turista a compartir espacios con otras personas.