Siacyl contabiliza más de 23.000 perros en la provincia

Ana I. Pérez/ Sonia Almoguera
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Según el Sistema de Identificación de Animales de Compañía de Castilla y León, tres de cada diez canes residen en la capital. El Colegio de Veterinarios insta a los propietarios a tramitar las altas y las bajas

Marta y Félix con Trufa, la cerdita minipig juliana que tienen como mascota en casa. - Foto: Eugenio Gutiérrez

Las mascotas ya tienen un 'carné de identidad', una Tarjeta de Identificación Animal inscrita en la base de datos del Siacyl (Sistema de Identificación de Animales de Compañía de Castilla y León), con la que se debe salir a la vía pública. También existe el Pasaporte de Animales de Compañía, necesario en los viajes de las mascotas. Una vez más, las redes sociales y la interpretación (interesada o no) de normas y leyes dan lugar a confusión, como la que se generó a primeros de mes con la difusión de la imagen de un 'DNI canino'. El presidente del Colegio Oficial de Veterinarios de Soria, Rafael Laguens, lo aclara en la entrevista en esta edición [páginas 14 a 16] y asegura que lo que  se ha abordado, y así se contemplará en la futura Ley de  Protección y Derechos de los Animales, es cómo unificar los registros autonómicos y el nacional (REIAC, Red Española de Identificación de Animales de Compañía). Y lo que se pretende, asimismo, es registrar a todas las mascotas, ya que «se calcula que el 50% está sin identificar». Así las cosas, según los datos del Siacyl, proporcinados a El Día de Soria por el órgano colegial, en la provincia de Soria hay 23.203 animales activos, de los que 6.814 residen en la capital. El 97% son perros. Así que es cierta la creencia de que hay más canes que niños en Soria, ya que en territorio soriano están empadronados 10.661 menores de 14 años (Instituto Nacional de Estadística).

La orden de la Consejería de Agricultura y Ganadería de 2016 regula el funcionamiento y gestión de la base de datos del Siacyl, y en la misma se establecen las condiciones de identificación obligaria de perros, felinos y hurones, así como la regulación de las campañas de lucha antirrábica y desparasitación equinocócica.

Los colegios de veterinarios tienen encomendada la gestión de este registro. Los propietarios deben llevar a sus  mascotas a un veterinario que les pone un microchip y los datos del animal se vuelcan en una base y entregan el documento identificativo. Otra cosa son los censos caninos, que están obligados los ayuntamientos a actualizar, como figura en la orden de 2016. Los dueños tienen la obligación de dar de alta y de baja a sus animales, aunque el «problema», apuntan desde el Colegio de Veterinarios de Soria, es que no siempre se hace.

Además, cuando la Junta de Castilla y León creó el registro Siacyl, habilitó unas aplicaciones a las que tiene acceso el municipio para actualizar los datos en su ámbito territorial y gestionarlos, así como las vacunaciones. «Es una herramienta completa», consideran desde el colegio, por lo que lanzan un llamamiento a todos los ayuntamientos para que tomen en serio sus censos caninos, ya que se trata de una cuestión de sanidad animal y humana, de la misma manera que instan a los propietarios a inscribir a sus animales y a notificar los decesos. Porque la base de datos del Siacyl se genera con la actualización de los censos y registros que, de forma preceptiva, realizan los ayuntamientos en la aplicación informática.

Esta base de datos está dividida en dos secciones: animales de compañía (raza, sexo, reseña -capa, pelo y signos particulares-, aptitud, mes y año de nacimiento, domicilio habitual de la mascota y datos del propietario) y animales potencialmente peligrosos (los mismos datos que en el resto, así como procedencia, revisiones veterinarias, denuncias por agresión, comunicaciones de venta, robo, donación..., si es animal de guarda, protección o convive con humanos, y licencia del propietario).
campañas. En 2022 continúa la campaña del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación y la Organización Colegial Veterinaria Española 'Consejos sobre tenencia responsable de animales de compañía' (eresresponsable.es). Además, el Ayuntamiento de Soria y la Junta promovieron otra iniciativa, 'Doce pautas para mejorar las convivencia entre perros y humanos,' en torno a la Ordenanza Municipal Reguladora de Animales Domésticos y de Compañía.

 

UNO MÁS DE LA FAMILIA. Cuando llegó a casa de Félix y Marta, en abril de 2020, en pleno confinamiento, Trufa cabía en «el bolsillo de la sudadera». Ahora, mide 40 centímetros de alto y 75 centímetros de largo. Estas medidas seguirán siendo estables, «ya no crecerá más», comenta Félix Gonzalo. Pero el peso... eso ya es otra cosa, porque Trufa tiene una debilidad: le encanta comer. Esta cerda minipig juliana se alimenta básicamente de fruta y verdura aunque 'odia' el brócoli y la coliflor. Pero, sobre todo, siente especial predilección por el chocolate y las gominolas. «La vuelven loca», comenta entre risas Félix. «Hay que tener mucho cuidado» porque, además, «no tiene fondo». Cuando Félix y Marta comenzaron su vida en común tenían claro que querían tener una mascota. «Pero los gatos no nos caen muy bien y no queríamos un perro en casa», señala Félix. Así que pensaron en un animal algo más exótico. Investigando en internet encontraron esta variedad porcina, «una raza más pequeñita», nada que ver con los cerdos vietnamitas, que se adaptaba bien al tamaño del piso en la capital soriana en el que viven.

Casi dos años después, Félix y Marta están encantados con Trufa, una cerdita «muy cariñosa», un poco tozuda, inteligentísima («es increíble cómo aprende y cómo se las ingenia para conseguir las cosas, especialmente comida», destaca Félix) y sociable que hasta tiene su propia cuenta en Instagram: Trufa pig. «Se la abrieron las primas de Marta y allí van publicando sus fotos y vídeos», apunta Félix. Porque Trufa, allá donde va, llama la atención y se hace querer. «Cuando vamos a comer a casa de nuestros padres o quedamos con los amigos lo primero que preguntan es: ¿Viene Trufa?», comenta con humor. Como cualquier otra mascota, lleva microchip identificativo y tiene sus revisiones veterinarias periódicas y, pese a lo que se pueda pensar, es «muy limpia». En realidad, todos los cerdos lo son. «No huelen, porque no sudan», explica Félix. Y en el caso de Trufa hace sus necesidades en un arenero desde muy pequeñita. Pasea por la ciudad y se la llevan siempre de vacaciones. En diciembre estuvo con ellos en Santander. Aunque lo que más le gusta es tumbarse en el sofá de casa y estar «al solillo».