«Velan por el lobo pero matan al ganadero»

P. Velasco
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Ganaderos castellanos y leoneses muestran su «indignación» por la prohibición de la caza del lobo, ya que consideran que supondrá la «ruina» para sus explotaciones, muy castigadas por este animal

Ovejas muertas por el ataque de los lobos en una explotación de la Comunidad.

La convivencia del lobo con los ganaderos de Castilla y León es imposible. Muchas explotaciones de las provincias con mayor presencia de este animal como Ávila, Salamanca y Zamora sufren ataques continuos pese a las medidas puestas en marcha como la presencia de más perros, vallas electrificadas o cañones para ahuyentarlos. Sin embargo, pese a estos avances, el lobo sigue entrando en sus fincas y acabando con sus terneros. Por eso, la noticia de la prohibición de la caza en todo el territorio español si finalmente el Gobierno central da el visto bueno a que este animal deje de ser considerado como especie cinegética ha caído como «un jarro de agua fría» entre los profesionales, que lo ven como un «ataque directo» a su supervivencia y su futuro en el medio rural.

«Yo no digo que desaparezcan o se mate a todos, pero es bueno que tenga un control como todo», afirma el zamorano Felipe Luis Covasel. A sus 30 años comparte la gestión de una explotación de 1.500 ovejas de raza autóctona con su hermano. Antes de la Navidad, unas de las épocas de mayor venta, el lobo atacó su explotación y tuvo 47 bajas entre madres y corderos «porque todas estaban preñadas».

Reconoce que fue «un palo tremendo» para toda la familia y no ha sido el único en los últimos años, por eso al conocer el acuerdo entre comunidades y ministerio sobre el futuro del lobo no tiene dudas: «Si pillo a quien hace ese acuerdo lo persigo con diez lobos».

Felipe cree que todos estos factores tampoco ayudan a la llegada de la gente joven al medio rural. Ellos continuaron con la tradición familiar, ya que son la cuarta generación, pero «¿quién va a venir? Si andamos mal los que llevamos toda la vida, como para poder empezar de cero y luego mantenerlo». «Al final, lo que va a pasar es que se va a matar a más lobos, porque va a salir todo el pueblo a por él como se hacia antes», indica este ganadero zamorano, que augura también que «va a acarrear muchos más incendios». «Lo que no vamos a hacer es que por culpa de la fauna silvestre tengamos que echar a los ganaderos de los pueblos», concluye.

Incompatible.

Una opinión compartida por profesionales de otras provincias como el abulense Pedro San Segundo. Tanto él como su hijo, responsables de explotaciones de vacuno de carne extensivo en la comarca de Pinares, han sufrido varios ataques de lobos en los últimos años. «El lobo es incompatible con la ganadería extensiva. Estoy en contra de matar a los animales ni quiero que se extinga una especie, pero es muchísimo el daño que hace», indica.

«Con esta medida velan por la vida de los lobos pero dan la muerte a los ganaderos, eso es lo que conlleva todo esto», afirma muy indignado San Segundo, que llevaría a los lobos a las comunidades que han votado a favor de la prohibición de la caza. «Esto ha supuesto una bomba, estamos todos indignados, porque es una bonita manera de decirnos que nos vayamos de aquí», considera.

Durante su conversación con este periódico no puede evitar trasladar «la indignación absoluta» que sintió tras conocer la noticia, porque insiste en que el lobo no solo mata, «son todos los que deja malheridos y el estrés que genera a los animales que ya no paren». «No sé ni como podemos aguantar, porque esto es una ruina», replica. La situación es tan mala que reconoce que tanto él como su hijo se encuentran en «vilo» y no saben que hacer, «si continuar o abandonar» el sector.

Concha Hernández Escolar lleva desde octubre sufriendo ataques «constantes». Esta ganadera salmantina, responsable de la finca de Juarros en la localidad de Chagarcía Medianero, terminó el año 2020 con cinco cochinos ibéricos muertos y 30 becerros desaparecidos, a lo que suma en este inicio de año siete cochinos más, 15 becerros y una novilla. «Es una misma manada compuesta por cinco ejemplares que se ha asentado en la zona», asegura.

Los cañones para ahuyentar a los lobos y los perros ya no sirven y cada mañana se levanta rezando para no encontrarse ningún animal muerto. Desde su punto de vista, la prohibición de cazar a este animal «va a salir caro» a la Administración regional por las subvenciones que deben pagar por cada cabeza de ganado que mata. «Es demasiado caro el precio que va a pagar Castilla y León en este caso», porque «al final con esta protección va a haber más lobos que vacas», recalca.

Hernández dice que esta situación no es soportable, «porque con al trabajo diario se suma la búsqueda de crotales para demostrar que nos ha matado a los becerros, muchos de ellos recién nacidos, y así justificar los papeles frente a los técnicos responsables de valorar los ataques». Destaca que el lobo «es un animal peligroso» e ironiza con que al final «tendremos que comer las piedras» porque los ganaderos desaparecerán.