"El futuro del OMS está ligado a la ampliación del Palacio"

Sonia Almoguera
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Sumando al sello EFFE Label el marchamo de calidad del Gobierno autonómico como Festival Internacional de Castilla y Léon, el FOMS inicia este viernes una nueva edición pensando ya en la gran oportunidad que brindará contar un nuevo gran auditorio

"El futuro del OMS está ligado a la ampliación del Palacio" - Foto: VALENTIN GUISANDE

Estrenando nuevo sello de calidad como Festival Internacional de Música de Castilla y León gracias al apoyo del Gobierno regional, el Festival Otoño Musical Soriano (FOMS) inicia este viernes 10 de septiembre su edición número 29, la segunda en pandemia, con el ‘respiro’ de poder contar con aforos menos restrictivos (el 33% del año pasado pasa al 75% en esta convocatoria) y con una programación de 19 conciertos que, de nuevo, vuelve a contar con formaciones musicales e intérpretes tan destacados como la Orquesta Nacional de España, Jordi Savall, Pablo Sáinz-Villegas. Juan Pérez Floristán o Manuel Blanco, entre otros. Aquellos «cimientos» que puso hace casi tres décadas el maestro Odón Alonso, insiste el director del Certamen, José Manuel Aceña, continúan más vivos que nunca gracias a un público fiel y pensando ya en la futura ampliación del Centro Cultural Palacio de la Audiencia como una gran oportunidad para seguir creciendo. 

29 ediciones ya... ¿Cuando echa la vista atrás pensaba que el Certamen iba a llegar tan lejos?

Cuando el maestro Odón Alonso se dirigió al Ayuntamiento a hablar con el alcalde Virgilio Velasco para proponerle crear el Festival yo creo que nadie lo pensábamos [ríe]. Pero hay pocas cosas en Soria que lleven esta trayectoria, esta cantidad de ediciones. Como decía el maestro Alonso: «El río pasa», el agua queda. Yo entonces era el coordinador del Festival, pero creo que esos cimientos que puso el maestro, el edificio que construyó, viniendo de su mano, estaba claro que tenía el futuro asegurado. Nunca hemos pensado que esto no salía, salvo en la edición pasada [ríe] por el coronavirus. 

¿Este será el segundo Otoño Musical en pandemia, aunque con la experiencia del año anterior y aforos menos restrictivos. ¿Cómo serán las medidas preventivas en esta edición?

La verdad es que la edición anterior nos pilló con muchísima más sorpresa y tuvimos que rehacer toda la programación, ya no sólo para adaptarnos a las medidas de seguridad para el público, sino para que en el propio escenario cupieran las formaciones musicales. Entonces se hablaba de distancia entre músicos de hasta tres y cuatro metros. El primer concierto el año pasado fue el del Coro Nacional e impresionó verlos a todos con mascarilla y a nosotros, el público, con distancia de más de metro y medio de distancia, pero  hemos ido normalizado todo esto. Este año que estamos bastante mejor en cifras y con la vacuna, la Junta de Castilla y León permite un 75% del aforo dejando siempre una butaca entre cada venta, ya sea individual o por unidades familiares. Nosotros hemos querido ir un poquito más allá para que la gente se sienta más segura aún. Hemos limitado el tipo de formación musical para que quepa bien en el escenario con las medidas oportunas, en los conciertos con orquesta hemos quitado también la segunda fila de butacas, la más cercana al público. También se seguirán haciendo los conciertos sin descanso.

El público siempre dice que es el fiel elemento de este Festival ¿Cuál es el secreto para mantenerlo?

Yo creo que el esquema del Festival funciona y, como tal, hay que intentar no tocarlo mucho. Lo importante es estar en contacto con el público. Se trata de intentar no programar al gusto particular del programador. Lógicamente, te tienes que dejar llevar, pero tratando de adivinar lo que a la gente le va a gustar. 

Se vuelve un poquito a la ‘normalidad’ prepandémica recuperándose los conciertos en el Aula Magna Tirso de Molina y en las ruinas de San Nicolás…

Siempre gusta salir un poco del Palacio de la Audiencia. Habitualmente ya llevamos unos años haciendo un ciclo de conciertos en el Aula Magna en un día fijo de la semana, los martes, que este año hemos podido retomar al volver a recuperar un poquito más de aforo. Creo que el Aula Magna, para un determinado tipo de música, es muy agradecido y la gente está muy a gusto. Está bien tener otras imágenes del Festival, no cerrarnos al Palacio de la Audiencia, y en esa línea están también las ruinas de San Nicolás. Allí haremos un pequeñito teatro de títeres y un concierto de música medieval. Para los encuentros con los artistas saldremos al salón Gerardo Diego del Casino Círculo Amistad Numancia. 

¿Aún es pronto para retomar el Maratón Musical?

Por desgracia es otra de las cosas que hemos tenido que sacrificar. Seguimos pensando que iba a perder su esencia [con las medidas COVID]. Lo sentimos mucho por los artistas locales que siempre muestran esas ganas de querer participar, pero pensamos que si se hace de una forma muy organizada en la que la gente tenga que reservar una entrada, que no pueda ir de masa de un sitio a otro, perderíamos la esencia del Maratón. 

La Orquesta Nacional de España, Jordi Savall y la Capella Reial, Pablo Sáinz-Villegas, Juan Pérez Floristán, Manuel Blanco forman parte de las grandes figuras que este año pasarán por el Certamen. Mucha gente se pregunta cómo es capaz de estirar tanto el presupuesto…

La verdad es que hay gente muy destacada entre las figuras del festival de este año. Este año el apoyo más decidido de la Junta de Castilla y León, que ha querido estar más presente poniéndonos un sello de calidad al declararnos Festival Internacional de Música de Castilla y León, nos da más apoyo, más visibilidad y, por supuesto, más presupuesto. Pero los artistas son sensibles a las características de los sitios donde van. Al principio el maestro Odón Alonso tiraba de amistades, después, con el tiempo, había que decirles que venían al Festival del maestro Odón Alonso y ahora no hace falta explicar lo que es el Festival Otoño Musical Soriano.  

Mantener desde hace seis años el sello EFFE Label que reconoce los mejores festivales europeos imagino que también es una responsabilidad para seguir manteniendo los estándares de calidad...

Sí, porque hay que seguir manteniéndolos. Creo que intentamos que el listón no caiga, que esté al mismo nivel o, si se puede, incluso más alto. Al año que viene tenemos un número redondo, nuestra 30º edición, e  intentaremos que sea incluso más brillante y lucido. Pero la verdad es que cuando termino de programar me digo: “¿Y al año que viene qué?” [ríe], porque cada vez es más difícil. Es lógico que los artistas repitan después de tantas ediciones… Aunque es bonito también que quieran repetir. Jordi Savall ya ofreció hace unos años un concierto magnífico. La verdad es que el de este año es otro formato más costoso, pero aquel fue superíntimo, una joyita.

Imagino que hacer una programación es una mezcla entre 'cocinar a fuego lento' y estar preparado para cualquier posible imprevisto

Hay que estar muy al día, tener muchos contactos. Cuando empiezo a programar es como hacer la carta a los Reyes Magos [ríe]. Lo quieres todo y luego, entre las posibilidades, tienes que ir completando el puzzle, un puzzle en el que tienes que ir compensando los diferentes estilos de música (sinfónica, cámara, coral… un poquito de todo) y teniendo en cuenta los públicos a los que va dirigido para que el puzzle al final quede bonito.

Una de las novedades de este año, aunque ya se habían hecho actividades similares en ediciones anteriores, son los encuentros con artistas en el Casino, una forma de hacer más cercano el mundo de la música a los espectadores.

Sí, antes lo habíamos hecho excepcionalmente con grandes figuras. Pero hemos visto que funciona y que a la gente le gusta estar cerca del artista, perder la barrera del escenario, que se comunique de otra manera. Queremos que se conozca la persona además del artista. La verdad es que a todos a los que se lo hemos propuesto han querido participar sin ningún problema; ellos también ven como algo muy gratificante tener ese contacto más cercano con el público. Participarán Albert Boadella, que es el director de la obra ‘Un retrato de María Callas en el ocaso de su vida’, y luego gente muy joven pero con una trayectoria impresionante como Pérez Floristán, o a Jordi Savall que, fíjate la cantidad de cosas que tendrá que contarnos. Lo vamos a tener difícil para acabar antes del concierto [ríe]. Creo que va a ser muy atractivo. 

El fin de estos encuentros, pero también del propio festival, imagino que es seguir captando nuevos públicos...

En los conciertos familiares el objetivo era ir trayendo público joven que con el tiempo será nuestro público asiduo. Esos conciertos que hace casi 30 años se hacían para niños han sabido despertar afición y también vocaciones y ahora muchos se dedican a la música profesionalmente. 

Una de las cosas que siempre afirma es que los sorianos, sean melómanos o no, vayan asiduamente o no a los conciertos, se sienten muy orgullosos del Otoño Musical...

La verdad es que sí. Estos días me paran por la calle muchas personas, gente que a lo mejor luego no veo en los conciertos, pero que saben que el Festival es algo importante para Soria, que pasan por él los artistas nacionales e internacionales más importantes y te desean mucha suerte. Muchos lo consideran una tarjeta de visita de la ciudad con mucha calidad y mucho caché. 

Otra de las máximas del Festival es ofrecer una programación variada con estilos muy diferentes que puedan gustar a muy diferentes públicos, desde el jazz o el flamenco, que ya son fijos en la programación desde hace años. 

El abonado hay que reconocerle el apoyo, pero lo importante no es que venga alguien a todos los conciertos, que genial también; lo importante es que podamos programar para diferentes gustos, que se llene todos los días, lo importante es llegar al máximo de gente. Antes el jazz y el flamenco lo considerábamos nuevos públicos, ahora lo hemos dejado un poco como tradición, es público fijo que además ha atraído a gente a otros géneros. Por eso estará Farruquito y también hemos hecho un pequeño ciclo de jóvenes para jóvenes que vamos a realizar los domingos por la mañana en el que estará la Joven Orquesta Sinfónica de Soria (JOSS), la Joven Orquesta de Euskadi y la San Andreu Jazz Band.

El Festival tiene también muy a gala ser parte activa de la música contemporánea a través de encargos y y estrenos. ¿Qué novedades habrá en ese sentido? 

Queremos contar también con nuestros músicos locales. Este encargo ha sido a Andrés Martín, compositor soriano, y lo vamos a desarrollar en un espectáculo en el que hemos puesto mucha ilusión y que nos llevará a hacer música al abrigo de nuestro monte Valonsadero. Vi unas imágenes de un grupo de percusión que hacía música con piedras, nuestros antepasados de hace 5.000 años seguramente empezaron así. La obra, ‘Cinco escenas rituales de la altimeseta soriana’, está centrada en cinco abrigos rupestres de Valonsadero. Ese día [el 18 de septiembre] va a ser una experiencia sonora-excursión por Valonsadero de aproximadamente dos horas y media o tres horas en el que vamos a tener tres enclaves diferentes en el que haremos un pequeño recorrido acompañados por los músicos. Va a ser una experiencia sonora en la que el público va a estar muy integrado. No va a haber escenario. Ese mismo día habrá otra obra de estreno [‘Solar’, de Juanjo Guillén], pero también tendremos otro estreno absoluto, ‘Macanudo’, como teníamos el homenaje a Piazolla [el jueves 16] que va a hacer Manuel Blanco, la hemos encajado en esa programación.

¿Es importante abrir también una ventana a la música de nueva creación?

Si no hubiera nueva creación, esto se pararía. Es una obligación para el festival seguir apoyando a los compositores porque si no estaríamos todo el rato escuchando a Beethoven. El Festival tiene un gran badaje en estrenos y en encargos exprofeso para estrenar. Lo socorrido es hacerlo sobre nuestros poetas, pero el hacer algo para un evento como va a ser lo de Valonsadero, creo que va a ser también muy atractivo. 

Los músicos sorianos tienen siempre un importante papel en el Festival y no sólo a través de formaciones fijas como la Joven Orquesta Sinfónica de Soria.

Sí, este año tenemos a la JOSS, el encargo al compositor soriano, y luego hay otra soriana, Lara Fernández, que participa con el Cuarteto Cosmos, en la clausura. Había varias propuestas de cuarteto y además de que éste está destacando ahora muchísimo, el ser el grupo de una soriana hace que nos hayamos decantado por ellos. 

¿Está ya trabajando en la edición del Otoño Musical 2022?

Este año uno de los grupos, Voces8, lo teníamos contratado desde hace tres años. Hay cosas apalabradas ya para el año que viene. Lo importante es hacer cada edición lo mejor posible, pero en números redondos como el 30º aniversario parece que hay que tratar de que salga un poquito más redondo aún.

¿Cuál es el futuro del Otoño Musical?

Creo que el apoyo de la Junta de Castilla y León va a hacer que el festival crezca. Una primera propuesta fue que al Ayuntamiento de Soria le costase menos dinero el Otoño Musical y, por supuesto, el alcalde dijo que no, que ese nuevo apoyo será para que el Festival crezca y sea más importante y, en la medida de lo posible, se puedan hacer más cosas y más destacadas. Creo que el futuro del Otoño va a ir un poco ligado al futuro de la ampliación del Palacio de la Audiencia. Eso va a ser muy importante y permitirá contar con formaciones que hemos dejado de traer porque no caben en el escenario actual. Creo que hay esperanzas, ya hay cosas firmes para la ampliación y estamos viendo planos. Cada vez lo veo más cerca. Vamos a tener muchísimas más posibilidades, diferentes escenarios... Si todo sale bien, que parece que sí, habrá un auditorio para 1.200 personas y un escenario espectacular. Va a ser un antes y un después que permitirá hacer muchísimas cosas. Pero ahora debo agradecer muchísimo el esfuerzo que van a hacer los técnicos de La Audiencia en este Festival, porque son unos grandísimos profesionales y porque hay días que, literalmente, no van a poder dormir para montar y desmontar. El sábado 25 tendremos el espectáculo ‘Soñando el Carnaval de los animales’ que va a ser el más complicado de la historia de la Audiencia. 

Estos años de pandemia han sido muy difíciles para la música y sus intérpretes. ¿Cómo lo ha vivido?

Como todo el mundo que se tiene que comunicar con cosas en directo. En muchos sitios lo fácil ha sido suspender la cosas. El Ayuntamiento de Soria ha apostado por continuar y conseguimos sacarlo adelante. Creo que quedó una edición muy buena, aunque con poco público. Como intérprete de la Banda, la verdad es que lo he vivido también muy fastidiado. Hemos tocado cuando hemos podido. Este verano, de hecho, suspendimos una actuación [uno de los miembros dio positivo en coronavirus] aunque nadie de la Banda fue declarado contacto estrecho. Luego decidimos hacer los ensayos incluso en el exterior. Agradezco mucho a los miembros el esfuerzo. 

La cultura, y la música en particular, ha sido un refugio para la gente en este tiempo. ¿Cree que las instituciones se apostará más por ella?

Se nos olvidan rápido las cosas [ríe].  En otros países son bien de primera necesidad la música o la cultura esperemos que aquí hayamos aprendido y que se dé mucho más apoyo.

En cuanto acabe el Festival, comenzará la nueva temporada de la Banda Municipal de Música. ¿Cómo se presenta?

Con la Banda, por la propia pandemia y la propia organización, estamos un poco parados. No va a haber San Saturio y ahora nuestro trabajo es más complicado en interior. Pero tenemos mucha ilusión para el concierto de bandas sonoras del Festival de Cortos estemos plenamente. Este año el continente invitado es África y estamos pensando también en hacer algo por el centenario de Luis García Berlanga.

¿Va a cambiar la estructura de la Banda?

Sí. Teníamos un convenio como asociación que tampoco tenía una entidad jurídica legal y ahora se crea la Fundación Banda Municipal de Música de Soria, que irá al pleno municipal de este jueves 9 de septiembre. Queremos que siga funcionando exactamente igual, lo único que se organizarán pruebas a los músicos para dar una estabilidad, pero seguirán existiendo, lógicamente, los educandos y la formación. Esto también puede ser un apoyo para la gente que ha acabado sus estudios y quiere quedarse en Soria. Se quiere hacer más profesional.