Un proyecto que rebaja un 80% los ingresos hospitalarios

Nuria Zaragoza
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El lunes el Colegio de Farmacéuticos y la institución provincial renuevan el convenio para dar continuidad al SPD hasta diciembre. Sobre la mesa, la idea de ampliarlo a la capital

El proyecto piloto Diputación rebaja un 80% los ingresos - Foto: Eugenio Gutierrez Martinez.

El 50% de los pacientes no toma los medicamentos de forma correcta, según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS). Es un problema sanitario pero, también, económico. E incluso social. 

Los profesionales de la sanidad lo saben y por eso desde hace ya un tiempo trabajan para mejorar la adherencia de los pacientes a su tratamiento, es decir, el grado en el cual una persona sigue las prescripciones farmacológicas según lo indicado. 

Desde el Colegio Oficial de Farmacéuticos de Soria también se han puesto manos a la obra y el año pasado pusieron en marcha, de la mano de la DiputaciónProvincial, un proyecto piloto, el Sistema Personalizado de Dosificación (SPD) que, en síntesis, pretende «facilitar el acceso a servicios profesionales farmacéuticos de mejora de la adherencia terapéutica a personas del medio rural a las que se detecten problemas de cumplimiento de su tratamiento farmacológico tras una evaluación previa». Los resultados han superado las expectativas, por lo que este año se replicará y aumentará la partida hasta los 15.000 euros (el pasado año fueron 12.000), lo que permitirá prolongar el tiempo de atención personalizada (de seis a doce meses). Está previsto que el COF y la Diputación firmen el nuevo convenio el lunes. 

qué es el spd. El SPD «trata de asegurar la utilización correcta de medicamentos en pacientes con problemas de adherencia a su tratamiento». «Desde la farmacia se evalúa su situación, se planifican estrategias para la dispensación de los medicamentos de forma personalizada a cada paciente en sistemas multidosis, facilitándoles así las tomas y tratando de disminuir los errores. Además se realiza un control más exhaustivo de su tratamiento farmacológico por el farmacéutico», explica Elvira Sal del Río, la farmacéutica titular de la oficina de Valdeavellano de Tera, una de las 21 farmacias que han participado en este proyecto piloto. La también vicepresidenta del Colegio recuerda que los profesionales sorianos llevan «años» trabajando en esta línea. Los resultados del proyecto piloto demuestran que no estaban equivocados.  

BENEFICIoS para el usuario.  «En la encuesta de satisfacción se ha obtenido una puntuación de 9,5 sobre 10», repara Sal del Río. «Los pacientes refieren una mayor tranquilidad a la hora de organizarse con su medicación y los datos sanitarios han mejorado. Destaca los datos obtenidos, con un descenso del 80% de los ingresos hospitalarios con respecto a los cinco meses precedentes al proyecto. Además, se ha duplicado el número de pacientes con un conocimiento óptimo de su tratamiento y se ha triplicado el grado de adherencia de los mismos», puntualiza sobre los beneficios del proyecto para el usuario. Hay un empoderamiento por parte del paciente que tiene más conocimiento de su enfermedad, de su tratamiento, de su medicación pero, también, hay un recorrido económico a nivel del recurso sanitario. 

Pero, además, «no hay que olvidar la vertiente social», subraya la vicepresidenta. «Muchas veces el paciente de la zona rural no está acompañado de una forma adecuada para seguir su tratamiento y eso ocasiona que la familia se lo acabe llevando a casa [a la capital o a otra provincia] o institucionalizando, abandonando su pueblo y agravando la despoblación de la zona». Con iniciativas como el SPD se consigue por tanto mejorar la calidad de vida de los pacientes en su entorno, vertebrar el territorio y poner una pequeña ‘tirita’ al temido mal del éxodo rural.  

y para las farmacias. Pero, además, esta iniciativa tiene también una repercusión económica en las farmacias rurales, con un efecto evidente en aquellas que cuentan con una viabilidad comprometida. «Para las farmacias rurales supone mejorar su sostenibilidad. Por un lado, porque se evita que esa persona se vaya del pueblo y pierda así un paciente. Por otro lado, porque realizan un servicio sanitario que es retribuido también (desde la Diputación se aporta 6,5 euros a la semana por paciente en el programa)», concreta la farmacéutica de Valdeavellano, quien desde el año pasado prepara las multidosis para los pacientes seleccionados en su zona, el Valle. «El sistema al fin y al cabo está retroalimentado, porque asegurar la viabilidad de esa farmacia dificultará que se pierda ese servicio en el pueblo. Es evidente que en los pueblos en los que se pierden servicios, su pérdida de población es mayor», sentencia. 

«apostar» por el programa. En esta línea se pronuncia precisamente la diputada de Servicios Sociales de la Diputación, Pilar Delgado,  para defender la participación de la institución en el proyecto. «Es una medida que, en colaboración con los farmacéuticos del medio rural, con las trabajadoras de los Ceas y con la colaboración económica de la Diputación permite facilitar la vida de las personas mayores en el medio rural y los resultados del proyecto piloto han sido extraordinarios». Ello justifica que se haya decidido «continuar y ampliar la partida», apunta Delgado, quien no obstante hace una apreciación en clave política: «Las competencias de Sanidad realmente no son nuestras, son de la Junta, y por eso les propusimos que colaboraran con el proyecto. Pero parece ser que no lo han visto conveniente... Nosotros por nuestra parte seguimos viendo esa necesidad y vamos a seguir apostando por colaborar con esa gente mayor que vive sola en los pueblos y que puede tener problemas para seguir su medicación, porque es un servicio para ellos y para sus familias -ya que da mucha tranquilidad-, porque ayuda además a mantener un servicio básico en los pueblos y porque está demostrado que el seguimiento de la medicación de forma ordinaria tiene importantes ventajas ya que, entre otras cosas, evita ingresos hospitalarios», justificó. 

La apuesta de la Diputación por el SPDha sido clave, reconocen y agradecen desde el Colegio Oficial. Porque «ha supuesto romper una barrera contra la que hace tiempo que estábamos peleando. Hemos conseguido que se reconozca el papel sanitario que realiza el farmacéutico comunitario más allá de la dispensación y, también, el papel social que desempeña dando una cobertura especial a pacientes que por su edad, tratamiento o situación de vida, necesitan un control mayor con su medicación». «Nuestro colectivo tiene mucho que ofrecer a la comunidad y estamos muy agradecidos a la Diputación que haya sabido ver ese potencial y haya apostado por nosotros», añade. 

Es un paso, pero es necesario seguir avanzando hacia esa farmacia asistencial. Por ello, «esperamos que otras administraciones públicas también sepan ver ese valor añadido que podemos ofrecer», confía, apuntando en la misma línea del presidente del COF, Javier Alonso, quien reclama una cartera de servicios regulada con la administración, y con financiación.

más demanda. Hay motivos para seguir trabajando en esta línea. Porque la realidad social evidencia que hay demanda. El proyecto piloto se llevó a cabo en la provincia entre julio y noviembre de 2018 y participaron 80 pacientes con una media de edad de 82 años y más de ocho medicamentos prescritos. Fueron 80, pero podrían haber sido muchos más, lo que obligó a establecer prioridades. 

«Bajo la coordinación del COF de Soria, el servicio se realiza desde las farmacias comunitarias, donde principalmente se detectan los pacientes con problemas, aunque también son derivados por los profesionales sanitarios del centro de salud o por el personal técnico de los Ceas», explica la vicepresidenta. Entre los posibles pacientes candidatos que llegan a la farmacia susceptible de ser incluidos en el programa, «se realiza una primera evaluación para ver sus necesidades y, también, para comprobar si tienen el perfil adecuado para poder utilizar este tipo de dispositivos». «Por otro lado, y debido a las limitaciones presupuestarias, se aplica un baremo establecido en el convenio firmado con la Diputación, priorizando pacientes que tengan un elevado número de medicamentos, que tengan reconocido algún grado de dependencia y/o de discapacidad y el nivel de soporte familiar con el que cuenten, entre otros criterios», explica Sal delRío. Hay más demanda en la provincia pero el SPD es también susceptible de ampliarlo en la capital. «Aunque en la ciudad no hay un problema de dispersión de la población, sí existe el problema de personas mayores que viven solas y necesitan ayuda con su medicación», justifica. 

Porque, insiste la farmacéutica, «es clara la utilidad y la apuesta de la farmacia comunitaria a nive