"Existen dificultades a la hora de contratar en verano"

Ana I. Pérez Marina
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El modelo de atención es «más humanista», basado en la atención a la persona. La residencia de mayores Los Royales, que cumple un cuarto de siglo, es un centro multiservicios que ha sido y es referencia en la Comunidad autónoma y en España

«Existen dificultades a la hora de contratar en verano" - Foto: Eugenio Gutierrez Martinez.

Los Royales está de aniversario. Cumple 25 años, por lo que estos días residentes, trabajadores y familias han participado en las más variadas actividades para celebrar el aniversario. Incluso han estrenado canción, El rock de Los Royales, al que le ha puesto la música el grupo soriano Los Trócolos. Antonio Valdenebro, director de la residencia, forma parte de su historia, ya que ha estado desde el principio, cuando en  1994 les entregaron un edificio «vacío» que había que poner en marcha para dar cabida a 210 residentes. Durante todos estos años, anécdotas y avatares se han sucedido, si bien lo más destacado es que Los Royales ha sido siempre una «referencia» en el modelo de atención «centrado en la persona», con la «innovación y renovación» como hilo conductor de cada paso dado. En este cuarto de siglo se ha contado con alrededor de 2.000 trabajadores, 2.500 residentes y otros 2.000 en los centros de día. «Hay mucha vida, muchas pequeñas y grandes historias», sostiene.

¿Cómo era el centro cuando inició su andadura?

Unos cuantos trabajadores llegamos ocho meses antes y hubo que poner todo en orden, nos entregaron un edificio vacío, hubo que amueblarlo, preparar los protocolos y las maneras de trabajar, recibir a todo el personal. La residencia ha cambiado bastante, arquitectónicamente también, ha sufrido remodelaciones para adaptarse a los nuevos residentes. Pero sobre todo ha cambiado la metodología de trabajo. Aplicamos un modelo que se basa en la atención centrada en la persona, donde huimos de considerar una residencia asistida como un hospital o como un centro con un componente sanitario muy importante, que sí lo es, pero el nuevo modelo pretende dar un componente más humanista en la atención a los mayores. Nos importa más la persona como individuo que el colectivo. 

¿Qué hitos destaca de la historia del centro para mayores Los Royales?

Comenzamos con una residencia mixta con 120 internos asistidos y 90 válidos, se abrió en 1994 y se inauguró en 1995, con la ministra Alberdi. Abrimos el centro de día Los Sauces ese mismo año, que fue una modalidad nueva de atención.

El hito más importante es la transferencia a la Junta de Castilla y León en 2002, con la decisión que ha marcado del destino de la residencia, ya que a partir de ese momento queda destinada solo a personas dependientes, ya no es para válidos. Se hicieron obras de remodelación y la residencia pasó a tener 195 plazas para personas con alguna dependencia. La media de edad cuando comenzamos era de 80 años y ahora es de 90 años. El perfil también ha cambiado, siguen siendo mayoritariamente mujeres, pero la mayoría de los que acuden a nuestro centro ya tienen una dependencia elevada, el 65% tiene un trastorno cognitivo y el uso de ayudas técnicas (sillas de ruedas, andadores) es algo habitual. Nos ha obligado a cambiar la forma de trabajar.

En 2012 el centro establece un programa piloto para probar un modelo de atención, que había sido evaluado en los países del Norte de Europa, en forma de unidades de convivencia. Ese año comienza con dos unidades, que a los seis meses se transforman en cuatro y al año, en seis. Se aplica también el modelo en los centros de día, porque ya tenemos dos en 2012. Durante dos o tres años hemos estado validando esta metodología de atención que, al final, es la que se ha impuesto en toda la Junta. Ha sido un cambio muy importante, muy valiente, puesto que es la única autonomía que ha apostado por la renovación e innovación en la forma de atender. Se está dotando de unas bases jurídicas, de un decreto que refuerza este modelo y ha tenido el apoyo unánime de todas las Cortes de Castilla y León. Hay un antes y un después en la atención. Estamos también validando, junto con el Ángel de la Guarda y otros dos centros de Castilla y León, otro proyecto nuevo de cuidar sin sujeciones y es satisfactorio comprobar cómo es posible homologarnos en este aspecto con el resto de Europa. Lo probamos desde 2012 durante tres años y se estableció como tal en todo el centro desde 2016. Tenemos un reconocimiento importante, ya que en 2018 fuimos el primer centro público que acreditó sus unidades de convivencia, pasa por una serie de inspecciones y controles de calidad y se nos otorga el marchamo. Tenemos las seis unidades de convivencia acreditadas y se ha extrapolado a todo el centro. Es un camino sin retorno, no podemos volver a lo anterior.

¿Qué servicios presta el centro?

Es un centro multiservicios. Tenemos  la unidad residencial; los centros de día; las estancias socio-sanitarias, donde apoyamos la rehabilitación y la convalecencia del hospital, para lo que tenemos tres plazas donde vienen usuarios de la sanidad pública a completar su rehabilitación o a solucionar el problema social que supone un alta [la estancia media es de dos meses]; y, además, tenemos dos plazas de estancias temporales por un mes, a las que puede recurrir cualquier persona que se esté atendiendo a un mayor en su domicilio, es el programa de respiro familiar.

¿Con cuántos trabajadores cuenta el centro y cuántos usuarios tiene en la actualidad? ¿Existen problemas para encontrar empleados cualificados?

La plantilla son 176 trabajadores para atender a195 residentes. Además, contamos con dos centros de día, gestionados por Aralia bajo la supervisión de la residencia. Atendemos en los centros de día a 72 usuarios y la empresa aporta 19 trabajadores. Estamos teniendo ya problemas a nivel de enfermeras, nos cuesta encontrar, tenemos que encadenar las vacaciones de tal manera para hacer atractiva la duración de los contratos, entre cuatro y cinco meses para que quieran trabajar con nosotros. Tenemos dificultades, esto es significativo, para encontrar auxiliares de enfermería. Te sorprende cuando hay un paro importante de auxiliares, técnicos de cuidados de la dependencia o gerocultores. 

Tienen que ir cambiando los perfiles asistenciales para adaptarnos a la formación que se está ofreciendo. En Soria hay una FP en atención a la dependencia y, sin embargo, es un contrasentido que los profesionales que acaban de formarse y han hecho prácticas en nuestro centro, no puedan acceder a un contrato con nosotros. Existen dificultades a la hora de la contratación en verano y, a veces, tenemos que mandar ofertas de empleo fuera de Soria. Este verano tendremos serios problemas. Tenemos que empezar el 1 de junio a contratar, porque sino Sacyl y el resto de empresas se llevan a estos profesionales. Es curioso porque nuestra plantilla casi en un 80% es eventual, entonces es un contrasentido. Necesitamos un convenio nuevo.

¿La solución pasa por el convenio?

Tenemos ya un convenio antiguo y esperemos que puede adaptarse a la realidad social del paro que está disminuyendo en estos sectores y a los nuevos perfiles profesionales.

¿De qué manera puede también incentivarse desde la Administración?

Tenemos la gran suerte de tener dos médicos estables, pero estoy seguro de que si cualquiera de ellos decidiera trasladarse no encontraríamos otro. Serían médicos con una formación menos específica, no MIR, extracomunitarios... Siempre decimos que en los servicios sociales ocurre como en el fútbol, somos la segunda división. Es muy duro trabajar todos los días, se hace difícil compaginar la formación, la innovación y la retribución, y en este aspecto somos de segunda. El papel que prestan estos centros para descongestionar la sanidad pública es enorme. Nuestros profesionales deben estar incluidos dentro del Sistema Nacional de Salud, con la misma carrera profesional y las mismas retribuciones.

¿Durante la crisis notaron un parón en las solicitudes? ¿Siguen teniendo lista de espera?

En nuestro caso, no. Tenemos una lista de espera importante. Vimos algunos casos de rechazos porque la pensión del mayor era importante para el núcleo familiar. El precio siempre es posible pagarlo porque va en función de sus ingresos, por lo que no le supone a la familia ni al residente un deterioro importante de sus cuentas.

¿Qué posibilidades de ampliación de las instalaciones y de los servicios tiene la residencia de Los Royales?

Elaboramos un plan para transformar todo el centro, adaptarlo a la nueva metodología de trabajo, creando nuevas unidades de convivencia en el antiguo centro de asistidos. Quedó pospuesto por la crisis, son obras de envergadura, y estamos esperando a que la coyuntura económica sea más favorable. Por eso nos tuvimos que inventar la adaptación de este modelo a un espacio arquitectónico distinto, para poder trabajar desde los mismos presupuestos y el mismo idioma. Y el resultado ha sido positivo. Esta metodología de trabajo es la correcta. El residente se empodera, toma conciencia de sus necesidades, de su capacidad de elección, la familia participa, es una institución abierta, no hay horario de visitas... el familiar está integrado y esto ha contribuido mucho a abrir las puertas para que se vea lo bueno, lo malo y lo regular de los centros.

¿Cuesta implicar a las familias?

A veces se piensa que traes a alguien a un residencia y ahí se queda. Eso no es cierto. Tienen muchísimas visitas, hay familias muy acompañadoras. Lo que sí ha cambiado es la manera de entender la familia. Antes era todo lo hacemos nosotros, quédese tranquilo, y ahora queremos que compartan la responsabilidad, si quieren darles de comer, bañarlos, afeitarlos... es importante que la familia siga viviendo ese cuidado. Las familias pueden ver cómo se vive en el centro, no se trata de espere que  ya le bajo al residente. Van a la habitación, al comedor... antes estaba más parcelado y ahora es totalmente abierto. Si un familiar ve la evolución de su residente va a comprender lo que hace el centro, la familia nos entiende mucho más. Cuando estuvimos analizándolo (carga de los trabajadores, satisfacción de residentes, de familiares) uno de los primeros parámetros que se ha notado es una mejoría de la satisfacción de los familiares, que se sienten también un poco dueños de la casa.