Carácter americano

Javier Villahizán (SPC)
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Bruce Springsteen cumple 70 años con la madurez de haber cerrado viejas heridas y saldado cuentas consigo mismo, lo que le ha permitido arrancar nuevos proyectos personales y profesionales, como convertirse en director de cine

Carácter americano

Bruce Springsteen es una leyenda viva de la música que quiere seguir brillando como lo ha hecho en el último medio siglo. Con 70 años recién cumplidos, The Boss (El jefe), una de las figuras más representativas del mundo del rock, no está dispuesto a parar y desea con todas sus fuerzas seguir trabajando. 

La madurez le ha sentado tan bien a este vaquero americano que ha decidido dar un giro a su vida, sobre todo desde la publicación de su autobiografía Born to run, en 2016, donde revelaba sus más profundos fantasmas.

Ahora, como confiesa en su último trabajo, el documental Western Stars, sobre la gestación de su último disco, que llegará a las pantallas próximamente y que fue presentado recientemente en el Festival de Cine de Toronto, «cuando uno se hace mayor, pesan cada vez más las cosas que tienes pendientes de hacer y de solucionar».

Quizás, precisamente por eso, uno de los mejores rockeros del mundo ha hecho examen de conciencia y ha decidido que tiene que cerrar viejas heridas y saldar ciertas cuentas consigo mismo.

Llegar a esa paz interior le ha costado varias cicatrices. The Boss ha alcanzado por fin esa meta con siete décadas a sus espaldas después de una infancia y adolescencia marcadas por una más que complicada unión con su padre, unas relaciones sentimentales tóxicas y una depresión que le ha acompañado durante casi 20 años.

Bruce tenía un auténtico terror al compromiso y una llamativa necesidad de dañar a los que quería, según revela en sus memorias, que han resultado ser purificadoras para su nueva vida.  

Pero uno de los caballos de batalla con los que más tuvo que pelear fue contra la depresión. No sabe ni cómo llegó ni qué fue exactamente lo que pasó, pero un día, con tan solo 33 años, sintió que los demás eran felices y él estaba sumido en un profundo agujero. «Me sentí un observador de la felicidad ajena, de los que viven y aman», llegó a escribir.

Ni los éxitos de su música ni los millones de seguidores que tenía sirvieron para paliar su sufrimiento. 

El artista decidió entonces poner freno a esa deriva y afrontar el problema desde dentro.

Hoy, todo aquello está superado y The Boss se enfrenta a los golpes de la vida con otra perspectiva, desde una estabilidad emocional sólida que le hace plantearse nuevos retos, como el cinematográfico.

Con 70 años de lucha, Bruce Springsteen está empeñado en recordar que detrás de la superestrella existe también el ser humano. «Todos estamos rotos de algún modo y nos pasamos la vida buscando a alguien cuyas piezas rotas encajen con las nuetras», reconoce en Western Stars.

Con brillo propio

La cara emocional y más oscura de Bruce Springsteen no le impidió convertirse en una de las estrellas de la música más influyentes del siglo XX. 

No hay que olvidar que el rockero estadounidense ha ofrecido más de 2.700 conciertos en los cinco continentes, grabado 19 álbumes de estudio y vendido cerca de 65 millones de discos, lo que le sitúa entre los 15 artistas con más ventas de la Historia.

Todo empezó cuando el pequeño Bruce (New Jersey, 1949) sintió la llamada de la música, justo el día que vio a Elvis Presley en su mítica aparición en The Ed Sullivan Show, un momento que en su autobiografía califica de punto de big bang. Pero sería ya en los 60, con el descubrimiento de The Beatles, cuando tuvo claro a lo que se iba a dedicar y convenció a su madre, Adele, para que le comprara su primera guitarra, con la que inició su carrera en conjuntos como The Rogues o The Castiles.

El paso definitivo llegó en 1974, cuando gracias al apoyo del crítico musical John Landau The Boss empezó a ser conocido dentro y fuera de Nueva Jersey. Además, es en esa época cuando el grupo de músicos habituales que acompañaba a Springsteen se convierte en un conjunto más o menos estable, bajo el nombre de E Street Band.

En los 80, ya plenamente confirmado como megaestrella mundial, El jefe se convirtió en un fenómeno de masas. En 1984 batió todos los récords con Born in the USA, su trabajo más vendido, con 30 millones de copias despachadas en todo el mundo.

Tras una etapa sin la E Street Band  y un período oscuro, Springsteen regresa con su grupo en 2002 con The rising, inspirado en los atentados del 11-S y en el que el rockero de New Jersey recupera su sonido más clásico.

Desde entonces, Bruce Springsteen se instala en una rutina casi incansable de trabajo, con la grabación regular de discos (más o menos inspirados) y giras kilométricas, excepto en su último trabajo discográfico Western Stars (2019), en donde ya ha anunciado su intención de suspender el tour a cambio de ofrecer a sus fans el documental que lleva el mismo título. 

No sabemos si al final se arrepentirá y volverá a la carretera, porque el rey rockero de Nueva Jersey necesita la simbiosis del público y de sus conciertos interminables para sentirse más vivo que nunca.