Alifato sobre una escápula de bóvido

Redacción
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En la actualidad se conocen una treintena de piezas similares en la Península

Alifato sobre una escápula de bóvido

Este hueso de bóvido es una escápula derecha y tiene inscrito un alifato, alfabeto árabe que se usó para educar a las clases nobles de la época, y por supuesto, de género  masculino. Fue hallado en la antigua Uxama lo que vino a confirmar un poblamiento árabe en este lugar.

Aun reconociendo que su uso fue educativo, algunos investigadores han mostrado extrañeza ante el hecho de que se dibujara, mediante incisión, una estrella de seis puntas, más conocida como la estrella de David, a la que se le atribuyen propiedades protectoras. 

Este símbolo que reconocemos asimilado al pueblo hebreo, en particular tras la Segunda Guerra Mundial, se remonta, sin embargo, a antes de esta imposición que hiciera la Alemania nazi. No es extraño que símbolos utilizados por culturas antiguas se adopten en otros tiempos históricos variando o forzando su significado. En otras circunstancias los símbolos evolucionan desnudándose de sus significados más trascendentes convirtiéndose en amuletos propiciatorios de salud, buena suerte…

Este alifato fue uno de los primeros hallados en la Península Ibérica. En la actualidad se conocen una treintena de ellos con similares características encontradas en lugares como Córdoba, Toledo, Huesca, Alicante…

En el ejemplar de Osma se grabaron caracteres cúficos, sin duda por el tipo de material blando que permitía incisiones favorables a la escritura cúfica. El tipo de escritura en la cultura árabe estaba marcada por la escuela filosófica bajo la que se desarrollaba el pensamiento del autor. La escritura en el mundo árabe tiene una importancia trascendente ya que la caligrafía es dar forma a la palabra de Dios.

El kufi o cúfico se desarrolla en la ciudad de Kufa a partir del siglo VIII d. C. y su uso está íntimamente ligado a los mosaicos por el desarrollo geométrico de estos, geometría a la que se adapta bien este tipo de escritura. En este caso como se tiene que realizar sobre hueso, y usar la incisión para su grabado, es propicia esta escritura en lugar de otras, como el nasj/nasji o incluso el ruq`ah, que es como el nasj/nasji pero en cierto sentido más funcional. El estilo ruq`ah, es más funcional por cuanto permite acumular las palabras y el uso de abreviaturas, por ello es el estilo de escritura que usan los estudiantes para tomar apuntes. 

El árabe es una lengua que en su representación física usa caracteres cursivos, lo que le da una agilidad que permite enlazar de manera orgánica unas letras con otras, generando así distintos tipos y estilos de letra que pueden variar según se use en el inicio, en el medio o en el final de la palabra. En este caso, al tratarse de un alfabeto las letras se grabaron  separadamente.

De los propios estilos de escritura tenemos muchos ejemplos distintos, originándose unos estilos propios de la península denominados andalusí o magrebí, que derivan del cúfico primitivo, sin embargo muestran diferencias con este último en el desarrollo de la curva y su normas son más libres a la hora de componer los trazos, dándose con predominancia en Al-Ándalus y norte de África, siendo este estilo, el andalusí, el que va a predominar en Península Ibérica. 

El nombre de alifato, proviene del alfabeto árabe, y su denominación viene marcada por la primera letra del alfabeto ‘alif’. Lo componen 28 caracteres en total, y pertenece a la familia de los alfabetos semitas (hebreo, siriaco…), siendo su base el fenicio, y, como todos ellos, se lee de derecha a izquierda. Zozaya en 1986 nos indica que el tipo de escritura usado es andalusí-magrebí, datando la escápula entre el 883 y 1011 d.C., fecha esta última de la reconquista cristiana de la zona de Osma.  

Zozaya recalca el carácter apotropaico de la estrella de 6 puntas,  al igual que Fernandez Ugalde por haberse encontrado la mayoría de ellos en silos de almacenaje. No obstante  Doménech Belda y López Seguí, observaron que los niveles estratigráficos en que han sido encontrados corresponden a la época de reutilización de los silos y no a su fase de uso como depósito de almacenamiento. 

Esta pieza puede verse en el monasterio de San Juan de Duero, sección medieval del Museo Numantino.