La triple corona de Agustín Álvaro

Sergio Recio
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El piloto soriano se hace con sus tercer campeonato de España en una temporada muy atípica en la que ha desempolvado su histórico Citroen BX

La triple corona de Agustín Álvaro - Foto: Eugenio Gutierrez Martinez

Hace dos temporadas, Agustín Álvaro jubilaba su Citroen BX, un vehículo con el que había conseguido hacerse con dos Campeonatos de España, «me da mucha pena pero hay que asumir nuevos retos», relataba entonces. En ese momento cambiaba la tierra por el asfalto y los históricos por un novedoso Fiat Abarth. Cuando preparaba este nuevo año un accidente cambió los planes, «volqué y la avería era demasiado importante para repararla».

Miraba entonces en el fondo de su taller, donde guarda las reliquias del motor y también su Citroen, «quería correr como fuese y entonces decidí poner de nuevo en funcionamiento mi vehículo más querido».

El imprevisto se convirtió en la mejor decisión que pudo tomar para competir este año y se ha proclamado por tercera vez en su carrera Campeón de España en la categoría de históricos de tierra, «no era lo planeado pero me siento muy satisfecho y orgulloso porque a pesar de que solo han sido tres pruebas», se redujo el calendario por la situación sanitaria, «mi copiloto y yo hemos tenido que superar muchos problemas para llevarnos el título». Han sido tres carreras, pero han dado para mucho.

El peor inicio. Aunque el calendario se redujo hasta prácticamente el mínimo, hay que volver al pasado mes de febrero para hablar del primer Rally de Lorca, «fue justo antes de la pandemia». Si en ese momento alguien le dice a Agustín Álvaro que se proclamaría campeón de España, el piloto soriano se lo hubiese tomado como un chiste, «aunque la puesta a punto del coche era sencilla, tanto tiempo sin competir con el Citroen podía pasar factura».

En esta primera prueba rompía el motor, un gran contratiempo, «no sumamos ningún punto y en ese momento tenía serias dudas de poder arreglar el coche antes de la siguiente carrera». Auto suficiente, Álvaro solicitó el envío de piezas sin la esperanza de poder competir, pero el Estado de Alarma frenó en seco el campeonato, «esos meses sirvieron para arreglar el coche y estar preparados para Galicia».

En tierras gallegas obtenía un segundo puesto, «el ganador, Álvaro Rodríguez, llevaba un BMW inalcanzable y nos tuvimos que conformar con quedar por detrás». Solo quedaba una prueba, Madrid, y la única forma de ser campeón era quedar por encima de su máximo rival, «él era más rápido pero en estas pruebas pasan muchas cosas». Y la experiencia, como siempre en el caso del soriano, fue su mejor arma.

El barro. Llegaba el Rally de Madrid y la lluvia quiso ser protagonista. El terreno se embarraba de forma considerable y desde el inicio, el soriano volvía a confiar en su mano derecha, su copiloto, Francisco Garmendia, «la estrategia era ser conservadores, acabar la carrera por encima de ser rápidos».

En los primeros tramos fueron varios los pilotos que tuvieron salidas de pista, «nos enteramos que entre ellos estaba nuestro máximo rival». Álvaro Rodríguez rompía la dirección de su BMW y dejaba vía libre al campeonato del soriano, «hubo varios momentos de nervios pero conseguimos acabar terceros». Un ‘3’ en el cajón y otro ‘3’ en sus entorchados nacionales.

Ahora Agustín Álvaro se plantea volver a guardar su Citroen, «quiero intentarlo de nuevo con el Fiat Abarth en asfalto pero a la vez mis amigos me dicen que siga en históricos, que consiga otro título». Sea cual sea la decisión, lo que está claro es que queda piloto para rato, «lo único seguro es que no pienso colgar el casco». Los campeonatos de España seguirán siendo sus objetivos, «y cuando no pueda ser competitivo pasaré a los regionales, pero siempre seguiré corriendo». Porque por encima de títulos está el amor por el motor de un soriano que sigue dejando su nombre en los grandes rallys de España.