Sanidad practica más de 200 controles al año en 43 piscinas

A.I.P.
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Once farmacéuticos inspectores se ocupan en Soria de vigilar los niveles de cloro y PH, principalmente, así como de la depuración y de la higiene de las instalaciones

Sanidad practica más de 200 controles al año en 43 piscinas - Foto: Javier Ródenas Pipó

El verano es para estar al aire libre. Con las altas temperaturas, piscinas y zonas de baño declaradas son los enclaves más concurridos en Soria.  La actividad de vigilancia e inspección del Servicio Territorial de Sanidad tiene en estos escenarios una parte importante de su tarea en la temporada estival. Así, uno de los ámbitos de intervención de los servicios oficiales de la Dirección General de Salud Pública de la Consejería de Sanidad de la Junta de Castilla y León, en relación con el disfrute y el ocio en aguas de recreo, es el control de las piscinas, cuyo censo actual en la provincia de Soria es de 43 al aire libre, 37 de ellas de titularidad municipal y seis municipales cubiertas (tres en la capital y una en Ólvega, Almazán y El Burgo de Osma). En estas instalaciones, tal y como informa la Delegación Territorial de Soria, se realizan controles periódicos y analíticas continuas para comprobar el cumplimiento de sus condiciones higiénico-sanitarias. En 2018 se hicieron 218 y este año la cifra será similar.

De la sanidad ambiental y de la seguridad alimentaria en los meses de verano se ocupan 11 farmacéuticos, que forman parte de una plantilla de 59 inspectores (25 farmacéuticos y 34 veterinarios), señala la jefa del Servicio Territorial de Sanidad, Elena del Vado. «Contamos con el mismo personal. Lo que se hace en verano es intensificar las campañas en establecimientos de hostelería y hay que atender las piscinas y las zonas de baño», indica.

En este sentido, la responsable del Servicio de Sanidad puntualiza que en las piscinas «no suelen presentarse problemas», más allá de «averías puntuales» en los sistemas de depuración, que son corregidas por los propios titulares o adjudicatarios de los recintos. «Llevan su propio autocontrol, tienen que hacer mediciones todos los días», añade.

VISITA DEL INSPECTOR. El Día de Soria acompaña al inspector Juan Carlos Belio en una visita de control a una piscina de verano de la capital soriana. Paso a paso, nos explica en qué consiste su labor, que arranca con la revisión de la información pública que cada instalación debe tener sobre el estado del agua de los vasos de baño.

A diario, como se indicaba con anterioridad, los empleados de las piscinas, que suelen ser los socorristas o bien los encargados del mantenimiento, deben anotar en un libro los valores de cloro libre  (ácido hipocloroso e ión hipoclorito), cloro combinado (cloraminas), Ph (grado de acidez y alcalinidad del agua), turbidez y tiempo de recirculación (funcionamiento del sistema de depuración y filtros).

«Hay otra información mensual, un análisis que realiza un laboratorio que mide los mismos parámetros. Así que, por un lado, está el personal encargado de las instalaciones que está obligado a las mediciones diarias y, por otro lado, una vez al mes lo hace el laboratorio. El nivel de cloro en los vasos va variando a lo largo del día», explica. No obstante, el trabajo del laboratorio es más amplio y mide: PH, turbidez, cloro libre residual, cloro combinado, ácido isocianúrico, escherichia coli, pseudomonas..., en resumen, «indicadores de contaminación» y de la eficacia de los productos desinfectantes empleados en las piscinas.

Antes de pasar a tomar las muestras del agua de las piscinas, el inspector también revisa las condiciones higiénicas de los vestuarios y de las zonas de paso.

VIGILANCIA. El farmacéutico inspector señala que antes de la apertura de las piscinas de temporada se lleva a cabo un primer control y, después, las visitas son mensuales, como mínimo, en las 43 piscinas de la provincia. «Los controles diarios se cumplen y hay una aplicación informática que se llama Siloé (Sistema de Información sobre Piscinas), una información pública que está ahí y puede consultarse. Hay que volcar los datos a final de la temporada».

Siloé es uno de los instrumentos que el Ministerio de Sanidad, Consumo y Bienestar Social utiliza en coordinación con otras administraciones para detectar y prevenir riesgos para la población, derivados del uso recreativo, deportivo o terapéutico de las piscinas.

El inspector dispone de un maletín que contiene un aparato medidor de cloro y ph, y unos reactivos que se aplican a las muestras de agua que recoge de los vasos de las piscinas. En primer lugar, comprueba el nivel de cloro libre, después el combinado y, por último, el ph. «Son indicadores sobre la desinfección, si hay un valor muy bajo o un exceso de cloro, que tampoco es bueno. También depende del tamaño de la piscina», relata.

El técnico reconoce que en las instalaciones del medio rural «los medios son otros» que en las de la capital y es necesario estar más pendiente de que se ejecuten las medidas obligatorias y las correspondientes comprobaciones. «En general está bien, la gente puede bañarse tranquilamente en Soria», finaliza.

EN LAS ZONAS DE BAÑO. La provincia de Soria cuenta con cuatro zonas de aguas de baño declaradas, según el censo oficial elaborado por la Consejería de Sanidad: tres en el embalse de la Cuerda del Pozo, en los términos municipales de Soria (con dos puntos de muestreo, en Las Cabañas y en Playa Pita), Vinuesa (El Bardo-base náutica) y Cidones (Playa Gamella, Herreros), y en el río Duero a su paso por San Esteban de Gormaz (La Rambla). Las muestras iniciales realizadas hasta la fecha indican que las aguas de todas estas zonas son aptas para el baño. «Siempre salen bien, la calidad es buena», señala Elena del Vado, responsable del Servicio Territorial de Sanidad de la Junta en Soria. Los resultados pueden consultarse en el Sistema de Información Nacional de Aguas de Baño denominado Nayade, uno de los instrumentos que el Ministerio de Sanidad, Consumo y Bienestar Social emplea para la coordinación con las administraciones autonómica y local. Esta herramienta recoge datos sobre la calidad del agua de baño y las características de las playas, tanto continentales como marítimas. En estos casos, explica Del Vado, lo que se miden son los niveles de escherichia coli y enterococo (bacterias fecales que pueden provocar infecciones).
El control y vigilancia de estas zonas de baño lo realizan los técnicos de Sanidad, que toman muestras para su análisis y determinación de la aptitud. Los resultados son comunicados a los ayuntamientos para que se informe a los bañistas a través de una cartelería instalada en cada una de las zonas de baño censadas. Sanidad contempla desarrollar en Soria inspecciones periódicas en cada una de estas zonas y en total se analizarán unas 45 muestras, como el pasado año, entre el 15 de junio y el 15 de septiembre. El lugar donde se toman las muestras es donde suele haber más presencia de bañistas, teniendo en cuenta el mayor riesgo de contaminación según el perfil de las aguas del baño. «Las analíticas se practican en el laboratorio. No se ha tenido que prohibir nunca el baño en estas zonas de Soria», puntualiza Elena del  Vado.