Deporte sin edad III

Sergio Recio
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Alberto Miranda. 44 años: «Lo más duro es arrancar en pretemporada, no se puede parar en verano»

Deporte sin edad III

Cuando el Balonmano Soria anuncia la renovación de Alberto Miranda, en todos los medios de comunicación se destacaba un dato por encima de los demás, lo hacía a los 44 años. El cancerbero del conjunto amarillo afrontará su tercera temporada en el club soriano, «si he renovado es porque todavía creo que puedo aportar algo». Lo hace además después de parar por el quirófano, «ahora estoy con la rehabilitación pero me han dicho que puedo seguir jugando sin problemas».

Aunque suele ser cada vez más habitual ver a porteros de balonmano en torno a los 40 años, siempre llama la atención ver su gran nivel físico a esta edad, «sé que el final está cada vez más cerca, son ya muchos años, muchas pretemporadas y tengo que reconocer que la liga se suele hacer larga las últimas semanas». Motivos por los que tiene claro que «hay que pensar que la vida no será siempre balonmano, hay más cosas en la rutina y habrá que plantearse otros caminos». Mensajes que hacen pensar que su retirada puede estar cerca, pero por el momento se ve compitiendo al más alto nivel un año más.

adaptación. Desde hace más de 15 años, Alberto Miranda ha compaginado vida deportiva y laboral, «nunca he tenido problemas con esto. Durante la temporada es cierto que dejas el trabajo un poco más apartado, pero se puede hacer». Lo más duro en este caso es adaptarse al entrenamiento diario con 44 años, «tiene que ser diferente a hace dos décadas, ahora hay que medir mejor las cargas y los descansos. Una lesión ahora es peor y más larga, por eso considero que esa faceta de los descansos cobra mucha más importancia».

Actualmente todo esto no significa parar porque «lo más duro es arrancar en pretemporada. No te pueden permitir no hace nada en demasiado tiempo y durante el verano debes intentar seguir en forma para que luego esa adaptación sea lo menos dura posible y afrontar la temporada con la mayor de las garantías».

En el día a día hay que tener mucha fortaleza mental. «Esforzarte más en un entrenamiento o querer llegar al nivel de los más jóvenes puede desembocar en una sobrecarga que luego te va a costar recuperar. A veces pecamos de venirnos arriba y ya no tengo 20 años. Ahora es mucho más importante medirte para llegar bien el fin de semana a los partidos, ahí es donde se exigen resultados».

En esos encuentros también hay una adaptación, «ha sido un cambio progresivo. Cuando eres joven priorizas la rapidez y la explosividad pero eso se va perdiendo. Ahora la veteranía hace que midas más la colocación, sabes cómo tira un jugador y dependiendo de sus movimientos predices mucho mejor sus lanzamientos». La experiencia sustituye a otras virtudes, aunque «en mi caso la flexibilidad sigue siendo prácticamente la misma».

Miranda lleva ya unos cuantos años siendo el veterano de sus equipos, «doblo en edad a la gran mayoría pero es algo que llevo bien». Utiliza ahora esa experiencia para guiar a los compañeros que comienzan. «A esta edad el club te pide que sirvas de guía a esos jugadores para que sepan lo que les espera, suelen escucharme siempre».