Ingenio soriano para investigar el cerebro

A.P.Latorre
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La investigadora soriana Cristina Sainz Martínez, que estudió con una beca de la Fundación La Caixa un máster de imagen biomédica en Suiza, se ha especializado en la técnica de resonancia magnética

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Cristina Sainz Martínez es uno de los doce jóvenes sorianos que han podido formarse en las mejores universidades y centros de investigación del mundo con una beca de la Fundación La Caixa para estudiantes investigadores. «Apasionada de las matemáticas y la biología, ha encontrado en la ingeniería biomédica la mezcla perfecta entre ambas», apuntan desde la fundación. La joven soriana estudió Ingeniería Biomédica en la Universidad Carlos IIIde Madrid. Recibió el premio extraordinario de fin de grado, así como premios de excelencia de la Comunidad de Madrid y del Consejo Social de la Universidad Carlos III.

En el cuarto año de grado realizó prácticas en la Fundación para la Investigación Biomédica del Hospital Gregorio Marañón y trabajó allí en el laboratorio de imagen médica. De ahí su interés por la resonancia magnética, lo que le llevó a hacer sobre ello el trabajo de fin de grado. Al finalizar, decidió estudiar con una beca de la Fundación La Caixa el máster de Imagen biomédica en la Eidgenössische Technische Hochschule (ETH), de Zürich (Suiza), especializándose en procesamiento de imagen y resonancia magnética. Ahora esta joven de 24 años está estudiando un doctorado en el centro suizo de electrónica y microtecnología, centrándose en la combinación de EEG con resonancia magnética a ultra-alto campo.

Sobre su gusto por las ciencias, explica que sus padres estudiaron matemáticas y que también tuvieron mucho que ver en la elección de sus estudios universitarios sus profesores del IES Virgen del Espino. «Cuando estaba estudiando en el instituto participé en Olimpiadas de Biología, Química... y ahí se despertó mi interés», recuerda. Sobre los reconocimientos que recibió en la carrera, Cristina destaca que los de la Comunidad de Madrid supusieron «un empujón para seguir esforzándome el siguiente curso» y el premio de fin de grado le hizo mucha ilusión «por los cuatro años de carrera y los profesores, porque significa mucho y es muy positivo, da impulso para el siguiente paso».

ingeniería biomédica. Sobre la carrera que ella escogió, ingeniería biomédica, cuando ella comenzó era prácticamente nueva y no se conocía mucho, «acababa de salir la primera promoción». «No sé si ahora los estudiantes de Bachillerato la conoce mucho, lo que sí sé es que las empresas sí que la conocen. Antes había puestos de trabajo que encajaban con ingenieros biomédicos, pero se contrataban ingenieros de teleco, y en cuanto salió la primera promoción se hizo una gran propaganda de la nueva carrera, porque era lo que las empresas necesitaban». «Ahora lo que se pide principalmente para muchos puestos de trabajo que antes no se pedía es ser ingeniero biomédico», añade destacando la gran demanda de las empresas por este perfil laboral. 

Sobre las salidas profesionales, apunta que es una carrera muy amplia que permite especializarse en muchos sectores. Ella se ha centrado en la imagen médica y en España hay empresas del sector de relevancia, como Philips o Siemens. «Si no quieres dedicarte al tema de la investigación puedes optar a ser responsable de ciertos productos, como el Tac, la resonancia magnética... para desarrollarlos y explicar a los médicos su funcionamiento», detalla la joven.Otra salida es ser responsable de servidores médicos en los hospitales. «Hay muchas empresas que colaboran con hospitales en el tema de imagen, pero también en cuanto a marcapasos, electroencefalograma, electrocardiograma o incluso cualquier implante si lo ha desarrollar una empresa muy perfeccionista necesita siempre un especialista que les explique a los médicos cómo funciona, esa es la salida más directa al terminar el grado, sin necesidad de especializarte más», explica desde Suiza. 

campo «interesante». Su especialidad es la resonancia magnética, por lo que se interesó en las prácticas en el Gregorio Marañón y en lo que profundizó en su trabajo de fin de grado y de fin de máster. «Me parece algo muy interesante y en lo que se puede hacer mucha investigación, por eso decidí ir al ETH a hacer el máster, porque tiene muy buena trayectoria en resonancia magnética y ha tenido varios premios Nobel» relacionados con este método de diagnóstico.

Para ella, la resonancia magnética «es una modalidad de imagen médica que no usa energía radiactiva ni es dañina, ya que usa radiofrecuencias. Es un fenómeno un poco difícil de explicar, pero básicamente es la excita los spinners, de los hidrógenos que tenemos en el cuerpo, mediante un campo magnético, se alinean con un campo constante. Ydespués hay otro campo que los excita de tal forma que producen una energía que podemos ‘leer’. Como el hidrógeno se encuentra básicamente en tejidos blandos del cuerpo, se ven tejidos que con el Tac no se pueden ver o no se ven tan bien porque no tiene tanta capacidad de contraste, como tumores o incluso detectar también ictus». Este método de imagen médica «tiene mil aplicaciones» y, por ejemplo, ella se va a centrar más en descubrir cómo funciona el cerebro, que se hace con la resonancia magnética funcional (FMRI). «Es otra técnica que se usa para ver, por ejemplo, si resuelves un problema matemático qué área del cerebro se activa. Es para investigar cómo se comporta el cerebro y se hace con la resonancia magnética».

el cerebro. Sobre sus perspectivas de futuro, tras terminar el máster y hacer prácticas en Siemens Healthineers en resonancia magnética este año durante cuatro meses, ha comenzado el doctorado universitario en la empresa suiza CSEM, de microtecnología y electrónica. «Está entre la investigación y la empresa, se encarga de apoyar la investigación de productos relacionados con la ciencia en otras empresas», explica. Aunque su proyecto de investigación del funcionamiento del cerebro no tiene mucho que ver con la empresa, forma parte de ella en el mundo laboral y haciendo el doctorado, con el apoyo también de la universidad. Ahora se está centrando dentro de ese campo en la resonancia magnética y el encefalograma. Tiene por delante cuatro años de doctorado y por ahora se quiere dedicar a la investigación.

Para esta joven investigadora, su trayectoria es fruto del estudio pero también de la suerte, de «estar en el momento adecuado en el sitio adecuado». «Cuando se empieza es más esfuerzo y más horas de estudio, pero después cuando te especializas en lo que te gusta es simplemente dedicarte a eso y ya es diferente», apunta. Anima los jóvenes a dedicares a la ciencia, en lo que se está incidiendo mucho por la necesidad de invertir en ciencia e investigación para hacer frente a una situación como la que se ha presentado este año. «Investigando en tecnología y ciencia, sobre todo en el campo de la biomedicina, que ofrece resultados a corto plazo, es como crece un país», apunta, «pero dedicarte a investigar en España es muy difícil porque el empleo no es de calidad».

Cristina lleva sin venir a Soria desde enero de 2020 y está deseando regresar, ya ha comprado el billete para Navidad, pero tendrá que tener en cuenta las restricciones por la pandemia que pueda haber en ese momento. «Lo echo mucho de menos», expresa con esperanza de volver.