A muchos negocios de hostelería les cuesta cada vez más mantener abiertas sus puertas. Sin comensales desde hoy, el único ingreso que perciben es la exigua ayuda que perciben como autónomos. Una cifra insuficiente para hacer frente a las facturas de la luz, el gas o la hipoteca. Las cuentas no les salen y dicen sentirse abandonados.
Un ejemplo es Alfonso Romera, del restaurante Trashumante de la capital. Con su restaurante cerrado, explica que debe seguir pagando unos costes fijos, como por ejemplo la luz. "Un restaurante de estas características vamos a poner el supuesto de que gastara 1.000 euros al mes, pues sólo el contrato son 500, y a mayores no nos dejan tocar la tarifa para pagar menos", comenta.
Lo mismo ocurre con el gas y los seguros, el año pasado pagó la prima íntegra pese a estar cerrado durante más de cuatro meses. A ello hay que añadir el IBI, las basuras y el agua y la hipoteca o el alquiler, sin olvidar los alimentos de sus neveras.
"Cada vez que nos abren y nos cierran es un coste económico para todos los sectores de hostelería brutal", lamenta.
Unos gastos difíciles de afrontar con el único ingreso que perciben los autónomos: "nos pagan 600 euros a razón de autónomos, ¿un padre de familia con 3 hijos creador de 8 puestos de trabajo merece cobrar 600 euros? ¿Por qué no cogen mi declaración de la renta y me pagas a razón de la declaración de la renta?", se pregunta.
Y sin ayudas, lamentan, sólo les ofrecen créditos blandos para seguir pagando.