A las puertas de la universidad

Bárbara Gimeno
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Cinco jóvenes sorianos hacen balance del curso ante la inminente prueba de accesoa la universidad, marcada por otro año atípico a consecuencia de la pandemia

A las puertas de la universidad

Todo aquel que pase estos días por las inmediaciones de la Biblioteca Pública de Soria sobre las nueve de la mañana se dará cuenta de que sucede algo excepcional. Una enorme fila de estudiantes rodea diariamente el edificio con el objetivo de conseguir un pequeño espacio donde repasar el temario que tendrán que interiorizar de cara a la realización de la EBAU, la Evaluación del Bachillerato para el Acceso a la Universidad. Esta prueba, que tendrá lugar en Castilla y León entre el 9 y el 11 de junio, supone el punto y final de la vida de instituto a la vez que abre las puertas de la enseñanza universitaria a miles de jóvenes cada año en España. El examen, basado en el temario que se ha estudiado en el último curso de bachiller, supone todo un acontecimiento y  un esfuerzo adicional para los estudiantes. Aun así, su valor respecto a la calificación final es solo del 40%, siendo el otro 60% la nota media de los dos cursos de bachillerato. Dos cursos que, para los jóvenes que se examinan ese año, han estado marcados por la pandemia, las cuarentenas, las clases online y, en definitiva, por un panorama atípico que ha trastocado todos sus planes. 

Elena Muñoz, Heluan Hergueta, Susana Villar, María Mateo y Sergio Carrascosa son alumnos de 2º de Bachillerato del IES Antonio Machado. Los cinco han decidido hacer una reflexión de lo que ha sido este último año, tan diferente a lo que esperaban, a solo dos semanas del examen. Su mayor miedo de cara a la EBAU, explican, es que alguno de sus familiares o ellos mismos se contagien o tengan algún contacto estrecho, ya que en el supuesto de tener que confinarse y no poder realizar la prueba, la convocatoria de junio correría y tendrían que presentarse a la siguiente. El tema de los confinamientos y los contagios ha sido, de hecho, lo que les ha mantenido más preocupados durante el curso: «Realmente en clase vamos con la mascarilla, mantenemos la distancia, y te acostumbras, no notas mucho cambio... pero el hecho de que surja que alguien de tu familia tiene el COVID y tener que irte a casa una semana o diez días se notaría muchísimo en el ámbito académico», explica María Mateo. Su compañero Sergio coincide y añade que «es una diferencia abismal el ir a casa o recibir clases presenciales». Distracciones, falta de espacio de trabajo, convivencia con otros miembros de la familia en similar situación...todo ello dificulta que el aprendizaje desde casa sea todo lo efectivo que debería.

Sin embargo, los alumnos afirman que todo el profesorado se ha esforzado al máximo y les ha apoyado en todo momento. «Todos nos hemos tenido que adaptar a las plataformas para recibir clase, hacer exámenes online, enviar trabajos…», explica Sergio Carrascosa, «y la intención de los profesores siempre ha sido la de enseñarnos y hacernos recibir todas las clases posibles para mandarnos lo mejor preparados que podían». Susana Villar destaca también la enorme flexibilidad con la que les han tratado por si surgía cualquier problema o por si alguien no podía acceder a los recursos, «han estado mucho más encima. Y nosotros mismos, como compañeros, hemos hecho mucha más piña». 

Este compañerismo que comenta la joven soriana ha sido clave para sobrellevar un año en el que, como confiesa su compañera Elena Muñoz, «el esfuerzo más grande ha sido el psicológico. El pensar que tienes que estar todo el día trabajando para llegar y luego añadirle la situación del coronavirus que al final te priva de salir a desfogarte, poder ir de fiesta y demás...definitivamente tener esa fuerza mental para continuar todo el día ha sido el esfuerzo más grande». Todos coinciden en este punto, y añaden que el apoyo extra por parte de sus familias ha sido, también, fundamental. A pesar de haber sido un año difícil, ha ido mucho mejor de lo que pensaban que iría cuando estalló la pandemia, comentan, porque al principio era todo tan nuevo que no le veían final, pero ahora mismo ven el futuro un poco más claro, aunque tampoco se centran en mirarlo a gran escala: «Yo creo que, después de todo lo que hemos pasado, del no poder salir, del tema restricciones, y con lo que supone tener que hacer la EBAU, pienso a corto plazo, en acabar la EBAU y luego en el verano, con que el año universitario lo veo aún lejos. Pensamos en el ahora», indica Sergio, con el que coinciden los otros cuatro. 

Sea como fuere, el curso ha llegado a su fin y las pruebas están a la vuelta de la esquina. A pesar de las dificultades y el esfuerzo que han tenido que hacer, estos cinco alumnos quieren mandar un mensaje a sus compañeros más jóvenes: «Lo que yo diría es que todo esfuerzo tiene su recompensa, que se apoyen en su alrededor y si no se ven capaces que pidan ayuda», subraya Susana en nombre de todos, a lo que Sergio añade: «Sobre todo, que no se desesperen, que trabajen y que no dejen de trabajar porque al fin y al cabo, se pasa mal, pero al final merece la pena, tiene su recompensa». 

COORDINACIÓN TOTAL. Desde el equipo directivo del centro exponen que, aunque no se podría decir que ha sido un año normal, sí que se ha asemejado bastante a lo que supone un curso en condiciones normales. «Hemos tenido todas las medidas sanitarias, de seguridad y demás y sobre todo hemos hecho un esfuerzo muy importante en avanzar aquellos contenidos que tuvieron que quedar un poco menos trabajados el año anterior», explica Miguel Ángel Delgado, director del Instituto. Delgado indica que, precisamente, el buscar esta normalidad ha sido un punto clave a la hora de trasladar tranquilidad a los alumnos, especialmente a estos de 2º de Bachillerato: «Creemos que la mejor forma de apoyar a los alumnos es intentando que sea una situación lo más normal posible hasta el extremo de intentar realizar todas aquellas cosas que nos parecen necesarias, hasta ese reconocimiento al trabajo como ha sido el acto de graduación que hemos llevado recientemente a cabo. Esa es la forma mejor de apoyarles. Les preparamos bien, les formamos bien y luego después les lanzamos a la EBAU». 

Quizá lo más excepcional dentro de este curso 2020-2021 haya sido, subraya el director, la propia coordinación interna entre los distintos departamentos del centro. «Hemos hecho un esfuerzo sobre todo con el ánimo de que no quede nada que no se haya trabajado lo suficiente y no como consecuencia de este año, porque estoy seguro que se ha trabajado igual de bien, sino como consecuencia del confinamiento del año pasado, puesto que, aunque tuvimos clases online e intentamos llegar a todo lo que podíamos que llegar, siempre ha habido determinadas cosas que no pueden suplantar a la enseñanza presencial», concluye.