El primer censo de Soria cumple 750 años

Ana Pilar Latorre
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Es el documento oficial más antiguo que atestigua el número de habitantes de la Villa de Soria y las 238 aldeas del término, que por aquel entonces era de 3.162, entre vecinos, moradores y atemplantes

El primer censo de Soria cumple 750 años

Hace 750 se elaboró el primer censo de Soria, un valiosísimo documento que se conserva en la Biblioteca de la Real Academia de la Historia con el título 'Aquesti es el padron que mando facer el muy alto noble sennor don Alfonso por la gracia de Dios Rey de Castiella e de León e de Galicia'. Esther Jimeno afirma en la publicación 'La población de Soria y su término en 1270' (1958) que se considera «el primer censo de población y el primer documento de nuestra historia demográfica» que se ordenó realizar Alfonso X por un pleito entre los clérigos de las iglesias de Soria y los de las aldeas dezmeras. Además, destaca su «máxima precisión», porque en este primer padrón figuran «uno a uno» todos vecinos.

El manuscrito, además de inédito era casi desconocido, pues antes de los años 60 del pasado siglo, cano se editó el libro de Esther Jimeno, eran «muy raras» las referencias al mismo. Miguel Martel, autor de un libro sobre la fundación de Soria y los Doce Linajes, alude a él en varias páginas y en el Archivo del Cabildo de Curas de Soria en un libro de parroquianos de 1772 se hace un resumen de concordias entre iglesias y vecinos y también del censo de 1270, incidiendo en las razones que motivaron la realización del censo e impulsaron  a Alfonso X a encomendárselo a su secretario, don Diego Gil de Ayllón. 

En 1780 hay un pleito a solicitud de los curas del Arciprestazgo de Gómara y se repasan las concordias celebradas anteriormente para solucionar la percepción de diezmos de los curas, mencionando el libro de parroquianos citado y los datos de 1270. Nicolás Rabal en un libro dedicado a Soria menciona el censo y Julio González hace lo mismo en una publicación sobre la repoblación de Castilla, León, Extremadura y Andalucía. Después, han sido muchos los autores e investigadores que han querido profundizar en este documento.

El manuscrito llegó a la Real Academia de la Historia como regalo de Eduardo Saavedra, que años antes había comenzado las excavaciones en Numancia y «es probable que en sus repetidas visitas a Soria e investigaciones lo encontrara» y lo trasladara a Madrid, ya que era miembro del citado organismo.

vecinos. Esther Jimeno explica los términos que emplea el manuscrito en relación a los habitantes. «Los vecinos aparecen en el padrón agrupados en las distintas collaciones que formaban la villa y en las ladeas de su término» y dentro de cada colación y de cada aldea se distribuyen en: fazedores (encargados de hacer el padrón en la collación y la aldea, tres y dos, respectivamente), vezinos (los nacidos en Soria, con condición personal privilegiada), atenplantes (vivían en Soria desde hacía medio año, con especial condición) y moradores (residentes que no han adquirido la vecindad y no disfrutan de todos los derechos por no reunir las condiciones, pero podían adquirirla por filiación y por admisión del concejo). De ellos, en el Fuero de Soria solo se mencionan al vecino y al morador.

Sobre la distribución de la población, la autora recuerda que la repoblación tiene lugar de 1109 y 1114 y no se sabe el número de vecinos que pudieron llegar. Como hasta 1270 «no había ningún dato estadístico digno de crédito» no se puede hacer un estudio comparativo, tampoco con cifras de fecha inmediatamente posterior, ya que no hay estadísticas hasta la primera mitad del siglo XVI. Para ella, «el censo queda un poco aislado cronológicamente».

La población queda agrupada en las aldeas que formaban la tierra de Soria y el documento «es el más antiguo que atestigua cuántas y cuáles eran». En total, eran 238 más la villa de Soria, compuesta a su vez por 34 distritos parroquiales o collaciones. 

En todo este territorio había 3.162 vecinos, de los que 2.147 eran moradores, 664 atemplantes y 351 vecinos. De la cifra total, 777 correspondían a la villa de Soria (235 vecinos, 199 atemplantes y 343 moradores) y 2.385 al término de Soria (116 vecinos, 465 atemplantes y 1.804 moradores). «El mayor contingente lo dan los moradores» y «salta a la vista la pequeñez de los núcleos poblados». 

La densidad de población es mínima, porque a una superficie de 2.666 kilómetros cuadrados corresponden 3.162 vecinos, lo que es 1,18 por kilómetro cuadrado, apunta la autora. Hay mucho contraste entre la población de Soria, con 777 vecinos, y la de las aldeas, de 1 a 40 vecinos, sin que haya núcleos de población intermedios. 

Los de 1 a 5 vecinos son despoblados, excepto Salduero, Camparañón, Carbonera, Los Villares, Bliecos y las granjas de la Salma, los Royales y el Villarejo. De las 69 aldeas de 5 a 10 habitantes, en 1958 habían desaparecido 35; y de los 20 núcleos de 10 a 20 vecinos pasaron a ser despoblados. «En total suman 83 las aldeas que por un fenómeno de concentración de poblamiento han desaparecido», quedando 155, cinco más de los 150 pueblos que integran la Mancomunidad de la Tierra de Soria. Aunque, como apunta Esther Jimeno, esas 155 aldeas no coinciden de una manera absoluta con los de ésta, ya que antes pertenecían a Soria y hoy no están en la mancomunidad: Abejar, Almazul, Almenar, Carrascosa, Derroñadas, La Losilla, Lumbrerillas, Mazaterón, Miñana, Nódalo, Noviercas, Pobar, Ólvega, Suellacabras y Tejado.

Curiosamente, «a la orilla izquierda del Duero hay más aldeas que a la derecha», los núcleos se acumulan y su población se distribuye uniformemente por toda la superficie, con escasa distancia entre unas y otras. También hay más ríos en esa orilla, puntualiza la autora, haciéndola más habitable por la posibilidad de riego de cultivos y la ganadería. Destacan las zonas de Valdeavellano, Almarza, Buitrago, Villar del Campo, Noviercas y Covaleda-Salduero-Vinuesa-Abejar (ocupación forestal más lenta).