Los repiques con tradición en Langa

A.P.Latorre
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El toque manual, que se conserva en algunos pueblos de la provincia aunque cada vez en menos, aspira a ser Patrimonio Cultural Inmaterial, algo que Camilo Alonso, campanero de Langa, cree que lo conservaría

Los repiques con tradición en Langa - Foto: Eugenio Gutierrez Martinez

Camilo Alonso es una de las pocas personas que tocan las campanas manualmente en la provincia de Soria, una tradición que se pierde poco a poco justo cuando se ha solicitado su declaración como Patrimonio Cultural Inmaterial por parte de la UNESCO, pero ya está reconocido como Manifestación Cultural del Patrimonio Inmaterial desde el 22 de abril de 2019. En otras zonas de España hay asociaciones en torno a esta tradición, como en La Rioja, País Vasco o Valencia, donde incluso se proyecta una Escuela de Campaneros y el Museo Internacional del Toque Manual de Campana. Hay varios toques, algunos ya perdidos, para: oraciones (al amanecer), misa (mediodía), misa en la ermita, escuela, catequesis, penitencia, rosario, concejo, Ángelus, procesión, tormenta, arrebato o fuego, vísperas... Los expertos usan, por ejemplo, el repique, el oscile o el volteo.

Aún así, en muchos pueblos sigue siendo una forma de comunicación, un código entre los vecinos, avisando no solo de misas y celebraciones como bautizos, bodas y funerales, sino también para dar las horas, iniciar las fiestas y ahuyentar las tormentas con el Tenterenublo, como ya contara El Día de Soria desde la iglesia de parroquial de San Leonardo de Yagüe.

Este campanero de Langa, que heredó «por tradición» esta función junto a la de enterrador de su padre, Eusebio Alonso, y que la ha compartido con Martín Redondo, Alberto Sanz y Miguel Yllana, nos explica en qué consiste y las razones por las que ha colaborado cerca de 20 años con la parroquia de San Miguel Arcángel. En los últimos meses se ha mejorado el acceso al campanario, con la instalación es unas escaleras de madera (87 escalones), y se ha colocado un sistema de toque automático, con el que ya cuentan muchas iglesias de la provincia, porque Camilo Alonso no puede «estar en todos los sitios», ya que trabaja en los viñedos. 

En la pantalla se puede seleccionar: toques, volteos y mazos; clamores 10 minutos y 12 fuego; y campana grande o mediana y campanillo, entre otras opciones. Anteriormente, también hubo un cuadro de mandos, pero se retiró y se volvió al toque manual.

Una vez en el campanario, Camilo se prepara con sus guantes y toma las sogas para tocar a Clamores, es decir, avisar cuando ha muerto una persona, «en vez de poner la esquela». Es el toque manual que allí se ha conservado. En fiestas solo tocó una vez y repicó a volteo, pero le surgieron compromisos para tocar después en bodas y «no podía llegar a todo». Ahora, cuando pueda acudir seguirá manteniendo su costumbre ya reconocida por su valor etnográfico, «porque hay que mantener las tradiciones.En los pueblos es como un código para comunicarse y llegar a todos». 

Una vez arriba, toca enérgicamente la campana mediana (fabricada en Quintana de Toledo en 1978) y la grande con algo más de cuidado, ya que es la más antigua y le falta un pedazo que se desprendió hace unos años en fiestas, cayendo en un tejado, por lo que no se puede voltear. Se estudiará la reparación «porque su sonido es espectacular», pero supone un gran desembolso... El campanillo también se hace sonar. Curiosamente, algún vecino llama durante la demostración para preguntar si había fallecido algún vecino.Es una falta alarma, Camilo solo muestra el funcionamiento.

pinturas. Tanto el alcalde de Langa, Francisco Javier Barrio, como el campanero muestran con orgullo la iglesia de San Miguel. Además, las obras de mejora del campanario han descubierto unas pinturas  murales que ahora estudiará Patrimonio, según ha solicitado el Ayuntamiento. 

Barrio destaca la relevancia del retablo, construido en torno a 1600, que se orientó en un principio al Este pero posteriormente la parte del templo de estilo gótico se rehizo con estilo neoclásico y se cambió al lado Oeste, «cosa muy anómala». «En esta parte sur del encastre de las bóvedas góticas que quedan ocultas precisamente por la pared que se levanta para colocar la espadaña, de gordísimo adobe y enebro, hay unas pinturas de arriba a abajo, unos 20 metros», muestra el alcalde en la propia iglesia. «Son muy bonitas y policromadas, podrían ser del gótico tardío. Lo poquito que se ve es una especie de firmamento, de velo celestial, de alegoría del cielo...  En verdes, amarillos, azules, rojos. Todo policromado e igual nos sorprende con alguna figura, porque las bóvedas están también pintadas. Pero hay que descubrirlo con una técnica especial porque está tapado por una capa finísima y pintado sobre adobe, es complicado», añade. La obra de acceso al campanario también se ha hecho para retirar el reloj que estaba hundiendo la bóveda.

El retablo mayor se limpió en su día e, igualmente, «salió toda la policromía», por lo que para el alcalde «tiene un valor incalculable» y está inspirado en el de la catedral de El Burgo de Osma. En la iglesia se diferencian las distintas etapas arquitectónicas, pero en una de esas reformas se taparon los encastres de bóveda y la enorme pared decorada. 

El párroco, don David, se ha puesto de acuerdo con el Ayuntamiento para realizar estas mejoras en el templo, tanto en el campanario, donde se instalará un quitamiedos, como en el acceso al mismo.