Soria, camino de desescalar a fase 2

Nuria Zaragoza
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«Estamos mejor pero la pandemia no ha pasado», avisa Delgado. Pide a la población, especialmente a los menores de 50, prevenir porque ahora los enfermos son jóvenes

Soria, camino de desescalar a fase 2 - Foto: Eugenio Gutiérrez Martínez

La situación epidemiológica parece estabilizarse en el escenario nacional, regional y provincial, lo que permite avanzar en la desescalada. 

El prestigioso centro investigador de la Universidad de Washington (el Institute for Health Metrics and Evaluation) ha situado a España en la recta final de la pandemia. El vicepresidente y portavoz de la Junta, Francisco Igea, manifestó este jueves que es «probable» que la próxima semana se pueda rebajar la alarma a nivel 2 en todas las provincias de la Comunidad. Y, en clave provincial, todos los indicadores de riesgo siguen una tendencia positiva. De los ocho criterios que determinan si hay transmisión comunitaria y si la situación excede las capacidades de respuesta del sistema sanitario, cuatro se alejan ya de la zona de riesgo alto y están incluso en niveles de nueva normalidad. Soria es la provincia con mejores datos de la Comunidad, si bien todavía hay un criterio en niveles de riesgo muy alto, el relativo a la ocupación de camas de cuidados críticos por casos de COVID-19. En concreto, están ocupadas seis de las catorce plazas de la UCI, cinco de ellas por pacientes con el virus. 

«La situación ha mejorado extensiblemente y ha bajado mucho la incidencia acumulada. En el hospital hay seis pacientes en planta y cinco en UCI, y parece que la vacunación está haciendo efecto porque no hay prácticamente enfermos de más de 65 años. Nos da rabia que siguen apareciendo brotes y algunos con muchos contagiados, como el de Almazán. Por eso hay que pedir a la población que siga siendo rigurosa con las medidas preventivas porque estamos mejor pero la pandemia no ha pasado», avisa el gerente de Asistencia Sanitaria en Soria, Enrique Delgado. Y, en este sentido, insiste en hacer un llamamiento a la población para que «no baje la guardia» en sus encuentros familiares y sociales y, también, para que «apoye la labor de los rastreadores e informe de todos sus contactos» cuando se detecta un positivo.  De lo contrario, alerta, corremos el riesgo de «dar un paso atrás como ocurrió el verano pasado», algo que sería «terrible». 

La mejoría en la situación epidemiológica tiene su traslado en la presión asistencial. Al bajar los contagios (en lo que va de mayo la media es de seis casos nuevos diagnosticados a diario), han descendido los ingresos hospitalarios y, también, en UCI. Desde el pasado 15 de mayo la hospitalización COVID en planta se mantiene estable con entre cinco y seis pacientes ingresados. Y también en la unidad de críticos las cifras se mantienen entre cinco y seis pacientes desde hace varias semanas. 

Sorprende que hay ya tantos pacientes con el virus ingresados en planta como en UCI, un dato que se justifica en que los pacientes críticos  soportan largas estancias para su recuperación, lo que provoca que no haya mucha movilidad y, por tanto, no bajen sustancialmente los datos de ocupación de UCI, que se mantienen en niveles de alto riesgo. «Tenemos catorce camas estructurales y, para cumplir el 25% de ocupación que permite bajar de nivel de riesgo, supondría tener solo dos o tres camas con pacientes COVID. Es una cuestión estadística pero ahora la situación no está mal, hemos llegado a tener las catorce camas ocupadas y tres de REA», recuerda Delgado sobre los momentos más críticos vividos con la tercera ola. 

La consecuencia de esta situación es que «poco a poco se va recuperando la normalidad» tanto en el complejo asistencial de Soria como en las consultas de Atención Primaria, donde se va a retomar ya también la presencialidad.  

recuperar lista de espera. En el hospital Santa Bárbara, explica el gerente, «la REA ya se ha liberado totalmente [cabe recordar que se ocupó parcialmente para ser habilitada como zona UCIcuando se dispararon los casos críticos], la UCI ya se ha quedado con sus catorce camas estructurales y no está ocupada al completo, y en los quirófanos se está funcionando en condiciones normales con cinco quirófanos operativos». En cuanto a la planta de Medicina Interna (sexta planta), que llegó a ser completamente zona COVID y se llegó a extender incluso en la cuarta planta para atender a los pacientes con coronavirus, se sigue avanzando en la desescalada y «está previsto que la próxima semana vuelva a una situación normal», avanza el responsable sanitario. Esto supone que «solo se dejará un ala para COVIDy transición, y todo lo demás será normal». 

Esta vuelta a la normalidad ha permitido también incrementar la actividad quirúrgica para comenzar a rebajar las listas de espera, que se han visto duramente lastradas por estos quince meses de pandemia. «Ha aumentado de forma considerable la lista, pero no tanto en cuanto a incremento del número de pacientes como en lo que se refiere al incremento de la demora», admite el gerente, que reconoce sin tapujos que «esos datos de demora tan largos para algunas intervenciones, como cataratas, son inadmisibles». Precisamente por ello, apunta, «se está trabajando en los cinco quirófanos en un nivel incluso superior al normal, e incluso algún quirófano opera por la tarde». «Vamos a tratar de aprovechar también el verano, si la situación epidemiológica está controlada, para seguir rebajando las listas», anuncia Delgado. No obstante, avisa, «la acumulación de más de un año de demoras no se puede resolver en dos meses». 

cambia el perfil: jóvenes. La mejoría de la curva epidemiológica ha venido acompañada de un «cambio evidente en el perfil de los contagiados. Hace días que no hay casos en mayores de 70 años y los casos entre gente de 60 a 70 años son esporádicos. La mayoría son menores de 50 años». Es el efecto de la vacunación, ya que la estrategia nacional del pinchazo ha priorizado a la población más vulnerable [por edad] y, «con más del 53% de la población mayor de 16 años con al menos una dosis» y los mayores de 60 ya inmunizados, la transmisión del virus se ha reducido considerablemente en esos perfiles, que eran también los que presentaban los peores datos de letalidad. Con la población vulnerable protegida, el efecto de la enfermedad ha cambiado de forma radical: «Ha bajado la edad de los contagiados y, al ser más jóvenes, es gente que generalmente enferma menos y tiene mejor evolución, de modo que menos precisan un ingreso, menos llegan a UCI, y menos fallecen». 

ocho días sin fallecidos. El resultado de todo ello es también una caída de la mortalidad. Soria suma ocho días sin fallecimientos por culpa del virus y en el hospital hace once días que no fallece ningún paciente con COVID-19. Eso sí, avisa Delgado, «los jóvenes tienen mejor evolución pero los no vacunados tienen el mismo riesgo, o incluso más, que en las grandes oleadas». 

Con estos datos, Soria avanza en su desescalada y las proyecciones a corto plazo dibujan un escenario esperanzador ya que, «si llegan vacunas, en unas semanas se podrá empezar a vacunar a la población de 40 a 50 años y, con esa década ya cubierta, tendremos una inmunidad suficiente para evitar la transmisión», confía el gerente de Asistencia Sanitaria. Eso sí, avisa ya, «el virus será endémico y se va a quedar. No será ya una epidemia, pero va a quedar».