Langa de Duero contiene la respiración y extrema las medidas de precaución ante la situación que vive la vecina Aranda de Duero. Situada a apenas 30 kilómetros de la ahora confinada localidad burgalesa, habitualmente la mitad de la población de Langa tiene una relación diaria con Aranda. Estos días, además, la situación se complica, pues se triplica la población hasta llegar a los 1.300 habitantes. De momento tienen que acostumbrarse a la imposibilidad de viajar a Aranda. Hay quien vive habitualmente allí y el confinamiento le ha pillado en una segunda residencia. Otros trabajan en factorías como Michelín y tienen permiso para ir y venir. Según el alcalde, Francisco Barrio, pese a la preocupación la situación está controlada y no se ha registrado positivos. No contempla restricciones especiales más allá de las medidas que se han tomado, aunque reconoce que la próxima semana, por ejemplo, es posible que no se celebre el habitual mercadillo si las cosas siguen igual.