Aspace se "reinventa" pero urge financiación

Nuria Zaragoza
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Ahora, la atención es en los domicilios. Desde la asociación asumen que deberá esperar la residencia

Aspace se "reinventa" pero urge financiación - Foto: Eugenio Gutierrez Martinez

l virus ha obligado a «reinventarse» a Aspace Soria, la asociación sin ánimo de lucro que ayuda a cubrir las necesidades de las personas con parálisis cerebral y patologías afines de toda la provincia de Soria. Nada es como antes del coronavirus, cuando todos los servicios y usuarios se concentraban en su centro de la calle Enrique Pascual Oliva. Ahora, la seguridad de los «chicos» (como ellos llaman a los usuarios de Aspace) se impone y eso supone que ya no es posible agruparlos, sino que el servicio debe ser individualizado y, en la mayoría de los casos, a domicilio. 

Desde el 2 de junio en que los trabajadores de Aspace Soria se incorporaron al trabajo [durante los meses de confinamiento han estado en expediente de regulación temporal de empleo, ERTE], algunos usuarios van al centro a recibir el tratamiento de forma individualizada «con un horario escalonado para que no coincidan y para que de tiempo a desinfectar entre usuario y usuario»;pero en la mayoría son los profesionales los que se desplazan a sus casas. Se mantienen «los mismos servicios» de antes de la COVID-19, pero adaptados a la nueva situación:logopeda, terapia ocupacional, integración sensorial, fisioterapia, educación especial, respiro familia (ahora convertido en una especie de ayuda a domicilio), los talleres de adultos (integración, habilidades sociales, empleo...) y los talleres de ocio (ahora reconducidos en grupos más reducidos y en actividades adaptadas a la situación). 

Ahora es un profesional por usuario y, teniendo en cuenta que buena parte de los chicos viven en pueblos de Soria, supone tiempos de desplazamientos que antes no existían (ya que había un transporte diario al centro). El resumen, la mano de obra se ha disparado para cubrir los mismos servicios. 

De momento, se está consiguiendo llegar a todo gracias al esfuerzo de los profesionales y de las familias y, también, porque el número de usuarios se ha reducido tras la COVID-19 por el «miedo» de las familias a un posible contagio, ya que algunos de estos chicos son especialmente vulnerables por su estado de salud. 

Menos usuarios supone también menos ingresos, y a esto se suma un incremento del gasto ordinario motivado por que ahora «todo el personal debe ir con su equipo de protección a cada uno de los servicios y tratamientos». 

 Además, hay cierta «incertidumbre» por la continuidad de algunas subvenciones con las que Aspace cuenta para el funcionamiento ordinario del centro, así como para los proyectos que tienen en marcha -como la nueva residencia-. La suma de todo ello ha dejado a esta asociación soriana en una tesitura económica de inseguridad que, reconocen, «preocupa». 

ilusionados pero preocupados.  «Estamos ilusionados pero preocupados, porque hacemos algo que es una necesidad y no podemos ir para atrás», apunta la gerente de Aspace Soria, Laura de Diego. Es una «necesidad», recalca, poder dar continuidad a la obra de la nueva residencia (en construcción pero parada en espera de financiación), ya que «algunos de nuestros chicos ya se han tenido que ir fuera de Soria». Pero, también, «es una necesidad asegurar el día a día». 

«Esto no puede parar porque hace falta, pero tenemos que buscar nuevas fórmulas de trabajar y tenemos que reinventarnos en dos sentidos:en la búsqueda de financiación y en el modo de trabajo», resume. Yen eso es en lo que se centran en estos momentos. 

búsqueda de financiación. «Antes lo que hacíamos era sobre todo en el centro y, entre ingresos y subvenciones, el día a día estaba cubierto. Pero este año nos preocupa porque no sabemos qué va a pasar con las ayudas y nuestro gasto va a ser el doble o el triple, porque necesitamos más personal para cubrir los mismos servicios en los domicilios (en el tiempo en el que antes atendías a tres chicos en el centro ahora atiendes a uno en su casa, porque hay que trasladarse). Además hay que sumar el gasto de mascarillas, geles, batas... El gasto se ha disparado por todos los lados para hacer lo mismo que hacíamos», resume la gerente del colectivo, quien agradece el esfuerzo de la plantilla y familias para «reinventarse» en esta situación pero, también, las donaciones que han llegado a Aspace Soria.

De momento, apunta, la situación económica se ha conseguido salvar gracias a que se hizo un ERTE y solo han trabajado parcialmente cuatro profesionales «para trámites, estar pendientes de los usuarios, hacer seguimiento telemático y mandar pautas, y alguna intervención puntual que también ha habido que hacer». A partir de ahora, con la plantilla ya al cien por cien y las necesidades multiplicadas, la realidad es otra, por lo que los esfuerzos se centran en buscar nuevos apoyos. 

El futuro no se aventura sencillo, pero ilusión y ganas no les faltan, y están acostumbrados además a lucharlo. Por eso, ahora se empeñan en buscar nuevas fórmulas de ingresos que les permitan salvar esta situación. Dado que han tenido que suspender todos los eventos presenciales que tenían organizados para recaudar dinero, como el desfile de moda flamenca, el concierto de Sara y Ana o los mercados medievales, han decidido buscar alternativas virtuales donde el coronavirus no ponga freno.   

La primera va a ser una marcha virtual. Se trata de un evento solidario on line que ha sido posible «gracias a un amigo que ha hecho la aplicación para poder gestionar las inscripciones y gracias a transportes GLS, que se encargarán de hacer el envío de los obsequios», indica la gerente, que recuerda que hay tres formas de colaborar desde apenas seis euros. Todavía están lejos de conseguir el objetivo, «mil inscritos», pero confían en la solidaridad de sorianos y de gente de fuera, ya que este evento al ser virtual no tiene límites en ese sentido. En esta línea, recuerda De Diego, existe también la posibilidad de ser «socio colaborador» des Aspace.

residencia, deberá esperar. El dinero recaudado se sumará al logrado a través del ‘ladrillo solidario’ e irá destinado a financiar el nuevo centro residencial que, asume De Diego, «se va a ralentizar». «Lo damos por hecho porque este año esperábamos un dinero y no sabemos si llegará. Lo que había comprometido no se pierde, pero tenemos miedo a lo que pueda llegar el próximo año. Nosotros volveremos a la carga porque es una prioridad», asegura.