La casa de acogida del padre Ángel Hernández aloja estos días a 21 usuarios procedentes, en muchos casos de Venezuela o El Salvador, que forman ya una unica familia con mismas enecesidades y esperanzas, y que han dado la bienvenida al 2022 sin casi conocerse. "Es un poco extraño pero casi todos hemos pasado por lo mismo, así que nos entendemos", explica Diego, un joven de 21 años que llegó a Soria hace apenas unas semanas acompañado de su pareja para tratar de salir de Venezuela y poder continuar aquí sus estudios de Ingeniería Mecánica. Junto a él, Betiana o Beatriz también viven en esas dependencias. La primera, huyó del país venezolano con su marido y sus dos hijos por motivos económicos, mientras que Beatriz salió de El Salvador para escapar de las maras. "Sus mayores necesidades son encontrar un hogar mientras puedan legalizar y normalizar todos su situación", apunta el padre Ángel Hernández. Todos ellos coinciden en que al 2022 le piden "salud, prosperidad y estabilidad".