Tinaja decorada con caballos

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El yacimiento ha aportado mucha información sobre espacios domésticos

Tinaja decorada con caballos

Las fases finales del mundo celtibérico estuvieron protagonizadas por ciudades-estados, centros políticos y económicos, definidos territorialmente por la ciudad y un amplio entorno en donde se situaban poblados menores, aldeas y  granjas.

En la zona del Alto Duero, el conocimiento arqueológico que tenemos de ellas es muy limitado. Las ciudades mejor investigadas fueron reocupaciones en época romana, destruyéndose para ello la mayor parte del registro arqueológico de las etapas celtibéricas, como ocurre en Numancia, Uxama o Tiermes. En los casos en los que no existen reocupaciones modernas, se han localizado restos muy alterados por la erosión del yacimiento (Langa de Duero) o se ha excavado una superficie muy reducida (Los Villares, de Ventosa de la Sierra, y Los Casares, de San Pedro Manrique). La información que está aportando la ciudad localizada en Ciadueña, pequeña localidad ubicada en margen izquierda Duero, ocho kilómetros aguas abajo de Almazán, se convierte así en uno de las mejores referencias de las ciudades de este periodo para esta área geográfica, dado el excepcional estado de conservación de las estructuras constructivas para todo el ámbito celtibérico y meseteño.

Hasta ahora este yacimiento ha aportado un gran cúmulo de información sobre los espacios domésticos, tanto sobre las técnicas constructivas empleadas como sobre la utilización de las diferentes estancias que las componen y la distribución de las estructuras interiores y los objetos en el momento del abandono. La destrucción por incendio de al menos la primera casa excavada -fuego que debió apagarse antes de la total incineración de los restos- nos ofrece una fotografía fija del modo de distribución funcional del espacio doméstico y las actividades que sus habitantes desarrollaban en ellos. Se han conservado no solo muros en altura considerable, un horno, todo el conjunto de cerámicas en el lugar que ocupaban o donde cayeron, las vigas carbonizadas de la construcción, lo que ha permitido una interpretación de su modelo de construcción, planta y techumbre; sino también, y a modo de ejemplo, la base carbonizada de dos cestos, siendo visible su trenzado.

Tinaja decorada con caballosTinaja decorada con caballosDe todo ello está emergiendo una nueva visión de estas ciudades, con una densa trama urbana de casas adosadas, de compartimentaciones internas complejas, con cuidados acabados, enlucidos de paredes de barro, marcos de madera en las puertas y techumbres horizontales con una estructura de maderos cubierta con barro. Ciudades que ya eran tales, como muy tarde, a finales del siglo III a. C. 

En una de las habitaciones de la Vivienda 1, el derrumbe de una pared de adobes provocó que esta vasija situada ante él, sobre el suelo de tierra apisonado de la casa, se fragmentara (como puede verse en la imagen). Es una tinaja de almacenamiento con una capacidad de 68 litros y de cerámica facturada a torno. Está decorada, con dibujos en negro, con una franja en la zona superior que presenta motivos geométricos, una línea horizontal que sirve de base a semicírculos concéntricos que van alternando sus centros. Bajo esta franja se disponen las figuras de cinco caballos de diferentes tamaños, con las peculiares características iconográficas de estos animales en el mundo celtibérico: gruesos cuellos, lomos estrechos, cabeza pequeña, patas estilizadas rematadas con grandes cascos y las ancas marcadas con motivos circulares, probablemente simbólicos. Lo realmente extraordinario de la sucesión de caballos es que se dibujaron desde su tamaño adulto, reduciendo el tamaño progresivamente los otros tres hasta llegar al quinto, que es el potro. Es decir, no se dibujaron desde el potro hasta el adulto, sino a la inversa. Solo el caballo adulto tiene riendas, aunque no jinete. 

Sin ninguna duda, este modo de representar una sucesión de vida, inverso al orden natural que iría desde la juventud a la madurez, tiene una marcada intencionalidad que estamos lejos de comprender. Sí sabemos de la importancia que el caballo tuvo en las sociedades celtibéricas, tato en la vida cotidiana y la guerra como símbolo religioso.

Tinaja decorada con caballosTinaja decorada con caballosEsta pieza  fue restaurada en el museo en un laborioso proceso que duró casi un año de trabajo. Las restauradoras debieron proceder a la eliminación de concreciones, al desalado de la pieza, a realizar reintegraciones por motivos estructurales e igualar dichas reintegraciones, cromáticamente dentro de una cuidadosa restitución de los fragmentos originales. Tras ello, se trasladó a una vitrina específica para formar parte de la exposición permanente del Museo Numantino. 

La pieza, además de ser controlada en temperatura y humedad, es observada regularmente para confirmar que es estable en su conservación, así como la solidez de las reintegraciones.

El yacimiento y su cultura material han sido investigados por Alberto Sanz Aragonés, a quien siempre echamos de menos, J.P Benito Batanero y Carlos Tabernero Galán.