Prepárense porque el próximo lunes, tercer lunes de enero, está declarado ‘oficialmente’ el día más triste del año. Es el conocido como Blue Monday. Traducido al español, el lunes triste.
El psicólogo Cliff Arnall fue quien puso nombre comercial a la tristeza invernal hace ya quince años. Lo hizo en el marco de una campaña publicitaria encargada por una agencia de viajes que había visto cómo sus reservas caían en enero. Para remontar la tristeza... ¡viajen! Era el resumen de aquel Blue Monday.
Para determinar que ese lunes exactamente era el más triste Arnall se basó en una fórmula en la que tenía en cuenta aspectos como el clima, el tiempo transcurrido desde las Navidades y las deudas adquiridas, los intentos fallidos de dejar malos hábitos, la necesidad de cambiar...
Pero, como en toda campaña publicitaria, necesidad y motivación se pueden confundir, así que tómense con calma esta fecha ‘negra’ ya que todavía tenemos opciones (muchas) para remontar este lunes ¿triste?
«sin base científica». «La verdad es que no tiene mucho sentido», admite el vocal presidente por Soria del Colegio Oficial de Psicología de Castilla y León, Luis Ángel Romero, tras informarse sobre el origen de esta fecha. «Realmente es un disparate. Está muy bien como reclamo publicitario pero no tiene ninguna base científica», admite.
Asume que la fecha se ha ‘popularizado’ por la promoción en medios y, especialmente, en redes, «que últimamente ejercen mucho como altavoz para la difusión, amplificación y, también, distorsión de contenidos. También, por «esa necesidad que parece que tenemos todos por tener un día para todo». Y no le falta razón. Esta semana se han celebrado los días ‘internacionales’ de la cometa (14 de enero), Los Beatles, la croqueta (día 16) y la nieve (día 19).
Pero, ¿de qué depende realmente nuestra tristeza? «Desde la Psicología entendemos que cada uno es un mundo distinto», aclara de partida el vocal del Colegio Oficial. Sobre esa base, apunta, «el peor día del año puede ser el día que te dan una mala noticia, que te informan de una enfermedad, o el día que te has levando de una determinada manera e interpretas todo al revés. Tiene que ver más contigo que con las circunstancias externas, que es un poco lo que viene a decir esa fórmula de Arnall (que nos sentimos tristes cuando las circunstancias externas son negativas)», considera Romero. Y, en este sentido, especifica:«Esas circunstancias externas no justifican que para todo el mundo el tercer lunes de enero tenga que ser el día más triste. Puede ser que ese día me toque la lotería y sea el día más feliz», explica con un guiño simpático. Porque, al final, «la esencia del estado de ánimo no está en las circunstancias externas, está en la interpretación que yo hago de las circunstancias externas», repara. Y ejemplifica:cuando mi pareja se acerca en la calle a alguien atractivo, lo puedo interpretar como que me está siendo infiel, cuando en realidad es su prima. «Al final no es la realidad la que condiciona tu estado de ánimo, es la interpretación que haces», insiste. Y cada uno tiene una forma de interpretar la realidad, una capacidad de referencia, y unas estrategias de afrontar las dificultades, que es lo que determina que seamos más o menos felices. «Depende de nuestros valores personales, de nuestros principios, de nuestras expectativas, de nuestras propias distorsiones a la hora de pensar... ahí es donde está la base para que luego mis emociones sean positivas o negativas», resume.
Así las cosas, la fórmula queda descartada científicamente y por los colegas del propio Arnall, que años después se vio obligado a justificarse. Solo hace falta utilizar el sentido común, neutralizar nuestros pensamientos, estar activos, hacer deporte, verbalizar lo que nos pasa... Porque puede que sea lunes, pero puede ser el mejor día del año. Todo depende de ti...