Cifra récord con seis donantes en Soria

Nuria Zaragoza
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El envejecimiento de la población determina el perfil del donante, así como los órganos susceptibles de ofrecer. Los riñones van a Valladolid y el resto los gestiona la ONT

Cifra récord con seis donantes en Soria

El próximo miércoles, 27 de febrero, el mundo celebra el Día del Trasplante. La fecha, por iniciativa de la Organización Nacional de Trasplantes (ONT) de España, busca concienciar a la población del beneficio que supone una donación de órganos. Porque este aporte altruista salva vidas en todo el mundo. Es la esperanza para otro ser humano. La cita sirve también para agradecer a los profesionales que hacen posible el ‘milagro’. 

España es líder mundial y en 2018 batió su propio récord tanto en donaciones como en trasplantes. Y Soria, en este caso, no se queda atrás. «Hasta antes de 2013 el número de donantes en Soria era de apenas dos anuales. Pero ha ido en aumento y en el último año se ha llevado a cabo una cifra importante. En 2018 hubo seis procesos de donación, de los cuales cinco fueron efectivos. En total en Soria se generaron seis riñones, cinco hígados y un corazón. Para la situación poblacional de la provincia (despoblada y envejecida) es, sin duda, un dato muy bueno». La apreciación la hace el coordinador de trasplantes de Soria, el médico de la Unidad de Cuidados Intensivos, Raúl Sánchez Ariz, quien asume esta labor con el apoyo de la coordinadora de Enfermería, Francisca Chico, supervisora de quirófanos. 

Son cifras «muy buenas», insiste, máxime si se tienen en cuenta algunas referencias. La primera, «lo que históricamente ha habido», con años prácticamente en blanco. La segunda, el perfil del donante soriano: «Persona sobre los 80 años, suele ser varón y, la mayoría de veces, sufre algún tipo de hemorragia cerebral masiva sin posibilidad de tratamiento. Muchas veces, además, son pacientes pluripatológicos y tienen otros problemas como hipertensión o diabetes», lo que limita la posibilidad de extracción de órganos sanos. 

«En Soria es raro que haya donantes por debajo de los 50-55 años», admite. Por el perfil de la población pero, también, porque «la gente joven de Soria que acaba siendo donante de órganos por problemas neurológicos (ya sea por algún tipo de hemorragia cerebral, infarto cerebral, o por traumatismo craneoencefálico importante), cuando son valorados de entrada aquí en Urgencias o en planta, muchas veces, son remitidos a otros hospitales con servicio de Neurocirugía». «Aunque se piense muchas veces que el pronóstico es malo, al ser una persona razonablemente joven, se intenta y son trasladados a esos servicios [de otros hospitales]. Y a lo mejor efectivamente acaban falleciendo como se esperaba, pero ya el proceso de donación se lleva a cabo en esos hospitales», especifica, justificando por qué ese donante más joven apenas contabiliza en Soria. 

Eso limita el número de donaciones pero, también, los órganos susceptibles de ofrecer. Lo que más se dona son riñones e hígados. «El tipo de pacientes de Soria son añosos y, ya solo por el criterio de edad, donar el resto de órganos (corazón, pulmones...) no puede ser una opción». 

solo por muerte cerebral. Otro aspecto que determina las donaciones en Soria es que aquí solo se practica «la denominada donación de donante cadáver» y «solo en una circunstancia clínica muy concreta, muerte cerebral». Esto deja fuera otras opciones, como la donación en asistolia controlada, es decir, la que procede de una persona fallecida por cese de sus funciones cardiorrespiratorias. «Está pensada para gente que no llega a hacer una muerte cerebral, gente muy dependiente de medidas de soporte vital (por ejemplo, respiradores o fármacos para mantener la tensión arterial, etc) y que, además, tenga menos de 60-65 años», explica el doctor Sánchez. Este tipo de donación se afianza en España como la vía más clara de expansión del número de trasplantes pero, sin embargo, «en Soria no se ha podido plantear porque los pacientes en los que esta situación puede darse aquí son mayores». Tampoco se llevan a cabo donaciones de vivo ni, dentro de estas, la  donación en cadena.

Todas estas cuestiones justifican,   en parte, que «no toda la persona que quiere ser donante puede llegar a serlo». Y a esto hay que añadir dos cuestiones más:«Que el paciente pueda donar (que sus órganos sean óptimos) y que haya un receptor compatible». «Por suerte,pocas veces se ha dado en Soria el caso de tener que desestimar un órgano porque no haya un receptor compatible», asegura. 

De ello se encarga la ONT, desde donde se centraliza la lista de espera  de trasplantes con carácter general y con quien se pone en contacto el hospital soriano cuando hay un posible donante. Solo con una excepción, los riñones, que son donados directamente al Clínico de Valladolid. 

Teniendo en cuenta estas circunstancias, las donaciones en el hospital Santa Bárbara son «generalmente problemas neurológicos y, lo más habitual en el contexto de Soria son infartos cerebrales, la mayoría hemorrágicos, gente que, por la severidad de sus lesiones, no es candidata a mejorar con tratamiento, quirúrgicamente ya no se puede hacer nada, y médicamente se sabe que el pronóstico es muy malo y tiene mucha probabilidad de fallecer». Solo entonces «se plantea la posibilidad de que esa persona puede ser un potencial donante de órganos» a la familia. Arranca ahí el protocolo para salvar la vida de otra u otras personas.