Ventana al arte español

Gonzalo Sánchez (EFE)
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La Galería florentina de los Uffizi acerca al mundo sus tesoros en un recorrido que permite descubrir a Murillo o Goya, además de cientos de diseños del Barroco y el Renacimiento

Ventana al arte español - Foto: asanmarti

La Galería de los Uffizi de Florencia sigue cerrada a cal y canto por la pandemia pero desde ayer, es posible asomarse a través de las redes sociales a una «ventana» al mejor arte español con obras de Goya, Velázquez o Murillo, así como cientos de diseños del Barroco y el Renacimiento custodiados en sus depósitos.

«Queremos abrir una ventana a la cultura española y naturalmente a las relaciones entre nuestros dos países», relata el director del museo, Eike Schmidt.

Los Uffizi, la pinacoteca más importante de Italia, cuenta con una buena colección de arte español atesorada en gran parte por los Medici y después por la Casa de Habsburgo-Lorena, que rigieron la Toscana durante más de un siglo, entre el año 1734 y el 1859.

En estos momentos nadie recorre los históricos pasillos de este museo en el corazón de Florencia a causa de las restricciones impuestas por el coronavirus pero internet y las redes sociales han ofrecido una posibilidad de divulgar sus tesoros al mundo entero.

Así ha surgido el programa Uffizi en castellano, que una vez a la semana explicará por Facebook las obras firmadas por los maestros del Siglo de Oro como Velázquez, Berruguete, El Greco y Zurbarán y otros posteriores, como Goya.

Pero también promete desvelar algunos de los cientos de dibujos del Barroco y el Renacimiento hispano que custodia. «Los diseños son generalmente menos conocidos porque por motivos de conservación deben estar sin luz en los depósitos y se exponen solo una vez cada cinco años. Los apasionados del arte podrán hacer nuevos descubrimientos», avanza el director.

Divinidad durante la peste

La primera obra que se mostrará será La virgen con el Niño de Bartolomé Esteban Murillo, una elección del todo simbólica en medio de esta pandemia pues data de 1650, un año después de que Sevilla sufriera una peste que acabó con cerca de la mitad de su población.

Fueron años difíciles los que Murillo vivió en aquella ciudad en pleno declive económico y social pero, a pesar de ese contexto, realizó esta preciosa escena comprada «posiblemente» por el Gran Duque de la Toscana Fernando III e incorporada a su colección. Murillo, formado en el naturalismo tardío y maestro del Barroco, otorga una gran intensidad emotiva al rostro de María, de mirada casi melancólica y que sostiene en su regazo a un Niño Jesús que observa al público divertido.

Tras la muestra de esta pintura llegarán otras muchas con las que se valorará la pintura española. El director de los Uffizi avanza que entre los próximos lienzos estarán las tres obras de Francisco de Goya, el Retrato de un Torero o los de la condesa de Chinchón, así como el autorretrato de Velázquez.

También se repasarán, entre otros cuadros, los de Berruguete, Francisco de Zurbarán, Jusepe de Ribera, Fernando Yáñez de la Alemdina, Luis de Morales, Antonio de Pereda o El Greco, de quien se conserva la tela de San Juan Evangelista y Francisco.

Los Uffizi recibieron en 2019 casi 4,4 millones de visitantes, muchos de ellos, españoles y latinoamericanos. Era un tiempo de total normalidad pero ahora, con el confinamiento impuesto por el virus, el museo se niega a permanecer cerrado, al menos no del todo.

Por eso, como muchos otros, ha recurrido a las redes sociales para seguir ofreciendo esparcimiento y cultura a sus miles de seguidores, siguiendo la lógica de que el arte, bajo ningún concepto, debe ser una isla, sostiene Schmidt.

«El arte no es una isla donde uno puede retirarse y cerrar los ojos al mundo sino que debe ser un catalizador para poder llevarlo a la propia vida. Sería equivocado cerrar las puertas y no interactuar con el público», refiere convencido.

Vacío acústico

Mientras el museo llega a las casas de sus seguidores, el director es de los pocos que puede acceder a este imponente palacio a orillas del río Arno. Camina en solitario por sus pasillos como lo hicieron en el pasado seguramente los Grandes Duques toscanos, pero compungido por lo que considera «vacío acústico», sin las voces de sus visitantes o los ecos de la vida más allá de sus muros.

Ahora, desde fuera, cada 10 o 15 minutos se cuelan en el museo las sirenas de las ambulancias que recorren la ciudad. El director frunce el ceño en señal de preocupación y se muestra consciente de la situación que vive todo el país. «Esta soledad del arte con el arte es preocupante y deprimente si no fuera porque el propio arte nos da fuerza (...) Sabemos que ocurre algo grave», zanja, confinado en su estudio.