Algas para depurar

Nuria Zaragoza
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Félix Gonzalo, doctorando en Ingeniería Química y Ambiental, ha obtenido la beca mayor de la Cátedra por su investigación de los rendimientos de microalgas para depuración

Algas para depurar - Foto: Eugenio Gutierrez Martinez.

L a investigación es su «hobby» y las horas que consigue robar al reloj, y que le deja libre su trabajo como técnico de tratamiento de aguas potables y residuales, las emplea en el laboratorio de Química del Departamento de Ingeniería Química y Tecnología del Medio Ambiente, en la Escuela Universitaria de Ingeniería de la Industria Forestal, Agronómica y de la Bioenergía (EIFAB) del Campus Duques de Soria. Ahí desarrolla su proyecto de investigación, dedicado a «evaluar el potencial de cepas autóctonas de microalgas de la provincia de Soria para la depuración de aguas residuales urbanas, agropecuarias e industriales». Inició esta línea de investigación hace ya un tiempo, cuando cursó el Máster de Ingeniería de la Bionergía y Sostenibilidad Energética de la EIAFB, de la mano de su tutor, Ignacio de Godos, un experto en la materia. Los «buenos resultados» de aquella investigación y la calificación obtenida, matrícula de honor, le animaron a continuar esa línea con el programa de Doctorado de Ingeniería Química y Ambiental de la Universidad de Valladolid, que cursa ahora en la EIFAB. 

Este proyecto de investigación le ha valido a Félix Gonzalo Ibrahim el reconocimiento más alto de la Cátedra Conocimiento e Innovación Caja Rural de Soria, un premio a su trabajo que viene dotado con la beca más cuantiosa, 3.000 euros. «Tú metes tiempo porque es lo que te gusta. La universidad ayuda mucho pero los recursos son limitados, así que esta ayuda es muy importante», agradece el investigador soriano, que confía en que ahora pueda incorporar al proyecto una pequeña planta piloto, lo que les permitirá «poder hacer las cosas a mayor de escala». Pero antes de llegar a ese punto, es necesario todavía dar algunos pasos...

alternativa ecológica. De forma muy genérica, el trabajo de Gonzalo se centra en buscar una alternativa más ecológica a los sistemas convencionales de tratamiento de aguas residuales. Porque, actualmente, las estaciones depuradoras de aguas residuales (edar) utilizan sistemas basados en el crecimiento de microorganismos (bacterias) que consumen materia orgánica, nitrógeno, fósforo y oxígeno suministrado mediante aireación, lo que demanda una gran cantidad de energía eléctrica. 

En la contra, los sistemas de tratamiento de aguas residuales basados en microalgas -que Gonzalo investiga- «constituyen una alternativa tecnológica» a ese modelo convencional. Basados en «procesos naturales de autodepuración», este sistema supone menos costes energéticos, «consume CO2 y libera un poco menos de efecto invernadero», lo que tiene una repercusión medioambiental importante. «Además, las microalgas dan un valor añadido por la producción de biomasa vegetal, que se puede utilizar para producir biogás (y hay ya proyectos de fondos europeos sobre la producción de biogás para mover vehículos)», justifica Gonzalo.

por qué es importante. «Ahora mismo estamos en un mundo en el que gastamos por encima de lo necesario, tenemos problemas de efecto invernadero, un gran problema de nitrógeno en los suelos -que contamina el agua-... Necesitamos buscar sistemas más eficientes y encontrar combustibles renovables para reemplazar los fósiles tradicionales», que son limitados. Ante esta tesitura, la aplicación  de tratamientos no convencionales como el que Gonzalo investiga puede suponer un paso a mayores: «Consiguen resultados óptimos de eliminación de microorganismos patógenos y disminuye la carga orgánica de aguas residuales», es decir, depura. Pero, «además, consumen CO2, es más verde y eficiente medioambientalmente que las bacterias o las plantas convencionales», sintetiza el doctorando. 

«Venimos de una sociedad en la que hasta ahora no se han valorado mucho los costes de depuración. Había que depurar y se depuraba, sin entrar en los elevados costes. Esto es un pequeño salto para rebajar los costes energéticos e, incluso, para favorecer más en cuestiones ambientales. Porque, en definitiva, esto es como si fuera un árbol y puede tener un valor añadido», añade para justificar la importancia de su proyecto.

luz y grandes superficies. No obstante, para poder desarrollar una planta de este tipo, «se necesitan  grandes superficies, porque es necesario disponer de luz solar, y pequeños núcleos de población», advierte Gonzalo. Estas circunstancias se dan en Soria, lo que ha motivado en buena medida que el proyecto se desarrolle en la provincia. También, advierte Gonzalo, su vínculo personal con esta tierra, de la que se tuvo que marchar para formarse y desarrollar su carrera pero ha podido volver «a trabajar, e investigar, un lujo» para un currículum como el suyo.

Esos condicionantes de espacio explican -en parte- que, «de momento, este tipo de tratamiento solo se aplica en pequeñas plantas en Madrid, Almería, Cádiz... a escala piloto». «En la universidad se está investigando muchísimo al respecto pero esta tecnología no es la convencional y, de momento, solo se aplica en proyectos piloto», insiste el investigador. 

¿Podría ser la depuración del futuro? «A día de hoy hay mucha investigación y muchas mejoras, pero son necesarios más datos para poder pasar de una planta piloto a una escala real, que es lo que ahora mismo falla», asume. «Hay que ver los rendimientos, y por eso este estudio». 

Y en ello se centra precisamente, en «la evaluación del potencial». La implementación de esta tecnología depende en gran medida de las tasas de actividad fotosintética, de la disponibilidad de luz que, a su vez, depende de la ubicación. Por ello, el trabajo se centra en estos momentos en «analizar la intensidad de luz» y el efecto de esta en la producción de las microalgas. También «se medirá la temperatura», añade Gonzalo. «Estamos analizando esas variables porque, a día de hoy, se ha estudiado bastante pero no se han modificado esos parámetros y, entonces, cuando tú quieres hacer una planta, primero tienes que mirarlo a nivel de laboratorio. Estamos analizando todas las posibilidades y viendo las alternativas», resume. Además, apunta, se tiene en cuenta que se ha optado por cepas «autóctonas de la zona, de Soria», ya que «son más resistentes porque están conviviendo con el clima que tenemos aquí». 

proyecto de largo recogido. Esto es solo una parte del plan global de investigación del doctorado planteado por Félix Gonzalo. En este primer año  «ya hemos medido varias veces la intensidad de luz para acoplarlo al sistema que estamos haciendo. Estamos haciendo dos sistemas, uno en discontinuo y otro en continuo (un reactor que alimente con agua y hace ya un proceso de depuración). Ya hemos trabajado en el potencial de luz, probado con un medio de nutrientes (el rico en nutrientes para ver cuál es el crecimiento óptimo de las plantas) y, ahora, lo que vamos a aportar son las diferentes aguas (residuales de pequeños núcleos de la población de Soria, industriales y aguas agropecuarias)». En el mejor de los casos, en julio, «tendremos avanzados estos ensayos», aventura ete investigador soriano.