Pocos conocen el drama que Manu Salvador está viviendo esta temporada. El parón navideño le hizo plantearse muchas cosas, «no estaba bien, me sentía culpable por no dar el rendimiento esperado», reconoce, «tuve que plantearme la competición desde otra perspectiva». Llegó a plantearse, aunque solo fuese por un instante, tirar la toalla, «si me preguntas en ese momento te hubiese dicho que no acabaría la temporada».

Con el cambio de año el capitán celeste conseguía dar la vuelta a la situación, «ante Melilla jugué un gran partido y además me quedé a un solo punto de los 2.000». El encuentro ante Unicaja Almería en Los Pajaritos será la fecha que pasará a la historia tras lograr esa cifra en el primer punto del partido.

Fue una anotación made in Salvador, «una pelota separada que es un poco lo que me ha caracterizado siempre y un remate cruzado». En ese momento Xavi Folguera le tuvo que recordar la gesta, «vamos que ya estás en 2.000, fue lo que me dijo». Hasta ese momento han pasado 17 temporadas. Poco queda ya de ese chaval de 18 años que hizo ese camino a Soria desde Madrid.

Duro inicio. En el año 2004, un jovencísimo Manu Salvador destacaba en el Campeonato de España juvenil, lo hacía con un equipo de barrio de Madrid, «la verdad es que fue una gesta y conseguimos vencer a algunas de las mejores canteras del país». Quedaron subcampeones pero en semifinales se impusieron al Numancia, «tras ese partido Ricardo Maldonado, José Miguel Serrato y Enrique Guiu, me captaron».

Los inicios en Soria fueron muy duros, «el primer mes y medio fue terrible», reconoce, «estuve cerca de marcharme pero cuando pensaba que eso iba a suceder, me comunicaron que me renovaban por tres temporadas».

Con la tranquilidad de la estabilidad de ese contrato, Salvador vivió la época dorada del voleibol soriano, «en esos años no jugaba demasiado pero pude disfrutar de la Copa que ganamos en el año 2008». A esto se suma toda la experiencia internacional, «viajábamos por Europa enfrentándonos a los mejores equipos y jugadores del mundo». Una etapa en la que su único objetivo era disfrutar, «estar al lado de jugadores como Dante Amaral, el mejor en ese tiempo, era indescriptible».

También hubo momentos malos. Dicen que los deportistas se acuerdan más de las derrotas que de las victorias, y Manu Salvador no es una excepción, «perdimos una liga, tres finales de Copa y dos de Supercopa, pero eso ahora también lo guardo con cariño». Recuerdos que fueron definitivos en el año 2103 cuando el Numancia desaparece y renace bajo la denominación de Río Duero. El ahora capitán celeste tuvo que tomar la decisión de salir o de liderar el nuevo proyecto.

Capitán. El verano de 2013 estuvo marcado por la fuga de la plantilla, «muchos fueron los que buscaron suerte en otros lugares». Manu Salvador priorizó entonces su vida personal y asumió los galones del proyecto, «la transición no fue fácil pero siempre hemos seguido en Superliga».

Con el paso de las temporadas, la entidad celeste tuvo que fijarse otras metas, «siempre estábamos entre los seis mejores pero es verdad que lejos de la cabeza». Hace dos temporadas el Río Duero estuvo a punto de vivir un drama, «fue el peor año de mi vida, el vestuario no estaba bien y estuvimos muy cerca del descenso». Como capitán del equipo, la responsabilidad le pesaba en exceso, «no solo por eso, incluso como jugador no me sentía bien, era frustrante porque nunca había vivido una situación de este tipo».

Ahora, más consciente de los objetivos del club, ya es todo un líder, «después de la Navidad veo todo desde otro punto de vista, estoy ilusionado y creo que este equipo puede disfrutar mucho de esta temporada». Más allá solo el tiempo dirá, «si me preguntas hace una temporada te diría que seguiría otros cinco años, si me lo dices en diciembre igual ni acababa la temporada y ahora mismo estoy bien, pero no me planteo nada hasta el verano».

Pase lo que pase y haga los puntos que haga, Manu Salvador ya forma parte de la historia del voleibol soriano.