La Covid da la estocada al sector taurino en Soria

Nuria Zaragoza
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Bravos de Valonsadero, la única ganadería de lidia de Soria, al límite tras año y medio sin poder organizar ningún festivo. Si en mayo no remonta, tendrán que sacrificar parte de su cabaña

La Covid da la estocada al sector taurino en Soria - Foto: Eugenio Gutierrez Martinez

La pandemia ha dado la estocada al sector taurino. Tras año y medio sin ingresos y con un futuro incierto y lleno de «preocupación» e «inestabilidad», los negocios del sector se debaten en la cuerda floja. 

Un año en blanco tendrá sus consecuencias. Pero, además, no se puede ignorar que la fiesta estaba ya de capa caída. El sector arrastraba la herida de la crisis anterior y el cambio de tendencias sociales, lo que había provocado una caída notable del número de festejos en los últimos años. El número de festejos taurinos ha descendido en España un 61% entre 2007 y 2019, según las estadísticas del Ministerio de Cultura. En el 2007 se celebraron 3.651 festejos taurinos mientras que el año pasado el número descendió a 1.425. 

Esta tendencia tiene su reflejo también en Soria. En el año 2008 hubo 114 espectáculos taurinos en la provincia. El último ejercicio de ‘normalidad antes de la era COVID, 2019, fueron 80, es decir, un 30% menos, según las estadísticas de la Junta de Castilla y León. 

No hay datos oficiales de lo ocurrido en 2020, pero es evidente que el año de la pandemia ha tenido consecuencias económicas irreparables. Cuando tenía que comenzar la temporada taurina -marzo a octubre-, la COVID-19 anuló todo tipo de eventos públicos. El resultado, una drástica reducción de espectáculos taurinos que no se vio compensada tras el confinamiento, y que sigue entre interrogantes. 

un espectáculo en 2020CON 400 ASISTENTES

Hubo pocos festejos pero, además, con una participación media en cada uno de ellos muchos menor a lo habitual. Tanto en las gradas como en el ruedo. La consecuencia a nivel nacional: se estima una pérdida de más de 15.000 contrataciones directas, además de cientos de puestos de trabajo en otras actividades necesarias para su celebración. En términos económicos no hay una estimación clara de las pérdidas, pero cabe recordar que el sector aporta 1.500 millones anuales a la economía del país.

En Soria tan solo se celebró una novillada en todo 2020. Fue el 11 de octubre en la plaza de toros de Quintana Redonda, dentro del Circuito de Novilladas organizado por la Junta de Castilla y León y la Fundación Toro de Lidia. Apenas 400 personas completaron el aforo previsto.

En este contexto, hablar de una recuperación rápida resulta hoy complicado, máxime teniendo en cuenta que cualquier apertura vendrá marcada por las restricciones de la COVID-19. En este contexto, los negocios vinculados al sector de Soria viven con preocupación su futuro.

ganadería sorianaDEL MEJOR AÑO... A «PESADILLA»

Sergio Loro, responsable de Bravos de Valonsadero, tenía la esperanza de que las becerras que había criado en su finca de Las Casas pudieran ser lidiadas, recortadas y probadas en 2020. Tenía la ilusión también de ampliar instalaciones, de poder mejorar la selección de su cabaña, de tener más animales, incluso de crear su propia escuela taurina. Sin embargo, la pandemia llegó y todos los planes de futuro de esta joven ganadería, la única de lidia que hay en la provincia, se fueron al traste. 

Ahora, tras año y medio con su cuenta de ingresos a cero, sus planes de futuro se limitan al corto plazo, a «aguantar» este arreón y a sanar esta dura estocada para, si se consigue superar, volver a salir al ruedo o a las calles de los pueblos de Soria y de provincias próximas.  

En caso de contrario, el destino de algunos de sus ejemplares de la manada será el matadero, lo que sería en cierto modo un fracaso ya que supone cortar, de manera imprevista, un ciclo para el que llevan años trabajando en Bravos de Valonsadero y en el que han puesto no solo su dinero, sino también su ilusión. 

«Desde septiembre de 2019 que hicimos unas vaquillas en San Esteban de Gormaz, ya no hemos vuelto a facturar nada. El sector está más que tocado porque no hay ningún ingreso, solo la PACcomo cualquier ganadero, pero los gastos no han bajado. Entre pienso, paja, seguros, el camión... tenemos unos gastos de unos 15.000 euros anuales», resume Loro sobre la situación actual de su explotación ganadera. 

Todos sus planes se han visto alterados, de manera que han pasado del «mejor año previsto» al peor. «El 2020, en principio, teníamos muy buena previsión porque ya en febrero teníamos varios pueblos firmados [para vaquillas y encierros] y había también bastante actividad en la propia finca [despedidas de soltero, fiestas camperas, capeas particulares...]. Esperábamos nuestro mejor año pero todo se ha visto truncado y, de lo mejor, hemos pasado a una pesadilla», resume este ganadero soriano, quien comenzó a fraguar su proyecto ganadero en 2008 y en 2011 introdujo los primeros animales. 

sin ayudasCERO FACTURADO EN 20 MESES

Tampoco han llegado las ayudas a este sector. En mayo de 2020 el consejero de Agricultura, Ganadería y Desarrollo Rural de la Junta de Castilla y León, José Julio Carnero, anunció una batería de ayudas a los ganaderos de cochinillo, ovino, caprino, porcino ibérico y toros de lidia para tratar de paliar las pérdidas que ha provocado la pandemia del coronavirus que ponía sobre la mesa 8,25 millones de euros. Bravos de Valonsadero la solicitó pero, por una cuestión de titularidad, se la rechazaron. «Creo que fue una excusa para no darnos el dinero, porque era un asunto administrativo que no tenía ninguna importancia ni cambiaba nada en cuanto a la propiedad de la explotación», denuncia el propietario, quien lamenta que tampoco las administraciones más cercanas han estado a la altura de las circunstancias. «Nos reunimos con la Diputación en mayo del año pasado y nos dijeron que lo iban a estudiar pero que no querían que nadie se enriqueciera con las ayudas. Aquí era para mantener, no para enriquecer, lo aseguro, pero de momento no ha llegado nada», reprueba Loro, quien asume que el ganado bravo no es como las razas autóctonas de Soria [la vaca serrana o la oveja ojalada cuentan con ayudas específicas] pero «el ganado bravo ha resultado especialmente dañado con la COVID porque llevamos ya veinte meses sin facturar absolutamente nada». 

A la vista de estos datos, sentencia, «ningún sector está en una situación tan crítica como este, ninguno». Por ello, pide a las autoridades sanitarias que «no lo pongan más difícil» al sector taurino que al resto y «no impongan restricciones que no tienen otros sectores».    

futuro: «Aguantar»SI NO REMONTA, A SACRIFICIO

Hablar de futuro en estos momentos y plantear una vuelta a los ruedos, a los encierros multitudinarios y a las vaquillas y capeas como antes de la era COVID resulta hoy utópico. «En este 2021 teníamos un poco de esperanza y, de hecho, un pueblo ya nos había planteado la posibilidad de hacer un encierro. Esperábamos que para verano y otoño pudiéramos hacer ya algo y, aunque no se pudiera trabajar al cien por cien, salvar al menos el 30%, la mayoría en la finca», reconoce Loro sobre sus previsiones. No obstante, asume, todo está ahora en cuarentena, a expensas del avance de la pandemia y de la vacunación, por lo que el objetivo ahora es «básicamente, aguantar». 

«El futuro ahora es mantenernos hasta finales de mayo o junio para ver cómo evoluciona todo. Si a partir de ahí se puede trabajar, se continuará. Pero si sigue igual, tendremos que empezar a sacrificar animales», asume este ganadero soriano de reses de lidia. «Empezaremos a probar y, las que no vayan bien, irán a sacrificio», añade resignado. 

El punto de inflexión será, por tanto, «mayo o junio». Es cuando el tiempo remonta para poder lleva a cabo algún evento taurino en la propia finca o en el campo, al aire libre y en espacios abiertos. Pero es también el tope temporal que se han marcado dada la situación económica y, también, por una cuestión práctica y emocional. «Hemos ido tirando de lo ahorrado de la campaña del 2019. Pero eso se acaba y ahora ya se va tirando del día a día. Afortunadamente yo tengo otro trabajo, pero ya se está haciendo complicado porque es mucho dinero mes a mes, y te tienes que empezar a plantear la situación. Si levanta y podemos hacer fiestas camperas en la finca y demás, podremos seguir, pero si hay otro rebrote y es otro paso atrás, no nos va a quedar más remedio que llevar parte a sacrificio para intentar tener algún ingreso», especifica el titular de Bravos de Valonsadero. El dinero es «fundamental», pero «es también porque al final te sientes frustrado y no te sientes ni ganadero», añade. «Estás en este proyecto porque te gusta, porque disfrutas viendo tus animales en el campo, en la plaza, en un encierro... pero ahora no tienes nada de eso. Es por lo económico pero, también, por lo psicológico», justifica. 

No será la primera vez que se vea obligado a deshacerse de parte de su manada. El pasado verano ya se quitó parte de las crías que tenía. En principio, iban a ser para su propio uso pero, al no poder llevar a cabo actividades en Castilla y León ni poder desplazarse a zonas limítrofes, las vendió a otro ganadero. Ahora, Bravos de Soria cuenta con 50 animales, de los que el 60% son vacas madres. El resto, crías novillas añojas, becerras del año pasado y dos novillos de tres años que «serán los siguientes en salir», aventura.