La Iglesia, en pie de guerra contra el coronavirus

SPC
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Los conventos y Cáritas se convierten en los estandartes de la solidaridad diocesana en esta crisis

La Iglesia, en pie de guerra contra el coronavirus

Desde los conventos de clausura, donde las monjas trabajan como hormigas en la fabricación de máscaras o batas, hasta el esfuerzo de los párrocos por participar en los fríos e inhumanos sepelios a los que obligan las medidas para evitar que esta maldita pandemia siga creciendo, pasando por el trabajo de miles de voluntarios a través de Cáritas, que ha reforzado sus principales servicios para atender a los más vulnerables. Las diócesis de la Comunidad han movilizado todos sus recursos para luchar contra el Covid-19.

Pero además de ofrecer consuelo y acompañamiento en unos días en los que los curas se las ingenian para transmitir la palabra de Dios y los mensajes de aliento a través de las redes sociales, y en los que el propio arzobispo de Valladolid, el cardenal Ricardo Blázquez, se ha convertido ‘youtuber’ desde el canal diocesano, la Iglesia también ha puesto la mayoría de sus recursos materiales, en especial edificios, al servicio de las administraciones.

El obispo auxiliar de Valladolid, Luis Argüello, reconoce que la respuesta de la Iglesia está siendo global, desde el ámbito ciudadano, haciendo un llamamiento a quedarse en casa, pero también desde el eclesial y desde la solidaridad, con múltiples iniciativas vecinales y de Cáritas, así como la  presencia de sacerdotes en hospitales y cementerios.

No obstante, reconoce que la iniciativa que más le está llamado la atención es el trabajo de los monasterio de clausura, “con hermanas expertas en confinamiento y sobre todo en unir oración y servicio. Son un modelo en este momento para toda la Iglesia y nos invitan a unir súplica al Señor y servicio en casa y hacia los demás”.  

Argüello duda si esta crisis provocará un cambio en los valores de la sociedad, pero apunta es que, al menos, “nos está haciendo reflexionar sobre la fragilidad de nuestro ser, sobre la importancia de tantas pequeñas cosas y grandes que disfrutamos sin agradecer. También sobre el drama de la forma de morir y el acompañamiento en ese trance. La familia, el cuidado a los mayores, el ‘ars moriendi’, los ritos fúnebres y el duelo, la alegría y la esperanza en medio del dolor, han marcado siempre a las civilizaciones, más aún, son origen de civilización. Seremos mejores si damos pasos, personales, relacionales e institucionales en estos campos. Se produce ahora una situación paradójica: confiamos en la ciencia y la técnica para salir adelante, disfrutamos estos días en casa de muchos recursos tecnológicos, y, al mismo tiempo, anhelamos la humanidad que el paradigma tecnocrático ha puesto en segundo plano”, argumentó.

Clausura solidaria

Los conventos que se han puesto manos a la obra para paliar la falta de material de protección para los profesionales son numerosos, en Soria, las Clarisas de Medinaceli cosen batas y mascarillas para el Centro de salud de la localidad, mientras que las del convento de la capital lo hacen para los sanitarios y para las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado.

En Segovia las madres Dominicas están colaborando en la elaboración de mascarillas, mientras que las Carmelitas samaritanas con pantallas protectoras. En este caso, un grupo de laicos están generando una cadena de solidaridad para llevar y traer materias primas y recoger mascarillas y pantallas.

Del mismo modo, las monjas Carmelitas de Ciudad Rodrigo llevan días confeccionando mascarillas con el material que les ha sido facilitado por la empresa Textiles Acosta. “Hay que colaborar. Estábamos pensando qué podíamos hacer, dándole vueltas, pero no teníamos material”, explicó la priora, que ahora, una vez logrado el material, asegura que la producción, a la que se dedican 12 de las 15 monjas, marcha a buen ritmo.

En este caso, Textiles Acosta hizo un llamamiento en días pasados solicitando colaboración pues ellos disponen del tejido suficiente para la elaboración de 80.000 mascarillas. Además, la empresa está en contacto tanto con la Delegación de la Junta en Salamanca como con la Diputación y una vez que estén elaboradas esas mascarillas para protegerse del Covid-19 se repartirán entre las residencias de la zona y donde sean demandadas.

En Cigales (Valladolid) son las hermanas Clarisas las que están poniendo todo su empeño en la confección de batas para el personal sanitario del Hospital Clínico, mientras que en Zamora un grupo de cincuenta voluntarios de la parroquia de San Lázaro ya se han puesto manos a la obra en la fabricación de mascarillas.

Aunque fuera de la clausura, los profesores de la Facultad de Informática de la Universidad Pontificia de Salamanca, junto con alumnos voluntarios y empresas colaboradoras, están fabricando 30 pantallas al día de protección para los sanitarios con impresoras 3D, y están a la espera de validar un modelo de respirador para comenzar a fabricar las piezas con estas impresoras

Ávila

Las iniciativas y los ofrecimientos desde la diócesis son numerosos. En Ávila, el Obispado ha puesto a disposición del Ayuntamiento centros como la Casa de Ejercicios, la residencia de los Padres Dominicos, el Centro de la Mística o el Colegio Diocesano, que en total suman una capacidad de 600 camas. Además, desde el Centro de Orientación Familiar se ha adaptado el proyecto 'Familias os escuchamos', para atender demanda creciente que ha provocado el confinamiento. El objetivo, según explicaron fuentes del Obispado, es ofrecer claves de cómo afrontar la cuarenta en familia sin que se resienta la convivencia en el hogar. Las consultas se pueden hacer a través del teléfono 622-760589 o mediante el correo cof@diocesisdeavila.com.

Al mismo tiempo, también se ha reforzado el espacio de escucha y acompañamiento que gestiona Cáritas, una herramienta disponible en el 654-117020 para que las personas que viven solas se sientan acompañadas. Además, en el caso de detectar problemas graves, ambos servicios derivan a un servicio de psicología con el que han concertado un rebaja de las tarifas del 75 por ciento.

En el caso de Burgos, y en coordinación con la Concejalía de Servicios Sociales del Ayuntamiento,  se han habilitado las estancias del Seminario Siocesano para acoger el albergue municipal de Personas sin Hogar. Además, la Fundación VIII Centenario de la Catedral Burgos 2021 ha puesto en marcha el programa ‘Diviértete en casa con la Catedral’, que se puede encontrar en su página web. Se trata de una propuesta que une ocio y didáctica para que los más pequeños del hogar aprendan y estén entretenidos durante el tiempo que dure el estado de alarma.

Al igual que en Ávila, el Centro de Orientación Familiar ofrece un servicio profesional de atención psicológica para ayudar a todas aquellas personas que necesiten apoyo emocional ante situaciones de nervios, angustia, estrés o procesos de duelo por el fallecimiento de familiares y conocidos . Las peticiones se solicitan a través del número de teléfono 637-477266 un grupo de expertos, psicólogos y orientadores.

En Astorga funciona el Proyecto Custos, con el objetivo de cuidar a las personas mayores o impedidas que tienen limitaciones para hacer la compra o ir a la farmacia y en León, bajo el lema de ‘Cada gesto cuenta’, Cáritas Diocesana ha organizado un servicio de atención telefónica preferente, con un equipo de contingencia integrado por técnicos y que desarrolla su actividad desde la sede en turnos. Hay también un amplio equipo de apoyo tanto de técnicos como de voluntarios localizados en sus domicilios y que prestan el apoyo necesario para resolver todas las situación que se están planteando. Las personas que necesiten cualquier tipo de ayuda pueden llamar al 987-112020 y al 987-218617.

De forma similar, en la diócesis de Osma-Soria Cáritas se encarga del cuidado de 350 familias realizando el reparto de alimentos y de tarjetas para que los más vulnerables puedan hacer la compra.

Fondo benéfico

Al mismo tiempo, en Osma-Soria se ha creado un fondo diocesano extraordinario de solidaridad dotado, en un primer momento, con 125.000 euros, con el que se pretende ayudar especialmente a los trabajadores y autónomos que hayan perdido el trabajo así como para negocios familiares que se encuentren en dificultades a consecuencia de la crisis. La cantidad inicial del fondo ha sido aportada por la propia diócesis, el seminario y Cáritas y en breve se abrirá a recibir aportaciones de otros organismos diocesanos y de la sociedad soriana.

En la capital vallisoletana el Seminario se ha convertido en albergue para personas sin hogar con necesidades especiales añadidas por alcoholismo, drogadicción o enfermedad mental, que están siendo atendidas por voluntarios las 24 horas. Además, el Centro Diocesano de Espiritualidad se han puesto a disposición de la Consejería de Sanidad.