Pilar Cernuda

CRÓNICA PERSONAL

Pilar Cernuda

Periodista y escritora. Analista política


Hace 40 años

08/02/2021

Hace 40 años familiares de personas asesinadas por ETA fundaron la Asociación Víctimas del Terrorismo, con Ana María Vidal Abarca, viuda del jefe de Miñones de Álava, como principal promotora y presidenta.

La decisión la tomaron por la necesidad de ayudarse mutuamente ante la adversidad, tanto en lo económico como el asesoramiento legal y, por supuesto, para ofrecer la mano tendida, afecto. Eran tiempos en los que los familiares recibían una doble condena: el asesinato de padres, hijos o hermanos y, además, el aislamiento social, muy generalizado entonces en el País Vasco. Si quieren saber más sobre ese aislamiento y las miradas de desprecio a las víctimas, no dejen de leer “Los peces de la amargura”, un libro de relatos cortos de Fernando Aranguren, estremecedor, previo a “Patria”.

La AVT está presidida hoy por la hija de Juan María Araluce, asesinado por ETA, junto a su chófer y tres escoltas, cuando era presidente de la Diputación de Guipúzcoa. Cinco familias destrozadas en un minuto. Para conmemorar el 40 aniversario de la fundación, la AVT, con la ayuda de varios medios de comunicación, ha promovido informaciones y reportajes para que aquel horror no quede en el olvido. El ingeniero Ryan y Miguel Ángel Blanco, secuestrados y asesinados con un tiro en la nuca y las manos atadas a la espalda, el niño de diez años muerto por dar una patada a una bolsa que era una trampa explosiva, el asesinato de Fernando Múgica y su chófer, las casas cuartel con mayores y niños como víctimas, personas asesinadas delante de sus hijos, secuestros como el de Ortega Lara, encerrado en un zulo de dos por tres metros, bajo tierra, durante más de cuarenta años… y todo eso con una banda que además de matar justificaba sus atentados porque las víctimas eran guardias civiles, jueces y fiscales, policías, militares, políticos, empresarios … o simplemente personas que estaban en el peor lugar en el peor momento.

La indiferencia ante el dolor, desacreditando además a las víctimas después de asesinarlas, es lo que ha caracterizado a ETA durante su existencia, con casi mil muertos y docenas de miles de heridos con secuelas físicas o psicológicas permanentes. La brutalidad de los atentados, la frialdad con que los preparaban, el regocijo con el que celebraban los nuevos asesinatos, no pueden quedar en el olvido.

Ha estado bien que estos días se hayan recordado algunos de sus crímenes, los cobardes tiros en la nuca a personas atadas o metidas dentro de sacos, las amenazas y chantajes para conseguir dinero, los insultos por las calles a los que no eran de la cuerda, las pintadas y el terror que provocaron en todos y cada uno de los pueblos de España, porque ETA atentó en todas partes, en todas las regiones.

Lo que más duele es que Bildu, nacido de las entrañas de ETA, sea hoy el partido al que Sánchez “blanquea” acogiéndolo como su socio de gobierno.