Empantallados

Raquel Santamarta (SPC)
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Tres de cada 10 españoles reconocen que las nuevas tecnologías aumentan su nivel de estrés. Cinfa alerta de una «incapacidad para desconectar» cada vez más extendida entre los trabajadores

A «las prisas, las penas y los pisos de 30» de La Vida Moderna de La Habitación Roja hay que añadirle una condena más: el impuesto psicológico de la tecnología. Tres de cada 10 españoles se declaran absorbidos por ella según el VII Estudio CinfaSalud Percepción y hábitos de la población española en torno al estrés. Un trabajo que alerta de la incapacidad para desconectar cada vez más extendida entre los trabajadores. El tecnoestrés, como lo denomina el doctor Julio Maset, está causado por una mala gestión de unas tecnologías de la información y comunicación (TIC) que «siempre están renovándose y ante las que podemos no sentirnos preparados. Hay un desajuste entre la necesidad de su utilización en el puesto de trabajo y los recursos, conocimientos o tiempo de los que se dispone, lo que le lleva a un estado psicológico negativo», apunta.

«Ha surgido la exigencia de un uso continuado del móvil, ordenador, tableta, correo electrónico y redes sociales, que, no pocas veces, se extiende fuera del horario laboral e invade la vida personal», explica el experto. De hecho, la investigación de Cinfa desvela que casi la mitad de quienes trabajan y se han sentido estresados en el último año afirmaron recibir correos o llamadas fuera de su horario laboral.

Esa imposibilidad de salir de la pantalla es la principal causa que señalan los encuestados para explicar por qué las nuevas tecnologías incrementan su nivel de estrés. Otros motivos son la necesidad de respuesta inmediata que implican las TIC y la adicción que generan. «Las nuevas tecnologías deben ser una herramienta que nosotros controlemos y no a la inversa. Sentirse controlado por ellas es una de las causas de tecnoestrés», apostilla Maset. 

Todas estas exigencias típicas de algunos empleos pueden dar lugar al aislamiento del trabajador y a que este desarrolle actitudes y sentimientos negativos hacia las TIC. «A menudo, estos últimos se presentan acompañados de los síntomas fisiológicos y emocionales típicos del estrés, pero también de otros como el aislamiento social, la ansiedad, el agotamiento y la excesiva dependencia de las nuevas tecnologías. Se trata de un problema real y cada vez más preocupante, que es necesario atajar», advierte el médico de Cinfa.