Relevo médico en Soria, apuesta por la Atención Primaria

Ana I. Pérez Marina
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Once de los catorce Médicos Internos Residentes (MIR) que han iniciado su formación en Soria se dedicarán a la Medicina Familiar y Comunitaria. La mayoría muestra su preferencia por el medio rural

Imagen de archivo de MIR en Soria

Soria es un buen lugar para aprender. También medicina, aunque la provincia sea pequeña y cuente con unos recursos sanitarios dimensionados a su tamaño. Las dificultades de cobertura de vacantes en determinadas especialidades médicas son una constante desde hace años y, en especial, en Atención Primaria. Hace casi un año, El Día de Soria reunió en el centro de salud Soria Sur La Milagrosa a cinco especialistas de Medicina Familiar y Comunitaria recién jubilados, que contaron su experiencia de décadas  dedicadas a esta profesión vocacional. La pregunta fue obvia en aquel encuentro: ¿Habrá relevo? Los profesionales veteranos dudaron, teniendo en cuenta las previsiones  de plazas MIR en familia en aquel momento para los próximos años y que, en Soria, seis de cada diez facultativos de Primaria se jubilarán en los próximos diez años, según el Colegio Oficial de Médicos de Soria.

Visto el panorama, en 2020 la Gerencia de Asistencia Sanitaria de Soria ha apostado por incorporar a 14 Médicos Internos Residentes (MIR), de los que once se forman en Medicina Familiar y Comunitaria (los otros tres lo hacen en Medicina Interna, del Trabajo e Intensiva, respectivamente), así como 11 EIR (Enfermeros Internos Residentes). Como dato comparativo, en 2019 fueron nueve MIR (solo cuatro de Primaria) y dos residentes de Enfermería Familiar los que iniciaron su formación en el Área de Salud de Soria.   

En esta ocasión, El Día de Soria ha tenido la oportunidad de estar con los 14 MIR tras terminar una de las sesiones formativas en el centro de salud Soria Sur. Cinco de los once MIR que se han decantado por la Atención Primaria, así como por la sanidad soriana, nos cuentan sus motivos. Arantxa Chivite es de Pamplona, pero de ascendencia soriana. No solo eso: es la sexta generación de médicos de familia. Relata que su abuelo, soriano, ejerció como galeno en varios pueblos de la provincia y tanto su madre como su tía estudiaron Medicina en Soria. «Veraneo siempre en Almenar», afirma y, además, su pareja también es de Soria y trabaja en la capital. Estudió en Lleida, pero no tuvo dudas a la hora de elegir destino para completar la residencia como médico de Primaria. «Siempre me ha gustado porque me viene de familia y porque la Atención Primaria es muy amplia y abarca todo lo que es la medicina, la relación con el paciente es más estrecha y cercana que en otras especialidades, es continuada en el tiempo y no se centra solo en el enfermo, también en su contexto familiar y social», resume.

la cercanía. Arantxa Chivite tiene intención de quedarse a trabajar en Soria, «si es que puedo quedarme aquí». Además de los vínculos familiares y personales con esta tierra, cree que un lugar pequeño tiene ventajas para desarrollar su carrera profesional, tanto en el hospital Santa Bárbara como en los centros de salud. «El contacto con otras especialidades es muy cercano, conoces a todos, en seguida puedes preguntar dudas y contactar otros profesionales. Con los pacientes es lo mismo», resalta.

Preguntada por los inconvenientes que puede implicar no tener acceso a recursos de los que disponen las infraestructuras sanitarias de las ciudades más grandes, admite que las «carencias» de personal o de servicios pueden suponer una pega, pero que se compensa con los puntos a favor de la formación en Soria.

«Me gustan también las quirúrgicas y si hubiese tenido la opción por número de MIR igual me lo hubiera replanteado, pero por mi nota entre todas las especialidades a las que podía acceder tuve claro que elegía Medicina de Familia. Y también quería venir a Soria, más este año que había 11 plazas, una de Medicina de Trabajo, una de UCI  y una de Medicina Interna [...] La pandemia ha servido para ver la importancia que tiene la Atención Primaria, que es el primer contacto con el paciente», defiende.

El centro de salud que tiene asignado es Soria Sur en la capital soriana, donde en breve se jubilarán tres médicos, si bien pone de manifiesto que lo que más le interesa es la medicina rural. Y este es un punto que tienen en común el resto de las compañeras de formación. 

Desde Alcalá de Henares ha llegado Leonor Guijarro, que buscaba un lugar cerca de su casa y, a ser posible, con montaña. Así que Soria era «un buen sitio» para formarse y quién sabe si en un futuro para desarrollar su trayectoria profesional. Porque a Leonor Guijarro también le gustaría ser «médico de pueblo», tiene querencia a la vida tranquila. «Alcalá no es enorme, pero Soria está mejor», apunta. Aprecia el trato «cercano» con los pacientes, el seguimiento continuado y tener la oportunidad de explorar la medicina en distintas facetas. «Me gusta todo en general, así que me gusta Primaria y no quería centrarme en una única cosa... Me gusta ginecología, salud mental... y todo esto se ve también en la consulta de Primaria», sostiene.

Por su parte, Andrea López es de Orihuela (Alicante) y ha estudiado la carrera de Medicina en Zaragoza, así que tiene «muchos amigos cerca», familia en Madrid..., de forma que Soria fue el destino que más papeletas tuvo a la hora de ‘sortear’ su lugar para completar la residencia. «Ese contacto con la naturaleza también y que es un sitio muy agradable para vivir», matiza.

«En Atención Primaria en un sitio pequeño son todo pros y no hay contras. Me han aconsejado que si quiero especializarme en Medicina de Familia siempre es mejor un lugar pequeño, porque así no hay que competir con otras especialidades y es mejor en la atención al paciente», asegura. También quiere convertirse en médico de pueblo y rememora, entre risas, que de pequeña veía la serie Doctor Mateo y se sentía atraída por esa figura en un pueblo, por «ese encanto de ser médico de pueblo». «Me ha tocado en San Esteban de Gormaz y la medicina rural me gusta, así que estoy muy contenta», añade.

cuenca-madrid-soria. María González conoce bien la idiosincrasia de lo que es una localidad de la bautizada España vaciada. Su lugar de origen es Santo Domingo de Moya (Cuenca), con una población de unos 150 habitantes. Estudió Medicina en Madrid y no escogió su provincia de procedencia como destino para su formación porque quería aprovechar la oportunidad para descubrir otros sitios. «No conocía Soria, solo estuve de pequeña. Cuando pensé en Medicina pensé en Medicina General, en una consulta, ver al paciente entero, centrarte en todo, también en la persona y en la salud mental. Familia tiene un componente social que no tienen todas las especialidades que me interesan y se puede hacer mucho en ese sentido [...] Estoy en Soria Rural, ahora en Almarza y estoy muy contenta. Hemos empezado con muchas ganas», confiesa. 

Formarse en tiempos de pandemia también es «más difícil», teniendo en cuenta que se compatibiliza con las consultas telefónicas, además de los protocolos de seguridad obligatorios por la emergencia sanitaria impuesta por la COVID-19.

«Pero los médicos siguen atendiendo a la gente, se hace toda la atención completa y si la consulta tiene que ser presencial, el médico siempre va a ir a ver al paciente, eso no se ha perdido, aunque sea con mascarillas, EPIs, con lo que sea necesario... es así», añade.

También cree que es una ventaja completar la formación en un hospital como el Santa Bárbara, que es «lo suficientemente grande como para ver todas las especialidades», algo que no siempre se da en los ‘macrohospitales’.

Ana Estela Rus es de Almería, estudió Medicina en Murcia y llegó a Soria por la cercanía a Madrid, «por las rotaciones en la residencia en todos los servicios», por que «en la puerta única en las guardias al ser un hospital mediano ves todo pediatría, gine, trauma... y esto ayuda mucho a la formación que no se puede hacer en otros hospitales».

Asegura que siempre se ha decantado «por las clínicas» y la Medicina Familiar y Comunitaria es la opción «más completa» para ver a pacientes en global. «Un buen médico tiene que saber de todo, no solo centrarse en determinadas enfermedades», a su juicio. Está en San Esteban de Gormaz, donde tiene la oportunidad de explorar la parte «más humana» de la medicina, en uno de los centros de salud rurales mejor dotados. «Estoy muy bien. En el rural se trabaja bien, se puede atender a los pacientes con más tiempo», resalta.