Rubén Duro tiene 23 años y trabaja como ganadero, concretamente se dedica a la cría de vacas de la raza Blonda de Aquitania, que se destina al consumo. Un trabajo en el que se embarcó hace un año y que era su sueño desde su infancia, ya que su abuelo se dedicaba a la ganadería y creció inmerso en ese mundo. Es por ello que decidió formarse con el Grado Superior en Ganadería y Asistencia en sanidad animal en Huesca, "antes se decía que el que no valía, para el campo", explica Rubén "ahora para trabajar en el campo hay que valer", y es que el trabajo no solo requiere un gran esfuerzo y un compromiso total los 365 días del año, también es un trabajo que requiere muchos trámites burocráticos.
La inversión que hizo Rubén ronda entre los 60.000 y los 65.000 euros, y es que no resulta sencillo iniciarse en los casos en los que no existe una herencia familiar, aunque existen subvenciones que ayudan a mitigar las dificultades, resulta complicado acceder a los terrenos para desarrollar la actividad, pero a pesar de ello, considera que el sector primario vuelve a despertar el interés de los jóvenes a causa de las dificultades que existen en el mercado laboral.
Una salida que, además, resulta clave en el objetivo de fijar población en el medio rural.