"Confío en que el centenario del Numantino sea un revulsivo"

Ana Pilar Latorre
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El arqueólogo soriano Enrique Baquedano reconoce haberse criado en el Museo Numantino, cuyo centenario celebra, y haberse empapado allí de Historia, lo que le llevó a dedicarse a ello profesionalmente.

"Confío en que el centenario del Numantino sea un revulsivo" - Foto: JUAN LAZARO

Desde el Museo Numantino ha llegado a lo más alto en la investigación de la Evolución Humana, ya que codirige las excavaciones en Olduvai  Gorge (Tanzania), en lo que se considera la  Cuna de la Humanidad. Es también director del Museo Arqueológico de Madrid.

¿Qué es para usted el Museo Numantino? ¿Qué le sugiere que un museo soriano en torno a la arqueología celebre su centenario?

Yo me he criado en el Museo Numantino, me puse mis primeros pantalones largos en el Museo Numantino, toda mi infancia y juventud la he pasado en el Museo Numantino… Es mi museo y lo vivo como una cosa propia. Lamentablemente no he podido estar en la inauguración del día 18, porque me coincidía con una conferencia en el Instituto de Arqueología de Mérida, que depende del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC). Es una fecha muy celebrada y muy importante. Desde que lo inauguró Alfonso XIII, es un museo señero. El primer director fue Blas Taracena y se creó por empeño personal de José Ramón Mélida, que durante muchos años fue el presidente de la Comisión de Arqueología de Numancia. Me encantará estar y me acercaré a la exposición en cuanto pueda, a mi regreso de Mérida.

El museo es uno de los elementos más importantes que tiene la ciudad de Soria. Cuando yo era joven había pocas opciones: dos cines nada más, el Cine Roma y el Cine Proyecciones, muy pocos balones para jugar al fútbol y estaba el Museo Numantino. Y yo, siendo muy niño, pasaba todos los domingos en el museo y a partir de los 11 años iba todos los días gracias a la presencia, primero, de un grandísmo arqueólogo que era Juan Zozaya y, lyego, de Luis Argente Oliver, que es el hombre que realmente convirtió el Museo Numantino en uno de los museos más importantes de España. 

¿Qué puede suponer para Soria esta efeméride?

El Museo Numantino es un referente en España.En los años que se excavó en Numancia, de 1906 a 1912, el yacimiento fue el centro de Soria y de la arqueología española. Yo creo que reivindicar el Museo Numantino es volver también la mirada sobre Numancia y sobre Soria y confío que sea un revulsivo para que tenga también una incidencia turística y museística.

Exposiciones en el museo soriano como Schulten y el descubrimiento de Numancia, comisariada por la directora del Museo, Marian Arlegui, y usted mismo, o Celtíberos en 2005 deben ser un reclamo cultural a nivel nacional ¿no?

Por supuesto, las exposiciones potentes tienen esa función. Primero tienen una función de tipo cultural  pero también el fomento de la actividad económica y turística. En el caso de Soria, que sirva para el desarrollo de nuestra tierra, claro que sí.La provincia de Soria tiene una enorme relevancia arqueológica, la ha tenido siempre. Hay que recordar que desde el Ateneo de Soria se planteó en los años 20 que incluso a la provincia se le denominara Numancia, porque todo el mundo era consciente de que Numancia es un nombre que resuena en toda la Historia a nivel mundial. Por eso yo creo que es lógico que haya una identificación entre nuestra tierra y Numancia a efecto de captar recursos y de traducirlo, en la medida de lo razonable, en turismo.Pero siempre desde el punto de vista del rigor y sin caer en la parafernalia en torno a la arqueología. Las actividades en torno a la arqueología tienen que partir del rigor científico, de lo que dice la ciencia arqueológica.

¿Se valora en Soria al Museo Numantino tanto como se debería?

Los sorianos somos gente recatada en los elogios hacia nuestros bienes, hacia lo que somos nosotros mismos. Pero yo creo que la directora, Marian Arlegui, está dando un impulso importantísimo al museo con un trabajo excelente. Está convirtiendo al Museo Numantino en lo que nunca debió dejar de ser, uno de los museos de referencia, de los primeros museos arqueológicos que se abrieron en nuestro país y uno de los museos arqueológicos más importantes de España y de Europa. 

Como coordinador de la iniciativa de Numancia 2017, ¿qué valoración hace de este aniversario? ¿Se cumplieron los objetivos?

Eso depende de los objetivos que cada uno se marcara. Yo, como francamente no era muy optimista, tengo que decir que sí cumplí los objetivos. A título personal conseguí que nos devolvieran durante un tiempo las piezas de Schulten para la exposición. Era una cosa muy acariciada por mí desde mi más tierna infancia, desde que era muy jóven, prácticamente desde que empecé a ir de niño al Museo Numantino. Personalmente, me sentí muy satisfecho.  Creo que se hicieron unas cosas muy interesantes, a nivel de colegios se hizo un trabajo muy importante. Y también en Renieblas, en mi opinión. En el Museo Numantino se hicieron una serie de actividades. Como dice mi amigo Peridis, los arqueólogos pertenecemos a la orden mendicante, nunca estamos satisfechos. Y yo, por lo tanto, son un insatisfecho y todo me parece poco. 

Yacimientos como Ambrona y Torralba, ¿deberían recibir un mayor impulso por parte de las administraciones?

Yo creo que Ambrona y Torralba tienen mucho apoyo de la Junta de Castilla yLeón y confío en que sigan teniéndolo. Tienen un equipo extraordinario de científicos al frente del mismo, que son íntimos amigos míos y que trabajan conmigo en África. Son Manuel Santonja, Alfredo Pérez González y Joaquín Parena y Susana Rubio-Jara. Éstos dos últimos son jóvenes que digamos que están heredando científicamente los yacimientos y son gente muy muy preparada y de mi absoluta confianza, se han formado conmigo y son amigos míos.

¿Numancia debe despegar y convertirse en un yacimiento del siglo XXI? 

En Numancia lo que hay que hacer, sobre todo y como he dicho en muchas ocasiones, es poner la vista en los campamentos. A los sorianos nos gusta siempre pensar que somos descendientes de los celtíberos, pero no es esa la realidad. La realidad es que Numancia si no fuera por los romanos no habría pasado a la historia. Esos 20 años de enfrentamiento permanente con los romanos colocan a Numancia en el mundo de la Historia Antigua, en una página extraordinaria de la Historia, no española sino universal. Desde ese punto de vista yo contemplo a Numancia como todo un sitio arqueológico, un paisaje arqueológico que incluye a los campamentos. Para mí, tanto los campamentos de Renieblas como los siete campamentos de Escipión son tan importantes como la propia ciudad de Numancia. 

Este verano ha regresado a las excavaciones de Olduvai Gorge, en Tanzania, denominadas como Cuna de la Humanidad por la Unesco tras haberse hallado allí los primeros restos humanos de la clasficación de homo. ¿Qué supone para usted dirigir un proyecto sobre la evolución humana allí?

Estamos aproximadamente un mes, de 15 de junio a 15 de julio. Sobre el lugar, para alguien de mi generación participar en el proyecto de Olduvai tiene dos componentes. Uno es el estrictamente científico porque en Olduvai Gorge es donde están, sobre todo en el lecho 1,  las primeras manifestaciones del que fue el primer comportamiento específicamente humano y es el lugar donde descubrimos lo que distingue a los primeros homo habilis del resto de los antecesores, porque es la primera vez que estamos entre los humanos y somos capaces de fabricar herramientas. Y tiene también un componente mítico, que me emociona mucho, porque son los yacimientos más importantes en términos historiográficos y es un sueño. Yo, con toda franqueza, la primera vez que llegué a Olduvai se me saltaron las lágrimas porque recordaba mis primeras lecturas de los científicos Louis y Mary Leakey hablando de cómo descubrieron las primeras herramientas humanas, de cómo descubrieron los primeros restos de homo habilis… Hay un componente mítico que me emociona, es una mezcla de sensaciones, de las respuestas a muchas preguntas e intereses a nivel cienfítico pero también es un complemento en términos emotivos, pasionales… Los arqueólgos de mi generación vivimos la arqueología con un componente pasional muy importante y me satisface y me llena mucho desde ese punto de vista. 

¿Cómo se avanza en las excavaciones en este enclave tan relevante a nivel mundial?

El equipo que dirijo junto a Manuel Domínguez-Rodrigo, catedrático de la Universidad Complutense de Madrid, y ambos directores del Instituto de la Evolución en África, trabaja en los lechos inferiores de Olduvai, es decir, los más antiguos, el lecho 1 y el lecho 2. En concreto, en el lecho 1 hemos descubierto yacimientos muy relevantes que nunca se habían descubierto desde 1963. Es muy emocionante porque es la mejor ventana al pasado, al origen del comportamiento humano que existe en todo el planeta. Hemos descubierto cuatro yacimientos nuevos en el lecho 1, en el nivel 22 de Olduvai, que son de relevancia mundial.

Olduvai es una fuente de conocimientos inagotable, ¿continuará allí por mucho tiempo?

Trabajamos allí desde el año 2006. Es un proyecto intranacional pero de liderazgo hispanotanzano, que dirigimos Manuel Domínguez-Rodrigo, Audax Mbulla, catedrátido de la Universidad de y yo mismo y esperamos que nos saquen de allí con las botas puestas.

Que dos españoles dirijan allí un proyecto y las excavaciones, ¿pone de manifiesto el nivel del país en esta área científica?

Sí, pero no solo es prestigio de la ciencia y la arqueología española en el campo de la evolución humana. Es mucho más, tiene un componente enorme y relevancia en prestigio internacional de nuestro país en todos los ámbitos. Allí solo han trabajado, esencialmente, países como Estados Unidos y algunos británicos, franceses… En la falla del río solo trabajan los países de máximo peso internacional. Que los españoles estemos donde está lo más importante del mundo da mucho prestigio, no solo desde el punto de vista científico, sino desde el punto de vista de la posición geoestratégica a nivel mundial. 

Los museos que giran en torno a la arqueología están cobrando un auge en los últimos años. ¿Qué explicación puede tener?

Esto tiene una explicación muy fácil. En las sociedades opulentas donde están resueltas las necesidades más básicas de alimentación y seguridad, la gente piensa en llenar sus capacidades intelectuales. La información sobre el pasado es algo inherente a todos nosotros y singularmente todo lo que tiene que ver con la evolución humana. No conozco a nadie que no le interese saber de donde venimos. En buena medida también para saber quiénes somos y en última instancia para saber a dónde vamos.

Ahora se encuentra en las excavaciones de Pinilla del Valle, Madrid. ¿En qué trabajan allí? 

Es un proyecto muy importante, donde se encuentra el Parque Arqueológico del Valle de los Neandertales, un conjunto de yacimientos que dirijo junto a Juan Luis Arsuaga. Ahora mismo Pinilla del Valle es, sin duda, el yacimiento más atractivo de la investigación sobre el mundo de los Neandertales porque es donde hemos localizado las manifestaciones más rotundas de la gran capacidad simbólica que tenían los Neandertales, una especie a la que algunos todavía siguen negándole el pan y la sal de la capacidad simbólica. Esta semana precisamente he dado una conferencia en Mérida, inaugurando el ciclo del Instituto de Arqueología, sobre este aspecto de los Neandertales.

¿Qué ha supuesto Atapuerca, un referente en Castilla yLeón y a nivel nacional, en los avances de la investigación? 

Yo tengo que decir que, como fue el primer director general de Patrimonio Histórico de la Junta de Castilla y León, tuve el privilegio de dar la primera subvención de la administración regional a Atapuerca. Aquello, más que por tener un gran olfato arqueológico, fue porque creía muchísimo en la persona que lideraba por aquel entonces Atapuerca, que era Emiliano Aguirre. Él tenía mucha relación con Soria, más que con Burgos, porque había trabajado en algunos yacimientos como Layna, pero sobre todo en Torralba y Ambrona, y por eso yo le conocía desde muy joven. Es más, como director de la revista Arqueología, acababa de publicar un artículo un par de meses antes de que yo fuera director general por lo que para mí era el gran padre de la pelontopografía española y lo sigue siendo. Tuve ese privilegio de tener en mis manos la posibilidad de dar la primera subvención a Atapuerca. Ycreo que fue una buena apuesta, es evidente. Atapuerca, lo mismo que sucedió en su momento con Numancia y Soria, es más conocida a nivel mundial que Burgos como Numancia es más conocida que Soria. Por eso existe una equiparación así.

¿Cómo explicaría la investigación en el apasionante campo de la evolución humana? 

Es una pregunta muy amplia. A mí, a título personal, hay dos aspectos que me interesan mucho. Uno es el origen del comportamiento humano y yo estoy trabajando en el lecho 1, el más antiguo, de la garganta del río Olduvai, en Tanzania, y lo que busco son las primeras manifestaciones del comportamiento humano, es decir, de lo que nos define como humanos frente al resto del grupo de los primates. Esa es la faceta que más me interesa. Luego, en Europa, me interesan muchísimo dos cuestiones: una relativa a los primeros Neandertales, cómo evoluciona el homo heidelbergensis a homo neanderthalensis, qué manifestaciones culturales tienen, las relaciones entre el final del achelense y el comienzo del utillaje. Y, por último, me interesa muchísimo el origen del arte. Son los tres temas que a mí más me apasionan. 

¿Hay alguna lectura recomendada para sabes más del tema de la evolución humana? 

Sobre todo, tiene que ser científica. Puede ser científico riguroso, pero escrito de manera amena. Yo siempre aconsejo que se lea mucha historiografía, sobre el proceso de los descubrimientos. Por ejemplo, a mí me marcó mucho un libro que leí en 1975 de Emiliano Aguirre titulado El origen del hombre y me marcó mucho otro libro que leí el mismo año de Louis Leakey que se llama Hacia el descubrimiento del origel del hombre. Después de esto, el libro más importante que se ha publicado es un libro que hizo mi amigo Donald Johanson, el descubridor de Lucy, titulado Nuestro primer antepasado y que se editó en castellano en 1982. Yo hice una reflexión de ese libro. 

¿Tiene Enrique Baquedano muchos frentes abiertos en la actualidad? 

Sí, la verdad es que tengo muchos frentes abiertos. Mucha gente me pregunta cómo con mis días que solo tienen 24 horas puedo llegar a tanto y es que yo esto mío no lo considero trabajo. He conseguido que mi vocación sea mi manera de divertirme en la vida, soy un hedonista que se vuelve loco con lo que hace y no he encontrado nunca nada tan ameno y tan placentero que dedicarme a la arqueología. Me vuelve loco y por eso lo hago.

Es una profesión que atrae, pero también tendrá sus dificultades... 

Es una pregunta complicada de responder. Estos días he recibido en Pinilla del Valle a un grupo de personas que eran militares de alta graduación en la reserva activa y les explicaba que me encanta mostrar la arqueología a las mayores y que la inversión está sobre todo en los jóvenes. Una cosa es que los jóvenes tengan buena información sobre lo que sucedió en el pasado y otra es que se dediquen profesionalmente a la arqueología. Yo creo que el mundo de la arqueología tiene un cupo donde solo pueden entrar los mejores y los que tengan mucha pasión y que estén dispuestos a aguantar carros y carretas, porque si no es muy difícil construirse un futuro en este mundo tan complicado a veces. 

Todo el mundo debe tener el acceso a los bienes de la cultura y a los bienes patrimoniales arqueológicos pero dedicarse profesionalmente a ello solo se lo aconsejaría a quien esté dispuesto a soportar todas las dificultades habidas y por haber porque las cosas no están fáciles, no han estado nunca fáciles para los arqueólogos… Es verdad que en determinadas épocas, como finales de los 80, llegó la arqueología preventiva, que se realiza previamente a las construcciones urbanísticas de grandes infraestructuras, pero no es fácil dedicarse a la arqueología. 

A veces en esto soy de un realismo cruel pero a la gente hay que contarle la verdad. Este mundo tiene a veces cosas extraordinarias y también cosas muy negativas. La arqueología preventiva, por ejemplo, es muy dura y hay que trabajar a veces en condiciones inhumanas y a veces incluso haciendo una intersección de mala calidad. Los arqueólogos necesitamos, sobre todo, para hacer el trabajo bien hecho, serenidad y tranquilidad, hacerlo despacio, meditando mucho… Y en arquelogía preventiva eso no siempre es fácil y la arqueología profesional es un mundo muy difícil.