Covid Residencias, hoja de ruta para la desescalada

EDS
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Tras semanas de trabajo sin resuello de los médicos y enfermeros de este grupo, ahora orientan en las fases de desconfinamiento

Covid Residencias, hoja de ruta para la desescalada - Foto: Eugenio Gutierrez M

«En las semanas más duras de la infección por este virus tan inesperado entrábamos a las residencias, encontrábamos personas con los ojos cansados y perdidos, atónitas… ¿Quiénes sois?», nos preguntaban; del equipo Covid-Residencias, respondíamos; «¿y eso qué es? Explicábamos que veníamos del hospital a ayudar en lo que pudiéramos… ellos abrían los ojos y nos contestaban: Sí, sí, por aquí, nos decían. Nosotros valorábamos la situación sobre la marcha, mirando aquí y allá, a veces sin saber por dónde empezar, no parábamos, nos mirábamos y rápidamente comenzábamos a organizar». Así comienza la carta dirigida a las familias de los usuarios de las residencias de mayores de Soria, esos «héroes sufridores en un silencio amargo», que hace unos días hicieron pública Ana Fernández, enfermera, Jana Dubrava y María Martín, médicos residentes de Medicina de Familia, tres de los seis miembros del equipo COVID Residencias, creado en Soria el pasado 24 de marzo para prestar apoyo a los profesionales de los centros geriátricos y a los de Atención Primaria.

paso adelante. Ana Fernández Araque es una de las decenas de sanitarios que dio un paso al frente para atajar lo que parecía imparable: la expansión del SARS-CoV-2. Es profesora en la Facultad de Enfermería (decana durante 15 años, hasta el pasado septiembre) y esa es su actividad profesional habitual. Urgían manos curativas y se incorporó el equipo COVID Residencias conformado por un médico adjunto, dos facultativos residentes de último año y tres enfermeros (en principio eran dos). Aunque la presión ha descendido, el grupo continúa operativo, desplazándose a los geriátricos y atendiendo consultas telefónicas. Y aunque la intención del área de Atención Primaria de la Gerencia de Asistencia Sanitaria de Soria (GASSO) es establecer desde junio un protocolo de actuación específico dirigido para centros de mayores, durante un tiempo seguirá COVID Residencias. 

Después de las semanas duras, en las que decenas de residencias estaban desbordadas por la «avalancha» de positivos en COVID, no solo entre los ancianos, también en las plantillas, lo que obligó a numerosas  bajas, las residencias encaran también su particular fase 0, su desescalada, y en este periodo de trabajo más sosegado, el equipo COVID Residencias está siendo clave, como lo fue en la etapa crítica.

«Los casos con síntomas COVID se han reducido notablemente y ahora lo que hacemos es cribar en todas la residencia a los pacientes que pueden ser COVID asintomáticos, pacientes no COVID y los que sí tienen síntomas. Así, los no contagiados no están aislados en sus habitaciones y pueden ir saliendo al comedor, a las actividades de fisioterapia, de terapia ocupacional... Hacemos nosotros la valoración, que establecemos con métodos diagnósticos -PCR o test rápidos- y vemos los que pueden salir y los que no», resume Fernández.

En este sentido, la enfermera recuerda que durante semanas el grupo COVID Residencias ha apoyado a los centros de la tercera edad, ya que algunos no cuentan con personal sanitario integrado en sus plantillas o ha estado de baja laboral. «Necesitaban una ayuda importante», puntualiza Fernández. De esta forma, los médicos y enfermeras de COVID Residencias trabajaron para «contener y atender de la mejor manera posible» a estos enfermos «para que no se colapsara el hospital» en aquellos momentos.

«Prestábamos los mismos cuidados, pero en las residencias. Íbamos con el material, con los fármacos, todo igual. Los médicos del hospital y nosotros los valorábamos en las residencias. Esta fase fue la más dura, cuando más estresados estaban los profesionales de los centros y, emocionalmente, más afectados. Poco a poco fue mejorando la situación, fueron derivados al hospital aquellos residentes que lo requieren por sus patologías», aclara.

Así las cosas, la enfermera pone el acento en que lo «más complicado», tanto en los días de más apogeo de los contagios como en esta particular desescalada de las residencias, son los condicionantes arquitectónicos de los centros residenciales y la formación del personal. En el primer lugar, algunos edificios no estaban preparados para la zonificación [áreas ‘limpia’ y ‘sucia’], con el añadido de la escasez de personal por las bajas laborales derivadas del contagio. «Ha habido pacientes que estaban muy malitos, graves, que hemos tenido que asistir en las residencias. Fue especialmente duro en la última semana de marzo y en las primeras de abril», matiza. Y, en segundo lugar, pone de relieve la formación impartida a los trabajadores de las residencias, tanto en el manejo de los EPIs (equipos de protección individual) como de las constantes más relevantes (temperatura y saturación) para determinar un posible COVID o el estado de un paciente y comunicarlo al médico de Primaria o a COVID Residencias.

Asimismo, Ana Fernández hace hincapié en que los usuarios de los centros de mayores son «muy vulnerables» al aislamiento, porque pueden perder la noción del tiempo, el apetito porque sus familias no les visitan por lo que «se deprimen» y sus patologías psíquicas y físicas «se agravan». «Por eso es importante desaislarlos cuanto antes», insiste.

La enfermera añade que en residencias donde estaban todos contagiados o todos negativos en COVID-19 ha sido «mejor para ellos» porque se veían más; sin embargo, en las que ha habido que zonificar, «no han podido salir absolutamente nada». 

De este modo, en instalaciones como las de Arcos de Jalón y San Pedro Manrique que no han contado con positivos en SARS-CoV-2 el desconfinamiento parcial ya está más avanzado. «Y hay que tener en cuenta los edificios que no tienen nada de jardín o de patio para recuperarse del aislamiento», añade.

atención sociosanitaria. Por la experiencia vivida, Ana Fernández destaca que, a corto plazo, debe establecerse una estructura diferente y coordinada entre Sanidad y Servicios Sociales de cara a las residencias de la tercera edad.

«Creo que es importante que en Zonas Básicas de Salud donde tienen muchas residencias exista alguna estructura que las atienda y dé una cobertura sociosanitaria. Tienen que ofrecer una atención diferente. Hay que integrar más medicina y enfermería, por qué no, en los servicios sociales. Creo que son centros sociosanitarios, pero lo social va por un lado y lo social por otro», considera.

En este punto, sí diferencia entre, por ejemplo, la residencia de Los Royales, que al ser pública y estar gestionada por la Junta de Castilla y León, cuenta con una integración de lo sanitario y lo social más evidente, y los centros geriátricos privados. «Y veo que hay una ventaja en las residencias que tienen sanitarios, pero es cierto que, por el número de residentes, no todas están obligadas», matiza. Por ello, opina que igual no puede organizarse un equipo socio-sanitario para una sola residencia, pero puede tener carácter provincial o por zonas básicas de salud.

en las aulas. Sin duda, la pandemia del coronavirus marcará un antes y un después en los estudios vinculados con las ciencias de la salud. Lo aprendido en estas nueve semanas, el largo camino que queda por andar en los próximos meses para conocer en profundidad al SARS-CoV-2 y ponerle coto a su virulencia, irrumpirá en las aulas de aquellos estudiantes que quieran dedicarse a salvar vidas y a mejorar la salud de los demás. En breve, Ana Fernández Araque volverá a su actividad principal, la docencia universitaria en la Facultad de Enfermería de Soria, y admite que, teniendo en cuenta que esta crisis sanitaria no tiene precedentes, es conveniente incidir en una visión psicosocial en los futuros enfermeros. 

«Hay que hacer hincapié en la atención emocional, ese es uno de los puntos fuertes que hay que trabajar con los estudiantes. Yo precisamente imparto la asignatura de Ciencias Psicosociales y ya lo hacemos mucho: el paciente no es solamente un conjunto de síntomas, si no que es una persona que hay que atenderla de forma integral. Igual se está quejando por algo, por un dolor, y realmente lo que está es pidiendo ayuda. Hay que ir más allá, no son solo las mediciones físicas, los síntomas, hay que abundar en el estado mental y emocional de los pacientes», sostiene. Los futuros sanitarios tendrán que estar prevenidos para encarar situaciones extremas como las de esta pandemia.

Agradecimiento. Ha sido una tarea dura, intensa, triste. Sobre todo, al principio, cuando aterrizaba el equipo COVID Residencias y en los centros no sabían por qué iban, si les iban a culpar por no hacerlo bien. Sensaciones encontradas que duraban unos instantes, hasta que responsables, cuidadores y usuarios de los geriátricos comprobaban que estos médicos y enfermeras llegaban para ayudar. «Nos veían con el EPI hasta arriba, no era fácil... El primer día contábamos lo que íbamos a hacer, qué podíamos ofrecerles y, sobre todo, hacíamos muchas preguntas para conocer cómo estaba la residencia.. Cuando veían que no íbamos a fiscalizar nada, porque nuestro objetivo no ha sido ese, ya nos miraban con otros ojos. Es comprensible, más en residencias que tenían un cuidador o dos, porque estaban casi todos de baja», resume.

Por todo ello, para Ana Fernández  Araque lo mejor ha sido el «agradecimiento». El recibido y el ofrecido. De y a las cuidadoras de estos centros, que han sido unas «valientes». De y a los residentes, unos «luchadores» que han aguantado la peor cara de esta pandemia con una paciencia infinita. « Y, por encima, de todo agradecimiento a los compañeros del equipo por la forma de trabajar en estas condiciones, con gente que nunca da problemas, que facilita, que intenta hacerlo lo mejor posible», expresa.

Para terminar, otro extracto de la carta de «tres sanitarias de Soria que han hecho su trabajo como cientos de sanitarios» en todo el país, en todo el mundo: «Nuestros mayores en esta provincia no han estado solos, han tenido atención sanitaria, han tenido atención de sus pocas cuidadoras. Es cierto que en algunos momentos ver su soledad por el confinamiento y el aislamiento nos ha producido un pellizco en el corazón, pero cuando hemos estado con ellos y lo que hemos visto de sus cuidados, se nos llenaba el alma. No os imagináis las palabras y la preocupación que mostraban por ellos, por nuestros mayores».