La mentira es delito

Ana I. Pérez Marina
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La intención de cobrar un seguro suele estar detrás de la mayoría de las denuncias falsas que llegan a la Guardia Civil y a la Policía Nacional

La mentira es delito - Foto: Javier Ródenas Pipó

No es lo habitual, es más bien esporádico o testimonial, pero de vez en cuando a las manos de los agentes de la Policía Nacional y de la Guardia Civil llegan denuncias falsas. O mejor dicho, simulaciones de delito que, en sí mismas, se convierten en un hecho delictivo. A primeros de este mes, la Guardia Civil detuvo a una persona por falsear la sustracción de su teléfono móvil y cobrar después una indemnización del seguro, por lo que en este caso, además del delito de simulación de delito, se le imputa estafa. Esta persona se presentó en el cuartel de la Guardia Civil de San Esteban de Gormaz el 30 de junio para denunciar que dos días antes le robaron el terminal en un establecimiento público. El equipo ROCA de la Comandancia de la Guardia Civil de Soria tuvo conocimiento del presunto robo, comprobó que no se había cometido y que el objetivo fue cobrar 200 euros del seguro. 

Es un caso concreto, pero responde, más o menos, al modus operandi más reconocible de las simulaciones de delito que llegan a la Comisaría de la Policía Nacional y a las dependencias de la Benemérita. No son frecuentes, pero en Soria también se producen.

«Hay varias formas de detectarlo. Normalmente, cuando una persona viene a presentar una denuncia sabiendo que ese delito no se ha cometido hay una serie de indicadores que señalan que esa denuncia no es del todo cierta», explica el capitán de la Policía Judicial de la Guardia Civil de Soria, Isaías Galache.

La mentira es delitoLa mentira es delito - Foto: Eugenio Gutierrez Martinez.La forma en cómo sucede el robo, la descripción de los hechos y los detalles aportados por el denunciante dan pie a sospechar de la veracidad del delito. «El lugar, el momento, si había o no testigos, cómo era el presunto autor del robo... si no se ha llegado a cometer el delito es todo mucho más genérico: me han robado en la calle, estaba solo, no recuerdo la hora, no he podido ver al autor y me han quitado el móvil. Esto es lo que nos permite sospechar, inicialmente, que estamos ante una denuncia falsa», ejemplifica el capitán Galache.

Todos esos elementos de prueba en una denuncia real son más exactos y la víctima no entra en contradicción de una forma tan evidente. Los robos de teléfonos móviles, sobre todo sin son de alta gama, y los tirones de bolsos, supuestamente nada más salir del banco con una  jugosa cantidad de dinero, suelen ser objeto de estas falacias.

En cualquier caso, las sospechas  de que el delito no es tal tienen que transformarse en pruebas y hay que demostrar que no es cierto. El círculo se completa con las compañías telefónicas, a las que se solicita si se ha dado de baja el teléfono sustraído, si se sigue utilizando, se recurre al geolocalizador... y si la empresa confirma que el terminal ha estado en uso, puede confirmarse que se trata de una simulación delito y se pone a disposición de la autoridad judicial al autor de la farsa.

El mismo procedimiento se sigue con entidades bancarias si lo que se denuncia es el robo de un bolso o de una cartera con una suma importante de dinero, además de recurrir, asimismo, a testigos y grabaciones de cámaras de videovigilancia si los hechos dicen haberse producido en la calle o en un local público.

El capitán Isaías Galache recuerda un caso que se produjo el año pasado, en la zona de Arcos de Jalón, cuando la trabajadora de un bar denunció robos en máquinas recreativas y «se pudo demostrar» que no se había producido sustracción alguna, entre otras cuestiones porque las ‘tragaperras’ no estaban forzadas y la denunciante incurrió en varias contradicciones en su declaración. En consecuencia, se le imputó un delito de simulación de delito.

filtros. Desde la Comisaría de la Policía Nacional explican, igualmente, que las falsas denuncias son aisladas. Julio López, agente del grupo primero de la Policía Judicial, explica que suelen ser móviles de alta gama que están asegurados, ya que, algunas compañías no responden con indemnización si el robo no se ha producido con violencia, es decir, si ha sido un hurto por descuido y mucho menos si se ha perdido el teléfono. Con lo cual algunos denunciantes pergeñan un relato delictivo que, generalmente, no se sostiene. El «primer filtro» ya lo pasan en el mismo momento de interponer la denuncia y cuando existe una sospecha pasa a la Policía Judicial, que tiene que demostrar que es una simulación.

Desde hace unos meses, la Policía Nacional dispone del programa Veripol, que les sirve para «reforzar» en la creencia de que la denuncia es mentira. «Es una buena herramienta, pero no tiene carácter probatorio, ni se puede utilizar judicialmente, aunque un porcentaje muy ajustado, de un 99,2%», subraya. Solo sirve para robos con violencia y hurtos.

En este sentido, el policía pone el acento en que «lo fundamental» es la «experiencia profesional» y todas las gestiones que se realizan posteriormente, con las compañías de telefonía o los bancos, por ejemplo, para demostrar que no ha tenido lugar el delito denunciado.

«Generalmente, la construcción de los hechos», coincide el agente López con el capitán Galache, «suele ser muy vaga, con incoherencias, y solo se preocupan del valor de lo sustraído, lo demás les resulta periférico, solo es la pertenencia».

Cuando se comprueba que es una simulación de delito, se cita al autor del mismo y «algunos lo reconocen» y otros se empecinan y, aunque les presenten pruebas sobre la falsedad, llegan hasta el juzgado.

«En Soria no se abusa de estas denuncias falsas», advierte Julio López.  Rememora un caso del verano pasado de un falso robo de un establecimiento de la capital y también algunas denuncias de supuestos cargos fraudulentos realizados a cuenta a través de internet, que después se demuestra que la empresa tiene ese número de tarjeta como aval para garantizar el pago de plazos o cuotas.