Cuando el arte queda en familia

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Javier Arribas y Carmen Pérez Aznar, sobrino y tía que comparten estudio, exponen por primera vez justos en el Palacio de la Audiencia y anuncian que no será la última vez

Cuando el arte queda en familia

Llevan compartiendo estudio en el barrio del Calaverón de la capital soriana desde hace 20 años y, a la par, admirando su trabajo mutuamente con la cercanía que da ser familia, y a pesar de pertenecer a generaciones artísticas distintas. Para Javier Arribas, Carmen Pérez Aznar es su tía, pero también una importante referencia y «una guía» en su andadura artística desde que comenzó. Para ella el paso de los años no ha hecho sino confirmar lo que ya intuía de su sobrino desde que era pequeño: «que tenía madera de artista». Ambos son los primeros en ver el trabajo del otro, son a la vez consejeros y críticos de sus respectivas obras hasta el punto de que, asegura Carmen Pérez Aznar, ambos han crecido como artistas apoyados el uno en el otro a pesar de tener estilos muy diferentes; intereses, técnicas y miradas distintas. 

Precisamente por ello, 'Dos miradas' es el título global que han elegido para la que es su primera exposición juntos y que puede verse hasta el 20 de noviembre en el Centro Cultural Palacio de la Audiencia. Aunque habían coincidido en algunas muestras colectivas, tras dos décadas compartiendo estudio y trayectoria similar (ambos son profesores de dibujo en instituto, aunque Carmen está ya jubilada), ambos, aseguran, había llegado el momento de exponer juntos. 

Sin embargo podría decirse que la que  hasta el próximo 20 de octubre se podrá ver en las salas A y B del Centro Cultural Palacio de la Audiencia no ha sido una exposición 'premeditada'. «Hasta el último mes no sabíamos si íbamos a hacer la exposición o no», comenta Javier Arribas. La pandemia de coronavirus ya había puesto freno a la cita anteriormente en busca de un tiempo «más adecuado».

Pero llegado éste, y a pesar de las diferencias estilísticas entre ambos, las obras parecen dialogar entre ellas como lo harían en el estudio. 'El cerezo japonés' es el colorido homenaje de Carmen Pérez Aznar a uno de sus árboles favoritos del parque de La Dehesa que «florece de vez en cuando. Es una belleza», señala. 'Paisaje interior' es la propuesta de Javier Arribas, casi una veintena de obras creadas al óleo y al spray de gran tamaño y colorido.

complementos. Los diferentes formatos (grandes en el caso de 'Paisaje interior', pequeños y más manejables en el de 'El cerezo japonés) se complementan en esta muestra de la que ambos han quedado muy contentos. No tanto en ventas, reconoce Arribas, que tiene una importante cartera de clientes en Barcelona, como en la posibilidad de  ofrecer este esperado encuentro artístico especialmente de cara a «amigos y familiares». 

Pese a que Carmen define el arte de su sobrino como «una historia más abstracto» y el suyo propio como algo más «figurativo», en la diferencia ambos estilos tienen mucho que decirse. De hecho, insiste, cuando Javier le dice eso de: «Tía, esto no me cuadra», ella siempre sabe que tiene razón. En el fondo, asegura, ambos van aprendiendo e influyéndose mutuamente y si de algo se siente orgullosa es de que su sobrino haya seguido sus pasos en el mundo del arte, pero con su propia voz. «Yo creo que hizo la carrera de Bellas Artes porque la hice yo. La verdad es que yo le animaba mucho», comenta con cariño y no pocas dosis de admiración. «Siempre estaba pendiente de su evolución, porque vi que es una artista valioso... Es un gran pintor, pero también un fotógrafo y un escultor excelente. Y no lo digo porque sea mi sobrino», añade entre risas.

Y con el mismo cariño, habla Javier Arribas de su tía, de lo mucho que significó en sus inicios: «Es la que me ha estado guiando», apunta.

Aunque, Carmen asegura salir ganando. «Yo tengo la ventaja de que me hace todas las fotos para los catálogos. Y me las hace preciosas», señala con gracia. 

Con la pandemia de coronavirus el tiempo que pasaban juntos en el estudio del barrio del Calaverón se ha reducido, pero no las ganas de seguir haciendo cosas juntos. De hecho, avisa Carmen, esta primera exposición conjunta les ha dejado tan buen sabor de boca que, desde luego, no será la última. Habrá que dejar pasar, eso sí, algo de tiempo. «A Javi y a mí nos pasa un poco lo mismo, después de una exposición, nos quedamos un poco con 'resaca'», concluye.