Bendición de los campos en tiempos de coronavirus

José Antonio Alonso
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El lugar desde donde se bendicen los campos en Serón es el Cerrillo de la Cruz. Se dominan visualmente los cuatro puntos cardinales del término e incluso tierras lejanas

Bendición de los campos en tiempos de coronavirus

Actualmente estamos viviendo una situación que no podíamos imaginar ni en los peores sueños y que está trastocando drásticamente nuestra forma de vivir en sociedad. Una consecuencia de esto es la suspensión de actos y costumbres que se venían celebrando desde tiempos inmemoriales. Un ejemplo, que coincide con estas fechas, es la ceremonia de bendición de los campos que tiene lugar en todos los pueblos de nuestra provincia. He querido dedicar este escrito a la bendición de los campos para que su lectura sirva, de alguna manera, de acompañamiento virtual a este entrañable acto litúrgico al cual este año no podemos asistir de forma presencial.

En mi pueblo, Serón de Nágima, la bendición de los campos tiene lugar por la mañana temprano del Día de la Cruz (Tres de Mayo), segunda fiesta en importancia de la localidad. Según algunas referencias históricas, antiguamente la fecha de la ceremonia era a la salida del sol del día 25 de Abril, festividad de San Marcos.

El lugar desde donde se bendicen los campos en Serón es el conocido como Cerrillo de la Cruz, desde el que se dominan visualmente los cuatro puntos cardinales del término municipal e incluso tierras lejanas como el macizo del Moncayo, las sierras aragonesas de la zona de Calatayud y las tierras alcarreñas de las zonas de Molina de Aragón y Sigüenza. El apelativo ‘de la Cruz’, deriva de que existe una cruz de hierro en su cima conmemorativa de la liturgia de la bendición y que resulta visible desde amplias zonas del término. Antiguamente esa cruz era de madera y tenía el detalle curioso de que en su larguero vertical poseía, en cada uno de sus cuatro lados sendos rebajes en forma también de cruz sobre los que el sacerdote adhería cuatro crucecitas hechas de cera tras las oraciones y plegarias de rigor.

Bendición de los campos en tiempos de coronavirusBendición de los campos en tiempos de coronavirusLa ancestral costumbre de bendición de los campos respondía al deseo de nuestros antepasados labradores de rogar al Cielo para salvaguardar las cosechas, protegiéndolas de las inclemencias meteorológicas como inundaciones, sequías, granizo... Para hacer una descripción de la liturgia empleada en la bendición voy a hacer mías unas palabras escritas por un ilustre personaje nacido en Serón y emigrado a Nicaragua el año 1898. Se trata de Dionisio Martínez Sanz que alcanzó un elevado estatus social y económico en aquel país centroamericano llegando a ser empresario de éxito, explorador de volcanes y cónsul honorario de nuestro país en Managua. Don Dionisio, en uno de sus escritos titulado Recuerdos de mi niñez, rememora, desde la distancia y el tiempo, los detalles de la ceremonia de bendición de los campos tal como él lo recordaba:

«A las horas del amanecer, el Sr. Cura revestido con los mejores ornamentos, acompañado de monaguillos también revestidos, con incensario, hisopo y calderilla de agua bendita, precedidos de estandartes, de altos pendones, de cruz-alta etc, y seguido por todos los habitantes de la localidad, vestidos todos con ropas limpias, aunque sean sin planchar, caminan en perfecto orden en dos filas en procesión al Cerro de la Cruz. Ya en lo alto, el sacerdote canta los salmos y con el hisopo en mano, principiando por oriente, tira agua bendita haca este lado; sigue al sur; después al occidente; a continuación al norte y cierra el círculo señalando el levante, la salida del sol…».

En nuestros días una de las oraciones pronunciadas en la bendición recoge las peticiones de los hombres del campo en los siguientes términos:

«Señor, Padre Nuestro, que mandaste al hombre que guardara y cultivara la tierra, te suplicamos con humildad que nos concedas siempre cosechas abundantes, des fertilidad a nuestros sembrados  y, alejando de nuestros campos la tormenta y el granizo, las semillas puedan germinar con abundancia».

Este año, las generosas lluvias primaverales auguran una buena cosecha. Parafraseando a Fray Luis de León, el campo: «…ya muestra en esperanza un fruto cierto».  Deseamos que sea así y que al año que viene  podamos subir todos al Cerrillo y degustar el ágape posterior en el salón parroquial lo que será indicativo de haber vencido a esta maldita pandemia.